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Día internacional de la Mujer: investigación e innovación con ojos femeninos

La matrona Érica Castro, actual directora del departamento de Obstetricia y Puericultura, de la facultad de Medicina, es una de las primeras académicas de ese Departamento en obtener su grado de doctor. La doctora en Ciencias con mención en Microbiología, de la Universidad Autónoma de Barcelona, desarrolla la línea de investigación que estudia los probióticos, ámbito que ha trabajado por años en la UdeC y que le ha permitido destacar en un mundo en que, habitualmente, se asocia ciencia e investigación con lo masculino.

No obstante, en su caso, el descubrir el mundo de las bacterias y sus beneficios aplicados a diversos ambientes –tanto humano como animal- ha permitido a la Dra. Castro, junto a su equipo de trabajo, presentar a tramitación siete patentes de invención, muchas de ellas con alcance internacional, motivo por el cual hoy, en el marco del Día Internacional de la Mujer, el Servicio Nacional de la Mujer, Sernam, la premiará como “Mujer Destacada” en emprendimiento e innovación de la Región del Biobío.

A su juicio, ser mujer entrega una visión diferente a la hora de hacer ciencia: “como mujeres tenemos en general otras competencias desarrolladas por naturaleza, como la flexibilidad y la capacidad del trabajo en equipo”. En un plano histórico, las mujeres han tenido que luchar por el reconocimiento de sus espacios y derechos. Esta constante batalla no está alejada del quehacer científico: “Creo que esta es la parte más dura... ganar un espacio que históricamente ha sido de los hombres”, opina la investigadora.

Al ser mujer, asegura además, la visión de la vida y de las cosas en general es distinta: “respecto de las competencias técnicas somos iguales a los hombres, pero ser mujer y liderar proyectos de ciencias aplicada ha sido duro, pero no imposible. Es un desafío diario”.

En términos generales, la mayoría de las científicas que trabajan en el entorno de la UdeC opinan de un modo relativamente similar, por cierto con matices. Las siguientes son algunas de ellas, de sus historias, sus sueños y sus anhelos, que cobran relevancia a la hora de recordar

Camila Fernández: “las mujeres podríamos revolucionar el mundo”

Aunque afirma que ambos géneros tienen “las mismas capacidades y aptitudes para ser excelentes científicos”,  la doctora  en  Ciencias del Mar (Universidad del Mediterráneo, Francia) Camila Fernández cree que la mirada femenina es distinta al investigar: “las mujeres en ciencia son tremendamente dinámicas, creativas, innovadoras. Muchos de los proyectos más bonitos en los que he podido colaborar han nacido de conversaciones entre mujeres”, afirma.

Parte de una joven generación de investigadores –su trayectoria fue reconocida a fines de 2011 en como una de las 50 líderes menores de 35 años, de acuerdo Diario El Sur-, esta profesora visitante del departamento de Oceanografía considera que la mayor incorporación de la mujer en la ciencia “ha ido de la mano de la apertura misma del sistema de investigación. Yo creo que las mujeres se insertaron de forma natural al sistema, porque el sistema se abrió para todo el mundo, aunque creo que mientras las oportunidades estén, hombres y mujeres las van tomar por igual”.

Si bien reconoce que no existen desventajas para el género en este “oficio”, observa que en la medida en que se avanza en la escala jerárquica en investigación “uno se encuentra con una minoría sistemática: hay menos mujeres que llegan a cargos más altos”.

Esto, a su juicio, es algo que se presenta en general en cualquier tipo de carrera. “Es un problema de timing”,  que tiene que ver con la coordinación con la vida familiar (la maternidad) y la posterior reinserción en el trabajo científico, reflexiona.

Investigadora vinculada al Consejo Nacional de Investigación Científica (CNRS) de Francia y directora del Laboratorio Internacional Asociado de Biogeoquímica Marina y Ecología Funcional (que tutelan la UdeC y el Observatorio Banyuls Sur Mer, del CNRS), Camila cree que la dificultad radica en que “muchas veces la maternidad es vista como un handicap; pero, en el fondo, sabiendo como funcionamos, lo que somos capaces de entregar al oficio científico, creo que debiera ser todo lo contrario. Si nos hicieran el camino mucho más fácil, las mujeres podríamos revolucionar el mundo”, puntualizó.

