A los 78 años de edad y producto de un cáncer, el 1 de julio falleció el ex académico de la Escuela de Periodismo y ex periodista de la Oficina de Comunicaciones de la UdeC, hoy Unidad de Asuntos Públicos, Juan Enrique Echeverría.
El profesional, oriundo de Monteáguila, obtuvo su título en 1963, en la Escuela de Periodismo de la UdeC, en la que inició su carrera docente como ayudante de la asignatura de Teoría de las Comunicaciones, en 1968.
En 1972 asumió el cargo de director Del Departamento de Comunicaciones, del que dependía la Escuela que en esos años funcionaba en Barros Arana y donde fue detenido el día del Golpe Militar del 11 de septiembre de 1973, siendo trasladado más tarde a la Isla Quiriquina.
Expulsado de la Universidad, se autoexilió junto a su familia en Bolivia, donde ejerció como académico de la Universidad Católica de la Paz por tres años, para regresar a Chile en 1976.
El retorno de la democracia y la llegada de las nuevas autoridades universitarias permitieron el regreso a su alma Mater. Así, en los primeros años ejerció la jefatura de Relaciones Públicas y la coordinación de Exalumnos integrando, además, el equipo de Comunicaciones, del que formó parte hasta acogerse a jubilación en 2001.
A partir de 2004 se hizo cargo de las labores de comunicación y difusión en la Facultad de Ciencias Biológicas, hasta que los cuidados realtivos su enfermedad lo obligaron a permanecer en casa, donde murió el martes.
En su trayectoria profesional destaca su rol como fundador, junto al periodista Sergio Prenafeta, de la Asociación Chilena de Periodistas Científicos, Achipec, por el que la institución lo reconoció en julio del año pasado en el antiguo Congreso Nacional, y su participación en los inicios de la televisión universitaria, a comienzos de los 90.
Fue despedido ayer en una ceremonia fúnebre masónica, acompañado de sus familiares, amigos y colegas. En las distintas intervenciones se destacó su vuelo intelectual, su espíritu progresista y librepensador y, sobre todo, la entereza con que enfrentó el que sabía sería el resultado de su enfermedad.
“Creo que son muy pocos los que presintiendo la proximidad de la muerte, se atreven a despedirse oficialmente de sus numerosos amigos haciendo en cada oportunidad sentidos discursos relativos al significado de la muerte y de la amistad”, señaló el ex docente de la Facultad de Ciencias, Faruk Alay, a quien le correspondió hacer honor a la promesa que habían establecido con Echeverría, como amigos: el que sobreviviera debía hacer el discurso fúnebre para el otro.
El profesor Alay destacó, asimismo, que “hasta el término de su existencia (Enrique Echeverría) vivió intensamente la vida: amigo de sus amigos y de los asados fraternos y entusiasta participante de encarnizados partidos de rayuela compartidos con los caliptocéfalos (un grupo de amigos). Mucho le gustaba participar en larguísimas discusiones filosóficas, de contingencia política, de crítica social etc.,  etc. en los más diversos locales (…) en donde -recordó-  como buen periodista de antiguo cuño que una vez cerrada la edición del diario, continuaba haciendo la crónica del día a día”.