Con la participación de 15 investigadores de distintas instituciones del país, este mes se llevó a cabo la 18 campaña del Programa de Cruceros de Investigación Marina en Áreas Remotas (CIMAR), del Comité Oceanográfico Nacional (CONA).
Un total de siete iniciativas, focalizadas en la XI Región, recibieron el apoyo para realizar estudios in situ a bordo del buque Científico Abate Molina, entre ellos un proyecto vinculado al programa  Copas Sur Austral, a cargo del investigador UdeC Leonardo Castro, cuyo objetivo es conocer la dinámica del ictioplancton (huevos y larvas de peces) en la zona que va desde la Boca del Guafo (al sur de Chiloé) hasta el estero Elefantes (próximo a la laguna de San Rafael).
El estudio, que  se inserta en una línea de investigación en desarrollo desde hace 5 años, está centrado en determinar el movimiento de huevos y larvas de peces entre las aguas interiores (cuencas y ríos) y exteriores (la plataforma continental) mediante el uso de ciertos ácidos grasos como biomarcadores.
“Estamos tratando de identificar el origen de los huevos y  larvas que están dentro de los canales como fuera de ellos”, explica Castro. La idea es establecer,  en ambos casos, si el desove se ha producido en el sitio o si la presencia de huevos o larvas obedece a un desplazamiento de un lugar a otro, haciendo un seguimiento de los componentes  presentes en la alimentación de los padres.
“Si los huevos y larvas que están en la zona de canales, son de peces que viven afuera y tienen que existir unos marcadores bioquímicos que son típicos del fitoplancton, de la comida, de los peces adultos que hay afuera”, señala el investigador, aclarando que la composición química del alimento disponible en aguas interiores se expresa de manera diferente en los ácidos grasos, por lo que es posible diferenciar el origen del pez que desova. “Estudiando los ácidos grasos a lo largo de todo el canal podemos determinar si vienen de dentro o de fuera. Por eso tenemos huevos de peces dentro de los fiordos que tienen marcas de plancton de fuera y eso significa que hay un movimiento,que los huevos son transportados por la corriente o que los peces migran de un lugar a otro para poner sus huevos”, indica el académico, especialista en ecología de larvas.
La merluza común, la merluza de cola, la sardina austral y el Maurolicus (un pez pequeño de aguas medias) son parte del estudio que, en definitiva, permitirá definir la dinámica del ictioplancton, identificar áreas de desove y zonas de crecimiento larval. Esto, indica el investigador, aporta antecedentes relevantes a la hora de determinar, por ejemplo, zonas de protección en épocas reproductivas o de  migraciones.
“Lo que hemos visto hasta ahora en la merluza austral es que en invierno el desove ocurre principalmente fuera, pero en primavera hay muchos huevos y larvas que son producidos dentro…no sabemos si ésos son de un grupo de peces que están viviendo dentro o si vienen de fuera; si desovaron antes y luego entraron a los canales…entonces los marcadores lipídicos nos ayudan a conocer el origen de estos peces”.
La relevancia de este estudio, en el caso específico de la merluza austral y de cola, se explica porque la zona de investigación constituye el centro más importante de desove de estas especies que se distribuye desde la X región al sur.  “De hecho, el Instituto de Fomento Pesquero hace todas las prospecciones acústicas de biomasa de estas dos especies en las aguas exteriores de la  XI Región”, cuenta Castro.
Esta investigación se complementa con otro proyecto seleccionado para el crucero y también adscrito al programa Copas Sur Austral, a cargo de José Luis Iriarte, investigador de la Universidad Austral (institución asociada del Centro Copas), sobre la producción primaria en la misma zona.
Calidad de huevos
Esta es la primera vez que el equipo del profesor Castro usa los ácidos grados como marcadores de migraciones. Antes los había utilizado para hacer un seguimiento del alimento consumido por anchovetas.“El fitoplancton, que  produce ciertos marcadores, es comido por copépodos (crustáceos planctónicos marinos)  y que a su vez son comidos por las anchovetas”, precisa pero, como añade, la composición del fitoplancton varía según las condiciones ambientales. Por ejemplo, si se trata de un año frío o cálido, con una presencia más marcada de diatomeas o dinoflagelados, respectivamente, y que se expresan, asimismo, en los ácidos grasos de los huevos.

Esta diferencia en la composición del fitoplancton puede incidir en el futuro de los huevos, “porque algunos ácidos grasos son más importantes para su desarrollo, dependiendo de la especie”.
De este modo, agrega,  los ácidos grasos también son indicadores de la calidad del huevo y se relaciona con sus posibilidades de sobrevida (tasa de eclosión).
“Algunos ácidos grasos podrían inducir  mejor sobrevivencia que otros”. Esto, eventualmente, podría tener un impacto en las tasas de desarrollo larval y luego reclutamiento, es decir, en el ingreso de nuevos individuos a la fracción de la población explotada comercialmente.