Si bien en el escenario actual el litio no representa una cifra importante de retorno de divisas –podría significar un movimiento del orden de los 900 millones de dólares anuales, en comparación con el cobre que en la actualidad involucra 4 mil millones de dólares-, en un escenario futuro su incorporación a la creciente industria de producción de baterías, sobre todo para autos eléctricos, esa realidad puede variar sustantivamente.

Y tendría más potencial aún en un futuro algo más lejano, si se considera la fusión nuclear como forma de generar energía eléctrica.

El litio tiene diferentes usos: se utiliza en la industria farmacéutica, de lubricantes, en la industria de cerámicos, etc., y en las últimas décadas una de sus principales aplicaciones ha sido en la industria de las baterías particularmente las portátiles, por su capacidad de almacenar mayor cantidad de energía en un menor volumen y menor peso.

Después de Bolivia, Chile tiene la reserva más importante de litio a nivel mundial. “Los recursos mundiales deben ser, aproximadamente, 300 millones de toneladas y Chile tiene un 45% de ellos; es decir, 140 millones de toneladas”, dice el académico de Ingeniería Metalúrgica de la UdeC, Eduardo Balladares.

Hoy el litio es considerado un recurso mineral estratégico, condición que se le asignó durante los años 70, en particular por el interés de Estados Unidos para utilizarlo en fusión nuclear. En Chile, al constatarse que existían grandes reservas de ese recurso, se le dio la misma categoría.

“Bajo esa perspectiva, explica Balladares, si uno analiza la situación actual, el litio es hoy sólo un recurso mineral. Sin embargo, si uno piensa a futuro, se le puede ver cada vez un mayor valor como recurso energético. Y esa característica se sitúa en primera línea si se considera su potencial uso como elemento de primera importancia en la fusión nuclear”, sostiene el investigador.

Ante esta importancia estratégica, el académico se manifiesta convencido de que es necesario abrir un gran debate sobre el tema. “Hay que analizar los escenarios futuros posibles, pero en todo caso es claro que habrá una demanda creciente en el mercado en lo que se refiere al uso de vehículos eléctricos e híbridos; por otra parte, probablemente el impulso permanente, aunque a baja velocidad, en investigación en materia de fusión nuclear pueda hacer que, a más largo plazo –por ejemplo 2050-, el litio sea un componente vital para la generación de este tipo de energía”, sostiene.

Bajo costo de explotación

Balladares, junto a Carlos Canales, del departamento de Ingeniería Eléctrica UdeC, y Rodrigo López, de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, trabaja en una investigación con respecto al mercado del litio, su oferta, demanda y proyecciones, planteando distintos escenarios, ya sea con la demanda en la industria de baterías, incorporación a los vehículos, y el tema de la energía nuclear.

A su juicio, la polémica ocurrida actualmente con el litio tiene también un componente político. “Pese a haber tenido modificaciones desde los años 70, la legislación vigente en Chile es la Ley Orgánica Constitucional del año 1982 que decreta el litio como material no concesible, lo que luego fue refrendado por el Código de Minería del año siguiente. En ese contexto, los únicos actores en la explotación del litio son Soquimich y la sociedad chilena de ese recurso”, explica.

Lo que ha sucedido, agrega, es que el gobierno ha aprovechado un recuso legal, de los contratos especiales de operación, que tiene un antecedente bastante cercano ya que fue empleado, durante el gobierno de Michelle Bachelet, para la industria del petróleo.

No obstante, asegura Balladares, los escenarios son bastante distintos. “En el caso de la explotación del petróleo, se requiere mucho capital de riesgo, existe mucha incertidumbre respecto a la inversión. La industria del litio no es así. En el litio, una vez que tienes confirmada la reserva, la tecnología que se necesita para producirla es estándar. Además se sabe dónde están las reservas, esencialmente en la 2º y parte de la 3º Región”, sostiene.

La mayor parte de este recurso mineral está en la forma de salar, bajo el subsuelo. La tecnología, dice Balladares, no tiene mucha complejidad; por lo demás, es la misma que se utiliza en la sociedad chilena del litio o en Soquimich.
“Además, Chile tiene una ventaja: las salmueras del salar de Atacama –de propiedad de Corfo- tienen una característica relacionada con las altas tasas de operación del Norte de Chile. Las concentraciones de litio que generan las salmueras, y la cantidad de días de sol del Salar de Atacama hacen que sea una explotación de muy bajo costo”, sostiene el experto.