En el departamento de Español se encuentra ubicado el primer laboratorio de Fonética inaugurado en el país, que el próximo viernes 19 de abril, a las 12 horas, celebrará su aniversario número 30.
Para acceder a él no sirve golpear la puerta, pues hay que presionar un timbre que, a diferencia de los habituales, no emite sonido, sino que genera un cambio de luces, que da cuenta del visitante, con la intención de que el ruido no interfiera el trabajo que realizan los investigadores y tesistas del magíster y del doctorado en Lingüística, quienes pueden estar realizando grabaciones que requieren del menor ruido posible, o encontrarse en etapa de procesamiento de las muestras de hablantes.
La historia de este laboratorio está ligada a la memoria del fallecido Profesor Emérito de la UdeC, el académico Humberto Valdivieso, un productivo y visionario fonetista, gestor de ese centro de investigación y mentor de la primera generación de especialistas en fonética de la Universidad de Concepción, quienes hoy -en su mayoría- continúan la labor formadora e investigadora que Valdivieso inició hace más de cuarenta años con sus primeros estudios aspectos tradicionales de fonética y de fenómenos lingüísticos asociados a la enseñanza y el nivel sociocultural.
En la actualidad, tres de los discípulos de Valdivieso llevan adelante el quehacer del laboratorio: Hernán Pérez, Jaime Soto-Barba y Hernán León. Soto-Barba recuerda el salto cualitativo que el laboratorio dio en la década de 1990, cuando de un espectrógrafo electromagnético –máquina de avanzada en los '70- pasaron a un procesador digital de sonido, el clásico DSP 5500, de Kay Elemetrics, gracias a fondos obtenidos por el PNUD. Junto con la creación del Doctorado en Lingüística, a mediados de los 90, el Departamento de Español tomó la decisión de invertir en equipamiento complementario al ya existente, previendo el interés que a nivel nacional se estaba generando por los estudios en fonética.
Entre estos estudios destacan iniciativas como las del propio Valdivieso, que continuó con su línea de investigación, sumándose otras como las de estudios hispánicos, socioculturales, de adquisición tanto de lengua materna como de segundas lenguas, e incluso en bioacústica. Hernán Pérez recuerda dos investigaciones relacionadas a este tema: una en la que participó el profesor Valdivieso junto al académico de Zoología Andrés Angulo, donde descubrieron una nueva especie de grillo mediante el estudio espectrográfico de su canto. Otra investigación realizada en esta área es la que financió la Dirección General de Aeronáutica Civil, que buscaba -a través de gritos de depredadores- ahuyentar las aves en torno al aeropuerto y así prevenir accidentes en los despegues y aterrizaje de los aviones.
Soto-Barba y Pérez cuentan que el futuro del laboratorio es promisorio, junto al constante interés de estudiantes de magíster y doctorado por realizar sus trabajos de tesis en este ámbito. También destacan el permanente interés de pares internacionales por realizar estadías en el departamento y por invitar a los expertos locales a sus propias casas de estudios, así como la reciente adjudicación de dos proyectos Fondecyt, de alto impacto.
El primero, dirigido por Jaime Soto-Barba, consiste en realizar una descripción del habla chilena de estrato sociocultural medio-alto, analizando el comportamiento fonético de una muestra de más de doscientos profesionales de ocho ciudades chilenas, “un trabajo de largo aliento” como lo califica el director. La segunda iniciativa la lidera Gastón Salamanca y tiene por objeto estudiar la lengua mapuche del Alto Bío Bio, zona que se ha considerado por sus características como una “isla lingüística”. La idea, explican los científicos, es realizar un “álbum fonético” con los sonidos de esa lengua.