Reflexionando sobre el valor de las humanidades y los desafíos que en esta área se le presentan a la UdeC, el decano de Humanidades y Arte, Alejandro Bancalari, intervino esta mañana en la ceremonia de inicio de año académico de esa Facultad.
Se trató de una ceremonia algo inusual, ya que además de la intervención del Dr. Bancalari y de la clase magistral a cargo del profesor Nicolás Cruz, se entregó un reconocimiento al ex decano de esa Facultad, Dr. Patricio Oyaneder, quien jubiló luego de cumplir casi cuatro décadas en la Universidad.
En su presentación, el Dr. Bancalari revisó los inicios del interés por comprender la naturaleza del ser humano, su pensamiento y capacidad creadora en la historia antigua. “Por cierto, el humanismo no finalizó con los antiguos; de ahí surgen sus modelos y exempla. En nuestra época, presenta un sentido más amplio, necesario en una sociedad abierta y global. No es una simple abstracción, sino realidades concretas del espíritu humano que está al servicio de un mayor desarrollo y bienestar, con un sentido de estabilidad, continuidad y mejoramiento”, dijo.
Posteriormente, el Decano se refirió al quehacer de su Facultad la que, si bien en su denominación actual data de 1980, tiene sus orígenes asociados a los inicios de la UdeC, con la creación del curso Pedagogía en Inglés.
Enfatizando en el carácter público de la UdeC y de la misma Facultad de Humanidades y Arte, Bancalari señaló que entre los desafíos y compromisos que esa unidad académica debe abordar en la actualidad se encuentran múltiples acciones que deben “asumir en conjunto, en un marco de unidad, con transparencia, participación, respeto, cordialidad e inclusión”.
A ese respecto mencionó la necesidad de “aunar escuerzos para alcanzar el desarrollo orgánico e integral de la Facultad, con un plan que integre a sus seis Departamentos, y enriquecer la investigación para aumentar la adjudicación de proyectos Fondecyt e incrementar, con ello, la productividad y movilidad de estudiantes y profesores”.
El Decano señaló, además, que esperan consolidar, en el plano internacional, el prestigio bien alcanzado de las revistas de la Facultad y obtener que otras publicaciones alcancen esta indexación. “Al mismo tiempo, la vinculación con el medio y la extensión, el compromiso con la naturaleza misma de la disciplina; el perfil y rigor académico; en fin, el afianzamiento y valoración de las Humanidades y las artes son parte de los grandes desafíos de nuestra querida Facultad”, señaló.
Dido y Eneas
Acorde con una institución donde se cultivan múltiples disciplinas, como la Facultad de Humanidades y Arte UdeC, fue la elección del tema presentado por el Dr. en Historia y profesor titular del Instituto de Historia de la Pontificia Universidad Católica, Nicolás Cruz, quien ofreció la conferencia Historia de dos cuerpos: Eneas y Dido en la Pintura de los siglos XV al XIX.
La historia de Dido y Eneas se trata, sin duda, de un tema ficticio que se instala no obstante en un momento histórico preciso y “llega a nosotros fundamentalmente a través de la literatura (gracias a Homero, Virgilio y Ovidio), la pintura, y también hay una aproximación a través de la música. Es un tema muy bonito porque es multidisciplinario. Obliga a que todos converjan para comprender la situación”.
El Dr. Cruz explicó que “los textos antiguos hablaron mucho de Dido y de Eneas, pero no le dieron un cuerpo. Ellos, más bien, representaban ciertas ideas, ciertos comportamientos”.
En ese sentido, señaló que la pintura de los siglos XV al XVIII -desde el período del Renacimiento en adelante- tomó mucho de estas antiguas narraciones y, a través de ellas, se le fue dando un cuerpo a Dido y Eneas. “Las imágenes que nosotros tenemos y que relacionamos con ellos, provienen de esas pinturas. Pero ellas se basaban de los textos antiguos”, señaló.
A través de una interpretación literaria y de presentación de diversas imágenes, el especialista señaló que, “en el caso de Dido, al final hay varios cuerpos que la representan; en cambio para Eneas hay una imagen canónica que es cuando carga a su padre y a su hijo a la salida de Troya; se trata de la obra que pintó Rafael –El incendio del Borgo- y que luego Gian Lorenzo Bernini transformó en escultura”.
A juicio del especialista, el hecho de que Dido no tuviera una sola representación física, se debe a que este personaje representó muchas cosas: la suicida heroica -en un primer momento- y luego la persona que pierde la razón al momento de romper su romance con Eneas, entre otras.