Felipe Moraga es parte de la historia de Talentos UdeC.  El joven, recién titulado como sicólogo,  integró la primera generación del programa universitario que partió en 2004, como un espacio dedicado a niños y jóvenes con necesidades educativas especiales derivadas de una capacidad intelectual sobresaliente.

Ayer, en la inauguración del año académico de Talentos UdeC, fue reconocido por ser el primer egresado del Programa que termina su formación universitaria.

A un día de comenzar su vida profesional –hoy se integraba al departamento de Educación Municipal de Talcahuano-  Felipe cuenta la importancia que tuvo Talentos UdeC en su vida como estudiante: "fue una gran oportunidad de abrirme a nuevas experiencias, de tener clases en la universidad, de conocer mucha gente que tenía los mismos intereses que yo; interés por aprender, por ir desarrollándonos, de ir más allá de lo que pasaba en la sala de clases… es una oportunidad que valoro  mucho”, señaló.

Por dos años (2004-2005), cuando cursaba su educación media en Talcahuano, Felipe vivió el régimen de trabajo del programa, que implica dedicar parte del viernes y del sábado a las experiencias en las aulas y laboratorios universitarios: "fueron dos años en que compartí con personas que siguen siendo significativas en mi vida, tuve contacto con otras realidades, de conocer otras formas de hacer las cosas”.

Asegura que su paso por Talentos le sirvió para su carrera, aunque  no de una manera concreta o lineal: “nunca tuve un curso que tuviera que ver con sicología”, dice.

Pero –agrega- “las habilidades cognitivas que desarrollamos en el programa, el pensamiento abstracto, la capacidad de crítica, de organizar conocimiento, de querer más que lo meramente educacional, fue muy importante a la hora de enfrentar el proceso de la educación superior, que es mucho más exigente”.

Por otro lado, afirma que un punto importante  “fue la posibilidad de proyectarme hacia la Universidad: saber que entrar a la Universidad era una posibilidad real”.

Inicio año académico

Ayer, en el Teatro de la Universidad se dio inicio al año académico 2012, con la recepción de los 62 nuevos alumnos y la despedida de unos 60 estudiantes que  egresaron del programa, al terminar su cuarto medio el año pasado.

Al abrir la ceremonia, el rector Sergio Lavanchy señaló que Talentos UdeC es “fruto de nuestro permanente interés de contribuir al desarrollo de las personas y en especial de los jóvenes y de la sociedad toda, lo que ha sido  consagrado en los estatutos y cumplido en los casi 93 años de vida de nuestra institución”.

La directora de Talentos UdeC, Gracia Navarro, explicó a los nuevos alumnos el carácter de este programa que conjuga  afecto,  excelencia académica y  el compromiso de cada uno de sus integrantes, para “ayudarlos a fortalecer su talento académico, su motivación por aprender, emprender y perseverar, sus habilidades para convivir con otros en la diversidad y, por sobre todo, a aprender a asumir la responsabilidad personal y social que implica tener un potencial intelectual mayor que las demás personas”.

También tuvo palabras para los egresados, jóvenes que –dijo- llegaron a Talentos UdeC siendo niños: "estamos seguros que donde vayan dejarán una huella, porque son todos personas especiales y saben que tienen que aportar al desarrollo de otros jóvenes".
También intervino en la ceremonia Mariano Campos, Gerente General de Lotería -empresa que apoya el programa- quien destacó que además de los aspectos académicos, Talentos es una contribución a la integración social, al poner en el mismo espacio estudiantes de diversos colegios, orígenes y condición social.

Durante la ceremonia -que también fue acompañada por el vicerrector Ernesto Figueroa-  el rector Lavanchy y el alcalde de Curanilahue, Ahimalec Benítez, suscribieron el acuerdo que sella el ingreso, por primera vez, de estudiantes de esa comuna a Talentos UdeC.

Parte del grupo pionero de Curanilahue lo integran Yarlén Pérez, de la Escuela Pablo Neruda,  y Gabriel Cid, de la Escuela DN 758, y ambos están felices por comenzar  su vida de “mini-universitarios”.

Yarlén –quien ha centrado su interés en el área biológica, pensando en la carrera de Medicina- cree que se trata de una buena oportunidad para su formación y “para conocer realidades distintas, estudiantes de nuestra edad, otras más mayores y menores que nosotros, de distintas escuelas.

Por su parte, Gabriel, que cursa sexto año básico, cuenta que no sabía nada del Programa hasta que lo llamaron de Inspectoría junto a un grupo de compañeros: "nos contaron todo…  y quedé”, relata. Está feliz de integrarse a la Universidad y no le importa saber que los sábados estarán dedicados a una jornada adicional de estudios para ahondar en los temas que más le gustan: historia, ciencias, matemáticas y educación física.