Durante varias horas, los amigos y familiares del estudiante de Ingeniería Civil Industrial de la UdeC, Jorge Vera Sierra, mantuvieron una leve esperanza, pensando que su destino iba a ser diferente al de sus cinco compañeros de Un Techo para Chile (UTPCH), quienes fallecieron en forma instantánea este sábado, tras protagonizar un fatal accidente en la ruta a Los Alamos. Lamentablemente, la llama de la esperanza se apagó muy pronto, pues pese a que Jorge logró sobrevivir, falleció pasadas las 19 horas del sábado en el Hospital Regional de Concepción, uniéndose al viaje de Juan Pablo Dauros, Francisca Bolados, Laura Abufarhue, Constanza Escobar y Antonio Vázquez.
Todos ellos, quienes se convirtieron en la primera pérdida de voluntarios activos de la mencionada fundación, fueron despedidos este medio día en la  Catedral de Concepción.
La partida del estudiante de 24 años, que  cursaba el sexto año de la carrera,  fue recibida con especial pesar en la facultad de Ingeniería de la UdeC, donde en las vacaciones recién pasadas su comunidad ya había enfrentado la muerte del hijo de un académico: "estamos consternados. Era un joven a punto de titularse, para quien los valores de ayuda al prójimo y los desvalidos eran muy importantes. Supimos que su compromiso era muy fuerte, que muchas veces dejaba de lado celebraciones en su casa u otras actividades, porque prefería ir a trabajar por Un Techo para Chile. Tenía sus principios muy claros”, dijo el decano, Joel Zambrano.
La profesora Lorena Pradenas, del departamento de Ingeniería Industrial, cuenta que en todos los cursos es posible identificar distintos grupos de alumnos, algunos que llaman más la atención que los otros, pero Jorge, por el contrario –dice- más bien cultivaba un bajo perfil, pero era un rasgo de su personalidad y del respeto que afloraba de él, pues pese a ello la académica lo recuerda muy bien: “era un niño normal, muy alegre, muy  responsable”, señala, resaltando además que siempre estaba sonriente.
“Estoy impactada con el accidente, lo encuentro terrible y muy lamentable. Sin duda una gran pérdida de un joven que podía aportar  mucho”, señaló.
Una visión similar tiene el académico Eduardo Salazar: “era tranquilo. Uno podría decir que más bien pasaba desapercibido en el grupo, pero reflejaba una gran tranquilidad como persona. Siempre lo vi responsable de sus estudios y amigo de sus compañeros. Desconocía su labor tan activa  en Un Techo Para Chile, pero viéndolo como era, pienso que calza muy bien en su perfil”, indicó el docente.
Quizá sus rasgos más característicos, de acuerdo a sus pares, eran su alegría y su pasión por los deportes. En eso coinciden sus compañeros de voluntariado Alejandro Romero y Juan Carlos Concha,  y sus amigos  Mauricio Moya y César Herrera.
“Era un tipo con una disposición y un corazón gigante,  alegre, jugado, motivadísimo con lo que hacía, bueno para la pelota. Jorge  no estaba en la oficina, a lo mejor, con la constancia de todos los días, pero cuando se le necesitaba siempre estaba”, dice Alejandro, quien recuerda que el sábado, Jorhe Vera tenía una actividad con sus compañeros de la Universidad, pero que decidió no participar en ella a fin de partir a Arauco a efectuar sus labores de voluntariado.
Juan Carlos trabajó con él en tareas de construcción: “él siempre iba con alegría. Me acuerdo que le gustaban harto los niños y siempre andaba jugando a la pelota con ellos, son recuerdos que te llegan y son inolvidables. Va a dejar un gran recuerdo entre nosotros, porque era una gran persona”.  El joven señala que quienes son parte de UTPCH ven a la Fundación como una gran familia “y esto es como si se fuera un hijo más. Nos pudo haber pasado a cualquiera de nosotros”.
Una historia más larga unía a Mauricio y César con Jorge. Fueron compañeros en el Liceo Asunción de Talcahuano: “Jorge era  buena persona, era inteligente, estudioso, y un buen deportista, destacó en muchos en deportes, en fútbol, handbol, tenis”,  señala Mauricio, quien como estudiante de la carrera de Ingeniería Civil Biomédica de la UdeC también compartió algunos ramos con el voluntario.
También de sus vetas deportivas habla César. “Era bueno para todo: si jugábamos  handbol era bueno para el handbol, si jugábamos pin pon era bueno para el pin pon”.
Este estudiante de la Universidad Federico Santa María cuenta que Jorge se motivó por Un Techo para Chile hace unos dos años, después del terremoto: "ahí empezó su nueva vida, todo lo que le importaba era ‘el Techo’ y la U... y claro, si nos juntábamos (los compañeros del liceo),  siempre nos acompañaba”.
En lugar de pensar en el recuerdo desde la tristeza, César dice que elige pensar en las palabras de la madre de Jorge, Oriana. “Me quedó grabado lo que dijo la tía: que Jorge murió feliz, que siempre fue feliz”.