Figurativo y narrativo, Gonzalo Cienfuegos no parece temerle a poner de manifiesto lo grotesco de la sociedad contemporánea con una visión no exenta de humor, y donde su obsesión por las citas pictóricas le provee de referentes para traspasar su mirada que profundiza en las angustias, miserias y asombros del ser humano.
“El arte tiene que revelar el lado oculto de nuestra realidad, y debe contener los códigos necesarios para poder ser trasmitida hacia los demás a través de la emoción y la inteligencia, como definición de arte: La emoción inteligente”, sostiene el artista, que esta semana inaugura la muestra La cita como pretexto, en la Casa del Arte de la UdeC.
A juicio del autor, esa emoción percibida desde los sentidos se retiene en la memoria y, “procesada racionalmente a través de la inteligencia y la técnica, surge como medio para sacarla hacia fuera, plasmarla sensiblemente sobre un soporte y proponerla como objeto transaccional de emociones ante un espectador receptivo”.
En ese sentido, confiesa que la experiencia del arte le ha permitido buscar en su interior un origen, una raíz, que dé cuenta de “mis características individuales, que producirán lo verdaderamente original del arte. Esto no es lo distinto por lo distinto, si no que -por extensión- cada uno de nosotros es un conjunto de memorias y experiencias acumuladas, que van marcando nuestra psiquis, dejando sus huellas”.
En la exposición que exhibirá en la Casa del Arte, no sólo mostrará obras que tienen como referente grandes pinturas del arte mundial, sino también otras creaciones realizadas en forma paralela –que son parte de su colección privada- y donde, como complemento de su preocupación plástica, investiga otros aspectos de la pintura sobre otra estrategia configuracional, abriendo la mirada no sólo a la cita explícita, sino que también a la implícita.
“La posibilidad de mostrar lo que ha sido mi trabajo de los últimos años en Concepción me permite visualizar un conjunto de obras que muestra mi devoción por la cita en las artes visuales, donde si bien ha sido mi permanente preocupación, hoy la hago más evidente, incluso retomando viejos temas u obras como las meninas de Velázquez o el matrimonio Arnolfini”, dice Cienfuegos.
El artista agrega que le resulta interesante “buscar el origen de mi obsesión por este aspecto del arte en mi propia biografía, en cuanto yo me inicio en esta actividad a partir de un encuentro con una pintura de Van Gogh a mis once años y es desde entonces que me ha fascinado esa impresión del objeto cuadro, de su verdad ontológica dada por la tensión pigmento/soporte y su materialización mágica sobre la tela”.