Todavía nervioso tras defender su tesis doctoral, se encontraba el jueves pasado Héctor Flores Moraga, Ingeniero Civil Agrícola de la UdeC, quien sorteó con éxito la difícil prueba, con el tema Herramientas de gestión ambiental para la utilización de purines como bio-fertilizantes.
“La verdad es que me siento súper contento. Fue un proceso bastante complejo, con muchas etapas, pero a la vez todas lindas. Entré al doctorado con una mentalidad completamente distinta a la que tengo hoy, y eso es súper gratificante. Me siento orgulloso de lo que he logrado y de mis profesores, que me hicieron cambiar y ver la vida de forma distinta. Considero que soy mucho más responsable, más acucioso en lo que hago y es gracias a ellos. Haber compartido con este grupo humano tan importante fue algo muy valioso. Podría decir que lo mejor fue haber conocido a los profesores José Luis Arumí y Diego Rivera, que son mis ejemplos a seguir”, dice.
Fueron estos mismos docentes los que en medio de los abrazos y aplausos por su aprobación con la calificación de Sobresaliente, por parte de la comisión evaluadora, destacaron la historia de vida de Héctor, quien estudió en un colegio técnico, trabajó como obrero y luego entró a estudiar Ingeniería Civil Agrícola en el campus Chillán de la UdeC, trabajando para mantener a su nueva y creciente familia.
“Me puse a trabajar en una zapatería en esa época y salí como el mejor vendedor, pero fue porque básicamente mientras más zapatos vendía más ganaba”, comenta Héctor entre risas, mientras explica que al poco tiempo se fue a trabajar al Jumbo como reponedor.
“Trabajaba, estudiaba y criaba a una hija, entonces fue un año muy complejo para mí. No desmotivante, pero sí muy complicado. Terminé mi carrera de Ingeniería Civil Agrícola, seguí trabajando y en eso postulé al doctorado y gracias a Dios me salió, aunque lo cierto era que yo estudiaría el doctorado pero tenía que seguir trabajando en el Jumbo igual...¡tenía que mantener a mi familia!. Pero en todo caso acá se portaron súper bien, me gané una beca de estipendio donde me daban un sueldo para mantener a mi familia y además me pagaron el arancel y después, gracias a mis rendimientos, me gané una beca Conicyt y ahí se fueron dando las cosas poco a poco”, recuerda Flores.
Crecimiento profesional
Aunque Héctor reconoce que vivió un periodo complejo, también admite que fue un lapso de gran aprendizaje. “Lo más difícil en todo esa etapa fue compatibilizar los tiempos de estudio, trabajo y familia. Me gustaba mucho salir con los profesores a terreno, todo lo relacionado con la investigación, pero como los demás sabían que me gustaba lo que estaba haciendo, también tenía su comprensión y apoyo. Además, lo bueno es que en mi caso tuve la suerte de tener compañeros de oficina que me enseñaron a tener una mentalidad distinta, que uno no tiene que regirse por la ley del mínimo esfuerzo y eso me ayudó muchísimo, siempre tratando de hacer lo mejor”, señala.
Actualmente Héctor se desempeña como director Regional de Aguas de la Región de Arica y Parinacota. “Llevo un año trabajando en la Dirección General de Aguas de Arica. Me fui con el cargo de jefe de Fiscalización y Medioambiente y a los 3 meses me ascendieron a director Regional de Aguas, cargo en el que ya llevo como 8 meses. Estoy allá con toda mi familia, mi señora y mis dos hijas. Es súper lejos de mi alma mater, de mis amigos y de mis papás, pero contento porque la vida me ha traído muchas sorpresas bonitas. Si te fijas, de reponedor a director es un paso muy importante y eso también me ha servido para saber enfrentar la vida, para saber mandar, para saber cómo empatizar con los problemas de las demás personas, porque yo también la sufrí: yo también vengo de abajo y eso es importante, no sacas nada con ser gerente o director de algo si no sabes como hacer frente a los problemas”, enfatiza.
Doctorado
Luego de sus estudios de pregrado fue el doctorado en Ingeniería Agrícola, con mención en Recursos Hídricos en la Agricultura, el que captó la atención de Héctor. “Es muy polifacético, se pueden aprender muchas cosas, desarrollar investigación y hacer proyectos, y eso fue lo que más me gustó. En el trabajo que presenté, mi idea era entregar a los productores de cerdo herramientas para gestionar sus purines de manera amigable con el medio ambiente; es decir, que tuvieran herramientas fáciles de utilizar y que los servicios evaluadores o fiscalizadores también los avalen. Fue un trabajo que desarrollamos con  recursos Innova y que se trabajó en conjunto con el Centro Eula”, puntualiza Héctor, quien ahora forma parte de los siete titulados a la fecha de este doctorado que imparte la facultad de Ingeniería Agrícola del Campus Chillán.