Pantallas interactivas: la tecnología al servicio de la educación
La implementación en la universidad -desde fines de 2019- de herramientas de apoyo a la docencia y a la comunicación como Canvas y Teams permitieron afrontar en modalidad virtual las actividades académicas en el contexto de la pandemia por Covid19 a partir de mediados de marzo de 2020, cuando se suspendieron prácticamente todas las actividades presenciales en la UdeC.
Para agosto de 2020 ya se hacía evidente que existiría la inminente necesidad de implementar la docencia universitaria en modalidad mixta, con alumnos presentes en las aulas y con otros conectados desde sus hogares.
En ese contexto, desde nuestro rol tecnológico en la universidad y en conjunto con las direcciones de Docencia, Desarrollo Estratégico y autoridades académicas, se comenzó a analizar las alternativas tecnológicas existentes, revisando experiencias de otras universidades, especialmente extranjeras, apuntando a que de manera centralizada se pudieran definir los objetivos a cumplir y así poder acotar la búsqueda de las tecnologías que permitieran lograr dichos objetivos.
Con estos “insumos” sobre la mesa, se inició este proceso de búsqueda y revisión de tecnologías y diversas alternativas de proveedores de este tipo de soluciones. Luego de varias reuniones internas, primero en DTI y luego también con las máximas autoridades académicas, se evaluaron estas alternativas y se determinó que la que mejor se adecuaba a las necesidades y objetivos planteados eran las pantallas i3 Technologies.
“Fue una decisión bien colaborativa, no fue solo una decisión técnica, sino que también desde el punto de vista pedagógico, por eso era fundamental la participación de los distintos organismos asociados a docencia”, indica Eduardo Rivera, jefe de la unidad Redes y Soporte, que ha liderado el acompañamiento técnico del proyecto.
En octubre de 2020 se organizaron algunas demos con la empresa proveedora, Opciones, en las que participaron el Vicerrector Carlos von Plessing, directivos de Docencia, decanos, vicedecanos y jefes de carrera. Incluso algunas de ellas se hicieron extensivas a otras universidades e instituciones de educación superior de la zona, como las universidades del Bío Bío y de la Católica de la Santísima Concepción y el DuoC UC, buscando enriquecer la decisión y tener una mirada desde otras realidades.
En dos de estas instancias participó el profesor Guillermo Wells, decano de la facultad de Agronomía. “Una (de las demos) la hice a distancia y en la otra participé de manera presencial. Tuve la oportunidad de trabajar bajo las dos modalidades, como si fuera alumno presencial y remoto. Fue interesante conocer todos los beneficios y potencialidades que traen las pantallas” recuerda el profesor Wells y agrega que “es una tecnología que está a la vanguardia de lo que es el desarrollo de estas clases híbridas. Va a permitir tener los aforos permitidos y conectados a los alumnos que no puedan asistir presencial. El uso de estas pizarras interactivas, que permiten usar los software y plataformas que tenemos va a permitir que sea más fácil hacer estas clases”.
En enero de 2021 se realizó la compra centralizada de 30 pantallas (luego se adquirieron 10 más), destinadas a los 3 campus. “La elección de donde instalarlas se conversó con los decanos de las distintas facultades para decidir cuál era el lugar más adecuado y donde les hacía más sentido, para apoyar las clases que fueran más críticas en esta semipresencialidad”, agrega Rivera.
De esa manera, y luego de consensuar las mejores ubicaciones dependiendo de las necesidades propias de cada facultad y campus, a principios de mayo se iniciamos el trabajo de instalación con un recorrido para verificar las condiciones, ver si era posible instalar las pantallas y determinar qué necesidades adicionales de conexión existían en cada recinto elegido.
Y fue el 17 de mayo que en la facultad de Medicina Veterinaria en Concepción se instaló la primera pantalla interactiva.
“Todas cuentan un sistema de ruedas para su desplazamiento y una base hidráulica para adaptar la altura, entonces la instalación parte por armar esa base y empotrarla a la pantalla. Aparte de eso se deben configurar y conectar a la red. En general hemos preferido hacerlo no en formato inalámbrico, sino que, en formato de cableado, y eso ha significado –en más de un lugar- instalar un punto de red adicional en la sala. Además de eso, es necesario instalar una cámara para que los alumnos que están en la casa puedan ver a sus compañeros y al profesor, y eso significa empotrar la cámara en algún lugar de la sala que permita una visión completa”, detalla Eduardo Rivera.
Ad portas del inicio del segundo semestre, en que se va a comenzar a implementar las clases semipresenciales, la instalación está prácticamente lista: 7 pantallas en Chillán, 3 en los Ángeles y 23 en Concepción, distribuidas en 19 facultades y 4 en aulas centrales. “Faltan en algunas salas esos detalles adicionales de instalación de las cámaras o de puntos de red adicionales. Lo demás está todo listo. Estamos preparados para enfrentar este nuevo escenario de docencia semipresencial”, asegura Rivera.
El profesor Guillermo Wells, decano de Agronomía, asegura que “el tener acceso a estas pantallas va a cambiar el paradigma de cómo hacer clases. A nosotros, que tenemos la carrera en Chillán y Concepción nos puede servir mucho para realizar trabajo a distancia, con profesores que estén en una de las dos ciudades, pero haciendo clases a los alumnos en ambas. Nos permite ahorrar tiempo en traslados. Pero también hay que pensar en que debemos capacitarnos –y mis colegas y yo estamos muy entusiasmados con eso- porque no se trata de usarlas como un simple proyector. Hay que aprender a sacarles el máximo provecho”.
En cuanto a las proyecciones futuras asociadas a la implementación de estas tecnologías, Gustavo Anabalón, director de Tecnologías de Información indica que “esta experiencia permitirá una movilidad continua de nuestros estudiantes, tanto entre lo presencial como lo no presencial. Complementariamente, hacia el futuro nos acerca con grandes pasos a modelos de aprendizaje mixto, donde el crecimiento de la institución no vaya necesariamente aparejado de una exigencia por aumento de espacios físicos”.