Si hay algo que puede definir al socio de la Corporación de la Universidad, Guillermo Ascencio, es su admiración por la belleza, algo que –reconoce- disfruta sobre todas las cosas y que ha logrado atrapar a lo largo del tiempo, a través de los varios objetos que conforman sus preciadas colecciones.
En su casa abundan los caracoles, los relojes, los cuadros, los bastones y más. Pero entre sus aficiones la música ha sido, tal vez, una de sus grandes pasiones, devoción que ha querido compartir con otros, cediendo a la Universidad una importante colección de registros de obras de compositores clásicos y óperas.
Esta mañana, adelantando lo que sería una donación post mortem y que ya había establecido por disposición testamentaria, Guillermo Ascencio materializó la entrega de un total de 720 CDs y 540 DVDs, en una inusual celebración de cumpleaños en la que en lugar de recibir regalos, fue él quien los ofreció.
“Más que satisfacer el ego es hermoso poder regalar, poder estar en condiciones de cumplir los dictados del corazón, a pesar de que el corazón no piensa… bueno, con los dictados de la mente. No hay nada más hermoso que crear algún tipo de sentimiento de alegría, de que la gente pueda disfrutar de aquello que yo ya he disfrutado lo suficiente. Más que alegrarme de haberlo tenido, me alegro de poder compartirlo con otras personas”, dijo.
Es una colección que difícilmente podría ser valorizada en términos comerciales porque ante todo –afirma- tiene un alto valor espiritual, que explica como “la satisfacción de haber tenido esos registros y poder compartirlos con otras personas que son adictas a la música clásica y a la ópera, que cada vez se está haciendo más popular”.
Prefiere no hablar de cuánto le tomó recolectar todo ese material, del que ya había donado una parte a la Universidad en noviembre de 2010, en reconocimiento a lo que es su aporte a la ciudad y la región. “Son muchos años, prefiero no recordar, pero puedo decir que llegaron con el tiempo, de a poco”, cuenta, a la vez que explica que en la colección se puede encontrar “un abanico enorme de toda clase de autores”, partiendo por el que ha sido desde siempre su favorito, Mozart; y algunas grabaciones poco frecuentes, como un registro de una ópera de Giuseppe Verdi, que le llegó a través de un amigo. “Es una grabación sorprendente de una ópera desconocida total para mí, pero lo sorprendente es que ahí canta nuestra Verónica Villarroel y lo hace estupendo”.
Dice que esta entrega es también una forma de agradecer lo mucho que le ha dado la vida. “Yo estoy muy agradecido de lo que he podido disponer en la vida y lo he disfrutado mucho y ya está bien que los disfruten otros”.
El rector (s) Ernesto Figueroa valoró esta donación que, a su juicio, más que una muestra de generosidad, es una muestra notable de desprendimiento, poco común en estos tiempos, y destacó que se trata de un material valioso que –dijo- beneficiará a muchas personas.
“La donación de don Guillermo la vemos como un gesto de una persona que se nota que quiere mucho a la Universidad y que es un sentimiento profundo de muchos años –es socio desde 1952- y que se traduce en la entrega de un patrimonio muy querido por él, que son estas colecciones de música clásica y ópera que son parte de su vida”.