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Museo Arqueológico UdeC, Patrimonio de la historia regional

Fue  a mediados de los 60, con la donación de un conjunto de piezas pertenecientes a CAP, cuando comenzó la formación de la Colección Arqueológica de la UdeC, coincidiendo con la puesta en marcha de la carrera de Antropología.
Material lítico como pipas, piedras horadadas, hachas de piedras,  puntas de flechas y cerámicas forman esta colección inicial, de unas mil piezas, que más tarde fue acrecentándose con los aportes de los investigadores de la carrera.
También se suman los objetos traídos –en los primeros años de la historia universitaria- desde Isla de Pascua por el doctor Ottmar Wilhelm y una serie de piezas provenientes de la excavación en el sitio Marassi, en Punta Arenas, recogidos durante una misión francesa de arqueología, de la que fue parte la antropóloga-arqueóloga Zulema Seguel, encargada en esos años de las colecciones.
Tras el cierre de la carrera de Antropología, en 1973, la colección vivió un período de abandono, hasta la reinstalación de la especialidad que volvió a retomar el material bajo su alero y que hoy se conserva en el Aula 7 del edificio Salvador Gálvez (El Plato).
Su director, el arqueólogo y especialista en osteo arqueología, Pedro Andrade, cuenta que la colección actual consta de más de 20 mil piezas que incluyen cerámica, joyas mapuche,  vasijas funerarias, instrumentos musicales, puntas de lanzas, abarcando desde el período arcaico tardío (400 al 200 AC) hasta colecciones subactuales (fines del siglo XIX y principios del XX) de la cultura mapuche.
Cerca del 80% de las piezas ha sido recatalogada en 2010 –mucha información se perdió en el período en que la carrera estuvo cerrada, dice Andrade- e ingresada a una base de datos gracias a un proyecto Fondart destinado a poner en valor la colección arqueológica, lo que ha permitido, además, disponer de un sistema mejorado de conservación de los objetos, que en su mayoría fueron rescatados en sitios arqueológicos de la región (Bellavista, Tubul, Arauco, Chome).
Pedro Andrade señala que existe, además, un conjunto de objetos que no ha sido posible catalogar debido a que en el período de la dictadura se perdió su información de contexto. El académico explica que se pueden deducir su pertenencia por sus características, pero no es posible determinar data original ni lugar en que fueron rescatados. Estos objetos –acota- son utilizados para la formación de los estudiantes de Antropología en sus primeros años.
La importancia de esta colección –agrega Andrade- es su carácter patrimonial per se, que es reconocido por la Ley de Monumentos Nacionales: “No es porque sean objetcos antiguos... por el sólo ministerio de la ley son piezas patrimoniales”, explica el académico, quien agrega que sus objetos están a disposición de cualquier investigador interesado.
Y aunque todo lo recogido en las colecciones tienen un alto valor, destaca la muestra de pipas (cerámicas y líticas) que, con cerca de 200 ejemplares,  es –en su opinión- una de las más completas de Chile.
A grandes rasgos y desde la perspectiva cronológica,  las colecciones parten en el período arcaico tardío con objetos asociados a poblaciones de cazadores-recolectores que ocupaban la zona. “No son los más antiguos (de la zona) pero es lo más antiguo representado acá”, explica el académico. Puntas de proyectil (entras las que destacan ejemplares de la cultura Talcahuanense), adornos pectorales de hueso y muestras de tecnología de pesca, como barbas de arpón (eran pueblos especializados en la extracción de recursos del mar, señala Andrade) reflejan este periodo.
Más adelante se sitúa el Complejo Cultural Pitrén (0-800 DC), al que se asocia una serie de objetos cerámicos. Este complejo, señala Andrade, está relacionado a las zonas de valles intermedios y cordillera entre la VIII y IX regiones. Debe su nombre al sitio en que se produjeron los primeros hallazgos y se considera la primera expresión de la alfarería del Biobío.
Le sigue la Cultura El Vergel (situada en Angol y perteneciente al período Intermedio Tardío, del 1.100 al 1.400 DC),  ejemplificada en vasijas funerarias, piezas de cerámica, pipas y puntas de proyectil. Existe, además, una colección histórica mapuche, con objetos de orfebrería, adornos líticos, instrumentos musicales,  aros de metal, tupus, collares de metal y de mostacillas, situados a fines del siglo XIX y principios del siglo XX.
Complementan estas muestras, las colecciones Isla de Pascua (compuesta por estatuas de toromiro, árbol extinto de la Isla) y de restos óseos. También existe una colección de textiles (fracciones y piezas completas) que se resguardan cuidadosamente y que se presume proviene del norte grande.
El arqueólogo indica que son extremadamente delicados, complejos de almacenar y exhibir, porque requieren de un proceso de conservación especializado que es complejo de realizar acá.
Poniendo la colección en esta perspectiva, el académico señala que esta colección ya no es  sólo es un patrimonio regional sino que una parte de la memoria nacional  y, por ello, debiera ser, al igual que el Campanil o el Arco, un símbolo de esta casa de estudios. De este modo, precisa que la exhibición que se prepara para este Domingo 27, Día del Patrimonio Nacional, busca representar la mayor parte de las piezas que existen en la colección.
En paralelo, entre mañana viernes y el martes, y por petición de la Municipalidad de Hualpén, habrá una exposición de parte de la colección en el Centro de Participación Ciudadana  (Océano Artico 4738, en Peñuelas II).
Para que veas las maravillas de esta colección, entra a esta galería de fotos, vía PatrimonioUdeC