Roxana Pincheira y la evolución de la mujer en la ciencia

Recientemente de regreso en Chile, luego de una década en Estados Unidos donde realizó un doctorado en Ciencias Biomédicas, estadías posdoctorales en diferentes universidades y un trabajo como profesora asistente en investigación en la Universidad de California, Roxana Pincheira es una convencida de que en ciencia la diferencia de miradas frente a un problema ocurre no sólo entre un hombre y una mujer, sino también entre hombres y entre mujeres. Esas diferentes miradas, sostiene, es lo que enriquece la investigación.

“Generalmente me enfrento a un problema o necesidad biomédica como científico, no pensando que soy una mujer científica. Lo que sí creo es que en la funcionalidad de un laboratorio de investigación, la relación con los estudiantes y técnicos puede ser diferente si el jefe es una mujer, pues una quizás tiende a involucrarse más con ellos y sus problemas”, dice.

Trabajando en una línea de investigación que se enfoca al entendimiento de los mecanismos moleculares y celulares asociados al desarrollo y progresión del cáncer, Roxana fue elegida el año pasado directora regional de la Sociedad de Bioquímica y Biología Molecular de Chile.

Para esta joven investigadora, docente de la facultad de Ciencias Biológicas, es evidente que en el mundo científico en general existen distintas barreras de entrada al mundo científico temas de género: “hay jefes científicos que prefieren un estudiante o posdoctorado hombre frente a una mujer. Hay jefes de laboratorio que no desean estudiantes mujeres recién casadas por el miedo a que queden embarazadas y, más complicado aún, si hay hijos involucrados. En lo personal no me ha tocado vivirlo. Mientras realizaba mi primer posdoctorado quedé embarazada y para mi grata sorpresa mi mentor, en Estados Unidos, me apoyó de una manera excepcional. Sin embargo la suerte de otras colegas no ha sido la misma”, asegura.

Lo que sí ha vivido es una evolución en la participación de mujeres en ciencia. “En mi época de estudiante eran pocos los laboratorios funcionando, pero hoy sólo en nuestro departamento tenemos nueve, de los cuales siete son dirigidos o codirigidos por mujeres. En Estados Unidos hay un gran apoyo para la mujer científica, que es considerada minoría. En general se trata de apoyar a la mujer en el equilibrio vida laboral-personal. Hace poco volví a Chile y percibo que hay bastantes mujeres en la población de científicos, además que veo un número bastante equilibrado de estudiantes mujeres y hombres interesados por la ciencia y así debe ser: la ciencia no debe tener género”.

Marlene Roeckel, con genes de investigadora

Podría decirse que la académica del departamento de Ingeniería Química, Marlene Roeckel, lleva la vocación científica en los genes: su madre, Nelly von Bennewitz, fue investigadora en la Universidad en los 60.  Era odontóloga y fue becada por el  DAAD (Servicio Alemán de Intercambio Académico) y Marlene no titubea al señalar que ella fue indiscutiblemente el modelo que decidió seguir en su vida.

Por eso cree que cuando tomó la opción por la carrera científica –es magíster en Ciencias de la Ingeniería, con mención en Ingeniería Química de la UdeC- no vio dificultades en su inserción en el medio.  “Todo lo contrario: ya existía un nicho y reconocimiento para la mujer”, agrega, relatando que desde antes de titularse como ingeniero químico estaba involucrada en la investigación.

A juicio de esta investigadora, Premio Municipal en Ciencias Aplicadas 2003 y especialista en Biotecnología Ambiental y de Alimentos  –área en que junto a su compañera de siempre, Estrella Aspé, han destacado por el patentamiento de innovadores procesos- la presencia de la mujer en la ciencia nacional es importante por muchos aspectos, entre los cuales destaca que, en general, “la mujer es más sensible que el hombre frente a ciertos temas como el sufrimiento, el ambiente y las personas. La mujer es más detallista y pulcra que el hombre, sin desmerecer para nada la calidad y cantidad de trabajo que ambos realizan, pero esto marca que la profundidad y dedicación a un tema no sea siempre igual”.

 Allisson Astuya: “la vida de ciencia es una pasión para toda la vida”

Para la bioquímica y doctora en Ciencias Biológicas, Allisson Astuya, el aporte de la sensibilidad asociada al género femenino permite a las investigadoras involucrarse en ciencia de una manera apasionada, “con una gran entrega personal en el pro de una investigación, y con una mirada crítica, que va desde el contexto general a buscar aquellos detalles que nos permitan tener una visión complementaria a la contextualización de las problemáticas”.

