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El aporte de la Universidad de Concepción a la ciudad y región

Arnoldo Pacheco Silva
Profesor del Depto. De Ciencias Históricas y Sociales
Premio Municipal de Cs. Sociales de Concepción

Durante el siglo XIX la región se modernizó con la extensión de sus mercados tradicionales, la explotación del carbón, la presencia de inmigrantes extranjeros con sus inversiones y una visión moderna y capitalista de la producción. En Concepción, hacia fines de ese siglo y comienzos del siguiente, la actividad industrial se apreció en el surgimiento de los talleres de fundición, en las fábricas de bebidas, de alimentos, textiles y los diques en Talcahuano. Además, su modernización significó la conexión con la zona central del país mediante el ferrocarril y los puertos importantes de la región.
Al transcurrir la segunda década del siglo XX, momento en que se funda la Universidad de Concepción, la ciudad contaba con unos 75.000 habitantes. Sólo su casco central disponía de alcantarillado, agua potable, gas, electricidad, calles adoquinadas y faroles a gas, teléfono, teatro, cine, bancos, y estaba asistida por un sistema de transporte de tranvías eléctricos, además de coches o carruajes de tracción animal, junto a los primeros automóviles de uso particular.
Era una ciudad conformada por edificios bajos, de poca altura, en que sólo las torres y campanarios de sus iglesias sobresalían sobre los techos de tejas de la mayoría de los edificios existentes. En ellos predominaba un estilo arquitectónico denominado republicano neoclásico, donde el afrancesamiento es evidente, expresión que se va a mantener hasta las primeras décadas del siglo XX, otorgándole -con su carácter señorial- su propia identidad.
Por ser una ciudad pequeña, se advertía la influencia de las principales familias del siglo XIX, que equivalían a una pequeña aristocracia terrateniente. A ese grupo, muy luego, se agregaron las familias de inmigrantes extranjeros y el desarrollo de una pequeña clase media, proveniente de su paso por el Liceo y por sus estudios universitarios en Santiago. De ese entorno emergía una “intelligentzia”, que se reunía y se expresaba en sus diversas organizaciones de carácter profesional. Había una conciencia progresista, enmarcada en una fe en la razón y la ciencia.
Los sectores populares, en tanto, estaban formados por artesanos, obreros y gañanes, cuya parte importante había emigrado atraída por el pago del salario en dinero, proceso que se efectuaba masivamente en las nuevas actividades productivas, especialmente las industriales. Una de las precariedades que más afectaba la vida de los más pobres era la carencia de viviendas que sirvieran para vivir humanamente, considerando que no disponían de los servicios fundamentales para una adecuada vida sanitaria: eran los ranchos, cuartos y conventillos.
La otra inseguridad que también amenazaba la vida de los pobres era la insalubridad, la falta de higiene y, por consecuencia, las enfermedades. Los índices de mortalidad eran realmente muy altos, y por algunos años superaban ampliamente a los de natalidad.
Es en este contexto histórico donde se fundó el 14 de Mayo de 1919 la Universidad de Concepción, abriendo las posibilidades de estudios universitarios para la región, el centro y el sur del país. Se instaló así un foco de desarrollo de ciencias, artes y humanidades, quebrando el aislamiento cultural que tenía esta gran parte del país. La ciudad se constituyó así en la protagonista de su propio desarrollo y crecimiento, al formar en sus primeros cuarenta años sus propios médicos, profesores, abogados, ingenieros, odontólogos y farmacéuticos; y, más tarde, todas las profesiones y científicos que requería la región y el país, en la segunda mitad del siglo XX.
¿Cómo no entender que era imposible el crecimiento de la educación para hacer realidad el aumento de la cobertura, sin la formación de nuevos maestros en todos los niveles y especialidades, así como la formación de abogados, con su aporte indispensable al ordenamiento jurídico de toda la sociedad, en áreas privadas y públicas? ¿Cómo no entender la necesidad indispensable de ingenieros, en todas sus especialidades, en la instalación de la Gran Industria en toda la región, de médicos, odontólogos y farmacéuticos con su aporte a la salud de los habitantes, con sus laboratorios universitarios, antes del desarrollo de la salud privada, para realizar todos los exámenes que requería la población, y de un Hospital Clínico Regional que avanzaba en la modernización de la salud, ayudando a bajar los niveles de mortalidad?
Además, hay algo más global y profundo. Su extensión permanente a la comunidad, su colección de pinturas, las escuelas de verano, su coro, teatro y sinfónica que hacen una simetría perfecta en el crecimiento humano; junto con ello, el desarrollo científico y humanista en todas las áreas del saber humano durante estos 93 años de existencia, mediante la formación de sus profesores en el extranjero, en contacto y estadía en universidades de prestigio internacional, que ayudó a su perfeccionamiento y a la posibilidad de formar más tarde sus propios graduados. Asimismo, sus investigaciones y publicaciones tienen un rango de prestigio e influencia en el país y en el extranjero. Sin todo ello, habría sido imposible el avance cuantitativo y cualitativo de la región, desde la disminución de la pobreza, posibilidades de ascenso social, y a una notable mejoría de todas sus condiciones de vida. La universidad ha estado presente en todo el sentido del desarrollo humano durante todo el siglo XX, base de la segunda modernización de la región y del país.