A un día de conocerse los resultados de la prueba Inicia 2011, las palabras del investigador del Instituto de Estudios de Educación de la Universidad de Ontario (Canadá), Barrie Bennett, cobran validez cuando a propósito del test se ha hablado de la calidad de quienes enseñan a quienes más tarde serán docentes.
Ante un auditorio repleto, afirmó que los profesores necesitan para su formación de profesores que hayan hecho clases.  “Los jugadores de tenis no tienen como entrenador a un profesor que no haya jugado tenis, un técnico eléctrico no tiene como profesor a alguien que no haya sido eléctrico”,  señaló a modo de ejemplo, para decir que no existe ninguna razón para que los docentes no tengan un “coaching”.
Y lo dice desde su experiencia, porque ha realizado clases en universidades y en establecimientos de educación primaria y secundaria, combinando sus vivencias en el aula con investigaciones sobre temas educativos.
El experto en aprendizaje docente y procesos de enseñanza-aprendizaje, ofreció esta mañana una conferencia magistral sobre inteligencia pedagógica –un concepto acuñado por él- que se llevó a cabo en el auditorio UdeC, en una iniciativa conjunta con la Fundación Educacional Arauco.
La conferencia fue abierta por el Vicerrector Académico Ernesto Figueroa y la gerente de la Fundación, Angélica Prats, quienes destacaron la experiencia del investigador y sus aportes a los procesos de cambio en educación en distintos países.
“Nuestra Universidad, fuertemente ligada a la comunidad regional y nacional, hoy se está preparando para concursar en un proyecto del Ministerio de Educación orientado hacia la Formación Inicial de Profesores. Esta tarea seguramente se verá beneficiada con las ideas que hoy nos aporte el Dr. Bennett y estamos seguros que, en un futuro próximo,  se traducirá en una valiosa contribución que la Universidad de Concepción pueda ofrecer a la noble tarea de Fundación Educacional Arauco, cual es la de contribuir a una educación de calidad contra la pobreza”, señaló el vicerrector Figueroa en la oportunidad.
Una profesión compleja
Bennett es enfático cuando advierte que las universidades deben asegurarse de que quienes entrenan a los futuros profesores hayan tenido la experiencia de enseñar en los colegios donde luego se insertarán los profesionales que están formando.
“Yo dicto clases a mis alumnos y hago clases con ellos, y eso es importante porque no sólo porque seas bueno en matemáticas serás un buen profesor de matemática”, precisó.
El investigador señaló que la tarea del profesor no es fácil, porque el contexto  en que se desenvuelve tiene muchas complejidades (la diversidad de alumnos, con diversidad de situaciones y problemas) “y el proceso de enseñanza es complejo, porque estamos tratando de preparar a alumnos para la vida real”.
Para Bennett, aspectos importantes en la tarea del académico son entender de qué manera aprenden los niños y cómo funciona el sistema; el manejo del currículum, tácticas y estrategias, así como la administración  de habilidades y destrezas.
En su exposición también se refirió a la importancia de la enseñanza de los conceptos –que, como dijo, debe abordarse, tal como los padres enseñan a sus niños- y del uso de mapas mentales y diagramas conceptuales como herramienta de aprendizaje para los alumnos.
Asimismo, puso de relieve la importancia del trabajo entre pares en la construcción de conocimientos, citando investigaciones que señalan que cuando las exposiciones del profesor generan pausas para que los estudiantes comenten los contenidos entre sí o generen respuestas compartidas ante una interrogante, los resultados que se observan en las pruebas sobre esa clase son notablemente mejores.
“Los neurólogos dicen que el hablar es crítico para el crecimiento intelectual”, aseveró.
A juicio del experto, un aspecto fundamental en relación a los estudiantes –del nivel que sean, incluso de doctorado- es crear un ambiente seguro y de confianza  para el desarrollo de las actividades en clases, de manera que todos se sientan integrados. Esto implica, por ejemplo cuidar las formas en que el profesor organiza el trabajo en grupo –si se deja a la voluntad de los propios alumnos, es probable que alguien quede solo-,  cómo realiza las preguntas e incluso cómo llamar la atención a aquellos estudiantes que no están atendiendo a la clase.
Son,  para Bennett, manejos que tienen un carácter casi “artístico”, también cruzado por la ética, y que pueden incidir en lo que el llama una suerte de “mercado de valor” del profesor.  “Todo lo que el profesor haga en la clase sube o baja el valor de sus acciones  en el alumno”, por lo que –en su opinión- el docente debe ser responsable y consciente de lo que hace en cada momento.  Esto, agrega, es lo que puede hacer la diferencia entre un profesor cualquiera o el mejor profesor y eso, dijo, sólo es una elección de cada docente.