A tres años de su última aplicación, los resultados del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (conocido como PISA, por su sigla en inglés) siguen  resonando entre los especialistas en educación, por lo que señalan en torno al dominio de las competencias lectoras (área en la que se centró el examen en 2009) en los jóvenes chilenos.
Aunque Chile aumentó su puntaje promedio respecto de la prueba anterior en la misma área (2000) -logrando situarse en el lugar 44 entre 65 países- la medición mostró que existe un porcentaje importante de estudiantes que no logra alcanzar competencias lectoras  básicas, como dijo la coordinadora Nacional PISA, Ema Lagos, durante un seminario convocado por la facultad de Educación y la seremi del ramo, que reunió a unos 200 profesores.
Ema Lagos explicó que este examen de la Organización de Cooperación para el Desarrollo (OCDE) busca medir competencias en 3 ámbitos (ciencias, matemáticas y lectura) en jóvenes de 15 años, en los países miembros del organismo y naciones invitadas. Se aplica cada 3 años, cada vez con un foco distinto, para medir un área específica que, en cada caso, se representa mayormente en los contenidos de la prueba (2/3 del total).
La importancia de participar en este tipo de pruebas, según Lagos, radica en que a través de ellas no sólo es posible obtener indicadores que permiten compararnos con otros países, sino conocer y llegar a consensos internacionales respecto de lo que los niños deben aprender o dominar.
“En este estudio, la OCDE tiende a medir competencias porque el  mundo ha cambiado muy rápidamente y las habilidades que se van requiriendo para participar en este mundo, sobre todo en  el mercado laboral, son ahora muy distintas a las de antes. Cada vez se necesita menos gente que sea sólo capaz de realizar actividades rutinarias. Esa gente ya no está siendo útil. Hoy se necesita que sean capaces de usar el conocimiento que tienen, darle una vuelta de tuerca y ser capaces de resolver un problema nuevo y ser capaces también de seguir aprendiendo”, señaló.
En el caso de las habilidades lectoras, explicó que lo que se busca son las capacidades de comprensión, uso y reflexión a partir de la información leída, lo que, a su juicio, es de importancia vital, porque quien no tiene esos dominios no es capaz de incorporarse plenamente al mundo y se transforma en un ciudadano en desventaja.
Para Lagos, sin bien hubo una mejora de 40 puntos respecto del examen de 2000 –un aumento que afirma se debe a políticas del país y a la labor de los propios profesores-, el promedio global esconde muchas desigualdades, puesto que confirma lo que desde hace tiempo se evidencia en nuestro país: que quienes provienen de niveles  socioeconómicos altos, obtienen los mejores rendimientos, mientras que los estudiantes de situación menos favorecida muestran resultados menores.
En la distribución por quintiles, el 20% más rico llega a un puntaje promedio de 512, versos 405 del 20% más pobre, pero lo más preocupante para la especialista es que dentro del último grupo más de la mitad no llega al nivel 2 en la prueba; es decir, el mínimo de competencias para tener un desempeño lector básico.
La cifra global llega al 31%  -contra un 48% en 2000-.   “Un tercio de nuestros estudiantes a los 15 años no alcanza las competencias básicas mínimas en lectura que le permitan seguir adelante”, precisó.
Otro aspecto que destacó Lagos es que a pesar del mejor desempeño en la última prueba, aún son muy pocos los estudiantes chilenos que llegan al nivel 5 (el más alto): apenas un 1%, en comparación, por ejemplo a Shangai (que ostenta el primer lugar) donde el porcentaje llega a 14.
“La investigación, la ciencia y la innovación dependen de gente que tenga altas competencias y si no tenemos gente con este nivel en nuestro país no tendremos desarrollo”, dijo.
El seminario, que se ha estado llevando a cabo en distintos puntos del país, tiene por propósito ahondar en el conocimiento de este examen, que será aplicado nuevamente este año, entre agosto y septiembre, ésta vez con el acento puesto en matemáticas.