Especialista en las áreas de biología celular y molecular, la profesora asistente de la carrera de Ingeniería en biotecnología marina y acuicultura, e integrante del Laboratorio de cultivo celular y genómica marina, destaca que “la mayoría de las mujeres de ciencia que conozco quieren transmitir a sus alumnos la pasión por el trabajo en ciencia, pero además nos preocupa su bienestar, lo que nos permite generar una mayor entrega y lealtad en nuestros equipos de trabajo”.

Si bien las estadísticas a nivel internacional muestran que existe un gran número de mujeres que logran un buen desempeño en carreras científicas, Allisson menciona que, aunque han aumentado las cifras en los últimos años, son mucho menos las que dedican su vida profesional a la ciencia.

“En lo personal creo que la vida de ciencia es una pasión para toda la vida y tiene muchos sacrificios, especialmente si quieres ser destacada, liderar grupos de investigación y competir con tus colegas del sexo opuesto, y en muchos casos las mismas colegas mujeres son más competitivas”, dice.

En términos de intitucionalidad, destaca el rol que cumple Conicyt y el apoyo que ofrece la Universidad de Concepción: “mi realidad como científica ha sido muy buena, ya que la UdeC es un excelente empleador para las mujeres y no por nada ha sido destacada a nivel nacional por ser un buen lugar para trabajar, ya que uno recibe el apoyo como mujer y madre, lo que facilita mucho nuestro desempeño”.

Paulina Barrenechea: la mujer provoca cierta incomodidad

“Creo que la inserción sistemática de la mujer a la investigación científica provoca, en mayor o menor medida, cierta incomodidad y un desenmascaramiento del modo de producción del conocimiento y disposición del trabajo que impone una hegemonía masculina, ya naturalizada dentro de nuestra comunidad” señala la periodista y doctora en Literatura Latinoamericana Paulina Barrenechea, quien se muestra convencida de que el aporte de la mujer al mundo científico radica en ese poder de desenmascarar esas dinámicas.

Joven investigadora del departamento de Español, experta en estudios literarios afrolatinoamericanos y en la presencia negra en Chile, señala nunca haberse enfrentado con obstáculos en términos de género, en el ámbito laboral o en su labor investigativa. No obstante, sí reconoce la existencia de ese tipo de prejuicios como algo recurrente y que tiene que ver con estructuras y discursos que han permanecido inmóviles desde el siglo XIX: “creo que las problemáticas de género son condición de posibilidad para entender el país y junto a ellas están las problemáticas de raza, clase, etc. No se trata de una moda, como creen muchos en la academia, sino más bien de espacios insoslayables que ayudan a entendernos como sociedad y que a veces no nos gusta mirar”, sostiene.

Paulina valora la evolución que ha experimentado el camino científico para las investigadoras el que –dice- se ha cimentado con regulaciones, por ejemplo, de Conicyt o Fondecyt, relacionadas con la maternidad o con la jefatura de hogar.

“Sin embargo, también creo que hay que mirar esas iniciativas (consideradas como discriminación positiva) en toda su complejidad, porque ¿qué tanto hay allí aún de un juego de roles impuesto por una sociedad que no puede convivir con naturalidad con las diferentes competencias de hombres y mujeres? Si bien ha habido un cambio, y uno puede percibirlo a lo largo de la vida académica como estudiante y luego como docente e investigadora, pareciera a veces ser sólo superficial. En su estructura, el mundo de las ciencias sigue siendo dominado por estos dispositivos jerarquizantes que tienden a perpetuar un discurso patriarcal. Ahí hay un desafío y una reflexión necesaria”, asevera.

Anahí Gajardo, descubriendo los misterios de las Matemáticas

Estudió Ingeniería Civil Matemática en la Universidad de Chile, “principalmente porque en mi familia casi todos son ingenieros, partiendo por mi abuela, que fue la primera mujer ingeniero de Sudamérica”, cuenta la Dra. Anahí Gajardo, de la facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, quien siempre tuvo en mente que el ser mujer no debía ser en caso alguno un sesgo o un límite para el desempeño profesional o de cualquier tipo: “en mi familia todos son pro-igualdad de géneros. Claro que una vez que entré a la carrera era la única mujer en un curso de seis”.

