"Atmósferas interiores" es el nombre de la exposición de acuarelas que la artista y académica del departamento de Artes Plásticas, Luz María Sánchez, inaugura este viernes en la sala de exposiciones del Campus Santiago UdeC, Quebec 415, Providencia. La muestra, compuesta por 32 acuarelas donde predomina una suerte de paisaje íntimo, libre de figuras, en armonía con los sentimientos, fue realizada entre 2010 y 2011 gracias a un proyecto de Creación Artística de la vicerrectoría de Investigación y Desarrollo y se extiende hasta el 23 de septiembre. El Profesor Emérito y artista plástico Iván Contreras comenta esa exposición.
Son amplias, son luminosas. Aunque sea la naturaleza visible en donde ella sabe ver, no solo exterioridades sino interioridades, quizás el pasado del tiempo que creó superficie, que dio el resultado de planeta en este universo infinito. No es que la pintora buscara lo fácil, la ausencia del árbol, el movimiento quieto del cielo, el quehacer del hombre que modifica o interviene a lo originario, sino un encuentro de ello y el soporte  con la motivación de la tierra y sus colores de tierra de allí en el norte, en el desierto de esas regiones de Chile que, no obstante sus características de nada, de ausencia de elementos nativos a los que estamos acostumbrados, siempre habrá sospecha del hombre.
La tierra tal como es, la arena, la piedra, lo mineral están allí, a un pie de lo abstracto, y descubrí que para apreciar esas acuarelas hay que darse una distancia, creo que se logra armar el asunto desde los tres o cinco metros, los colores ganan su prestancia y las brumas su transparencia.
Entonces, la abstracción en las obras de Luz es algo que está ahí, que nos exige como público introducirnos en el alma de la ejecutora, comprender su momento, ese instante que se proyectará al futuro, que podrá compararse con el oficio acuarelístico de otros de nuestros pintores en esa técnica, si recuerdo a Israel Roa, a Hardy Wistuba o a Ricardo Anwandter... su hacer se distingue por la pureza.
Y claro, es difícil marcar lo distinto por lo escrito en este papel y entonces quisiera verles unos junto a los otros para reconocer qué o cuánta es la diferencia. Es Luz la que marca la variante; con los otros grandes siempre vimos un tema, un gran tema de realidades bien pintado. En ella parece no descansar su expresión en el motivo naturalista sino en el tratado del espacio, de ese formato que escoge, la riqueza textural y colorística, de elementos plásticos y sus significados, pero no la simple entretención en los contenidos formales de un tema complejo.
Con Luz es otra la postura que obliga a ver relaciones entre lo de arriba y lo de abajo, lo de un lado y otro, lo profundo...  entonces, uno como espectador sigue las trayectorias de la artista. Lo que encuentra es “grandiosidad”  que hace distintos a unos de otros, marca fuerte las diferencias y yo quiero que algunos de ellos integren las colecciones de un museo. Como siempre, sueño que la Pinacoteca de la Universidad de Concepción, en donde Luz María Sánchez realizó su gran exposición de este año, debe poner énfasis en ampliar su conjunto de acuarelas nacionales, ahora que todavía es tiempo.
Imagino para Luz proposiciones únicas, como sugerencias  para otras obras, las colinas de Malleco,  de curvas y más curvas, sucesión de lomas y neblinas, de pastos secos en verano, locura de colores en primavera. También el tema de la Cordillera de los Andes con la continuidad de cadenas montañosas, de nieves y rocas o venir a las orillas de aguas y arenas en el mar y su circunvalar el territorio.

Iván Contreras
Profesor Emérito UdeC