Conicyt acaba de publica el documento Principales indicadores cienciométricos de la actividad científica chilena 2012. Informe 2014: una mirada a 10 años. Tengo que reconocer que mi primera impresión al leerlo fue confirmatoria, mientras que la segunda fue de agradable sorpresa. Creo que es muy importante que el organismo rector de la ciencia en Chile, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conicyt), dé una mirada extensa y profunda de lo que se está obteniendo con los recursos invertidos cada año. Los datos recogidos en esta tercera versión actualizan el estudio del año 2013 y contiene indicadores hasta el año 2012. Se presentan datos, indicadores y análisis del sistema nacional de ciencia y tecnología e innovación en su conjunto. El trabajo involucró distribuirlos por sector, disciplinas, regiones e instituciones, entre otros criterios. Estos datos pretender dar una idea, ya que existen otros, de indi-cadores de esfuerzo, excelencia, impacto, liderazgo y visibilidad de la producción científica nacional.
Para la Región del Bío Bío es relevante que ocurra en este momento, ya que económicamente está agotada, con signos de deterioro, y sus líderes no han sido muy innovadores generando ideas sobre plataformas de encadenamiento tecnológico-productivo que nos saquen del letargo y lleven a la Región a un sitial de relevancia al menos latinoamericano.
Se confirma que Chile gasta poco en I+D; en 2012 invirtió 0,35% de su PIB en I+D+i, la más baja entre los países del OCDE, cuyo promedio es 2,4% del PIB. Chile publicó más en el último decenio, pero lamentablemente retrocedió de la posición 41 en 2003 a la posición 46 del mundo en 2012, ya que otros países emergentes presentaron mejores niveles de crecimiento en I+D. Chile también presenta malos índices en investigadores activos, definidos como Scientific Capital Pool. La capacidad para generar documentos por millón de habitantes de la Población Económicamente Activa (PEA) también está por detrás del conjunto de la OCDE.
En la década, los autores activos crecen aproximadamente un 100% a través de co-autorias, y el número de autores en la Región Metropolitana disminuye, pero aumenta en las Regiones del Bío Bío y Araucanía. Las áreas de Ciencias Sociales, Humanidades y Enfermería son las que tienen el mayor aumento de autores, mientras que Química y Neurociencia crecen a menores niveles, pero todavía significativos. Un tercio de las publicaciones nacionales se publica en revistas del mas alto cuartil (Q1) mundial, con un siempre creciente nivel de impacto. Un grado de publicaciones de alto impacto depende de la colaboración internacional, lo que se explica por la capacidad de aumentar recursos para la investigación y el networking a través de estas colaboraciones. En conclusión, no hay sorpresa, los investigadores producen poco, pero de calidad, explicado por los pocos fondos que se disponen, ya que es difícil hacer ciencia de frontera.
¿Dónde estaba la sorpresa? El informe indica que ganan gran posicionamiento Valparaíso y Araucanía, mientras que la del Bío Bío y RM lo pierden. Debido al esquema de desarrollo de investigación y postgrado en varias universidades en Valparaíso, junto con los Gobiernos regionales y fuerzas regionales, la región resalta por arriba del promedio, seguramente nos sobrepasara y se ubicara debajo de la RM en producción. La Región del Bío Bío ha perdido posicionamiento en forma sostenida, con excepción de Ingeniería, donde la colaboración internacional la ha ayudado a aumentar la calidad de su producción.
La Región ha perdido capacidad para publicar en Q1, así como el impacto de éstas. En el informe se indica que las únicas áreas que destacan en el decenio son Agronomía y Ciencias Biológicas. Fue sorprendente que no destacaran destacan áreas tradicionales como la Química, Bioquímica, Oceanografía y Biotecnología. La Medicina está muy fuera de los promedios. Hace un poco mas de 10 años, un grupo de investigadores en ciencias biológicas propuso crear un Centro interdisciplinario para empujar la I+D+i en la área de la Biomedicina y Biotecnología, lamentablemente la poca visión de los líderes regionales y nacionales impidieron ese desarrollo. ¿Estaría la Región tan complicada en materia de innovación, empleos, nuevos recursos, etc., si este esfuerzo hubiese contado con apoyo transversal? No tenemos una bola de cristal para visualizarlo, pero hubiese sido un polo de atracción para jóvenes científicos que se ven obligados a migrar por la falta de oportunidades.
Dr. Luis Aguayo
Departamento de Fisiología
Facultad de Ciencias Biológicas