Al cursar su doctorado la historia no cambió, pues allí también fue la única mujer. Para la ingeniera, lejos de ser una desventaja, su género le jugó a favor: “los hombres son más amables con el prójimo cuando éste es del sexo opuesto, entonces me ahorré las clásicas luchas que se dan en los grupos humanos por demostrar quién es el mejor. Simplemente no participaba de esa competencia”. Sin embargo, opina que pese a ello cuesta más darse cuenta de lo que realmente piensan sobre la mujer: “no te ven como ‘uno más’, no te evalúan con la misma vara, y no te lo hacen saber de forma directa, entonces una tiene que estar más atenta, ser más fría, observar desde otra perspectiva para lograr entender la jungla humana”.

La disciplina que lleva adelante, las Matemáticas Discretas, no es un ámbito en el que el número de mujeres sea significativo y a juicio de Anahí esto responde a un tema social: “se cree que la mujer científica es poco femenina, que no tiene tiempo para dedicarse a sí misma, al hogar o a disfrutar de la vida”. Puros mitos, asegura, pues “está demostrado que cuando estas barreras no existen, las mujeres son igual de hábiles que los hombres para la matemática. Tampoco es cierto que no seamos femeninas. Yo me relaciono principalmente con mujeres matemáticas y entre mis amigas encuentro la misma diversidad que encuentro en otros grupos humanos, está la que se arregla, la que le gusta ir a bailar, la que es madre, etc”.

Como impulsora de una de las ciencias duras, la académica opina que esta “dureza” va por el lado del concepto de "verdad". “En matemáticas la verdad es absoluta, no hay ambigüedad y una vez que se conoce la verdad, ya no hay nada más que discutir. Pero en el camino a la verdad matemática te encuentras con fenómenos extremadamente complejos e interesantes, y también con mucha belleza y misterio. Tal es el caso de los fractales, los embaldosados cuasiperiódicos, los sistemas dinámicos”, explica.

“Creo que las mujeres tenemos que atrevernos a ir más allá de los roles históricos, tenemos que tomarnos los espacios, por eso el Día de la Mujer es una instancia para recordar que hay dos géneros (o más) y que hay barreras sociales que deben cuestionarse, barreras que limitan tanto a hombres como mujeres y que en el mundo de hoy ya no tienen ninguna razón de ser, pero que por la fuerza de la costumbre son difíciles de derrumbar y tenemos que encontrar entre todos y todas la forma de hacerlo.

Patricia Llanos y el auge de San Rosendo

Ingeniera comercial egresada de la UdeC, Patricia emprendió su viaje de retorno a la Universidad en 2009, cuando en el Campus se realizó el primer encuentro nacional de Exalumnos, ocasión desde la cual el vínculo con su Alma Mater no ha hecho más que fortalecerse.

A través de la dirección de Relaciones Institucionales e Internacionales, Patricia Llanos lidera la propuesta sistémica de desarrollo local de la comuna de San Rosendo, iniciativa que en octubre de 2010 organizó el “Tren folclórico”, que llevó a autoridades regionales y actores sociales en un viaje lleno de tradición hasta la mencionada comuna, pero con un objetivo concreto, levantar una de las localidades de la Región del Biobío más impactadas por el terremoto de 2010 .

En febrero pasado se concretó la puesta en marcha de la Incubadora de emprendimiento que gestionará las ideas de los habitantes de San Rosendo, uno de los puntos que se encuentra en el convenio de cooperación suscrito entre la Universidad y dicha comuna, firmado en 2009. Desde su visión de mujer, para llevar adelante el proyecto en San Rosendo “hay que tener un fuerte compromiso emocional. De otra manera no se llegará a la meta. Es tan grande el esfuerzo que hay que entregar para lograr lo que esperamos de este convenio, que se requiere de un compromiso afectivo. No se logrará con una convicción solamente técnica”

Un Museo-Parque Sustentable, la instalación -de aquí a 2015- de al menos 500 emprendimientos sustentables y el fortalecimiento de la gestión municipal,son algunos de los objetivos que aún queda por lograr en este proyecto que sacó de su retiro a esta profesional que por años dedicó su vida a la Contraloría General de la República, entidad que fue sido su único empleador y que le permitió presenciar el avance de Chile desde un lugar privilegiado, a partir de 1974, cuando recién titulada ingresó a la institución.

“Como mujer, creo que los grandes proyectos requieren de la suma de muchas inteligencias, lo que creo que está presente en el ámbito femenino. No necesitamos ser protagonistas, si no más bien ser capaces de convocar los apoyos”, señala.