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Astrónomos UdeC logran el cálculo más exacto de la edad del Universo

Hasta ayer, cuando los astrónomos hablaban de la distancia a la Nube Gigante de Magallanes, la galaxia más cercana a nuestro sistema, citaban un número poco exacto: entre 130 mil y 180 mil años luz.  Pero hoy -gracias a una amplia investigación realizada en el Departamento de Astronomía de la UdeC- esa cifra se ha acotado a los 163 mil años luz.
Esta es la medición más precisa, hasta ahora, del tramo que nos separa de la Nube Grande de Magallanes y ha significado reducir a un 2% el rango de error del cálculo de esta distancia, que con los métodos tradicionales llegaban al 10%.
Este avance en la reducción de los niveles de error es resultado del trabajo de más de 10 años al amparo del Proyecto Araucaria, que lideran los astrónomos Wolfgang Gieren (docente de la UdeC)  y Grzegorz Pietrzynski (académico de la Universidad de Varsovia e investigador asociado de la UdeC), y que ha contado con la participación de científicos de distintas instituciones vinculadas al Centro de Astrofísica y Tecnologías Afines (CATA).
Este trabajo –cuyos resultados aparecieron  publicados hoy en la Revista Nature- tendrá un impacto importante en el conocimiento  sobre diversos aspectos del Universo no resueltos del todo, como la determinación exacta de su edad, su evolución, presente y futuro, puesto que la Nube Grande de Magallanes marca el “punto cero” para la configuración de la escala de distancias cósmicas.  Es, como explicó el doctor Gieren, una suerte de galaxia calibradora del sistema de medición del universo.
“Los astrónomos saben desde hace décadas que el punto crucial en esta temática es determinar la distancia absoluta a una galaxia cercana. La Nube Grande de Magallanes es la más cercana y la más práctica; la ventaja es que está lejos del plano de nuestra galaxia, no tiene problemas de absorción,  es la galaxia ideal para medir la distancia absoluta. Es, además, lo suficientemente cercana como para aplicar distintos métodos”, señala Gieren.
Este ha sido un objetivo que se ha perseguido desde hace más de cien años, acota el doctor Pietrzynski. “Se han hecho muchas publicaciones en este tema. Nosotros logramos medir esa distancia con mayor precisión ocupando un método muy simple, y el margen de error es muy pequeño”, indica, agregando que las mediciones en astronomía son relativas: “se puede decir que una galaxia es dos o tres veces más lejana que la Nube de Magallanes, pero para saber esa distancia necesitamos sabe a qué distancia está la galaxia más cercana”.
Sin disimular su satisfacción por este logro, el doctor Gieren afirma que  “hemos demostrado ser la medición más precisa de lo que hay hasta hoy en la literatura de la distancia a la Nube de Magallanes… las más precisas tuvieron márgenes de error de cerca del 10%; por lo tanto ahora, tenemos una Constante de Hubble más precisa, reduciendo el error a la mitad de lo que tenía ayer”, comenta Gieren.
La nueva medición de la Nube de Magallanes tuvo como efecto una reducción del rango de error al 3% en el cálculo de la Constante de Hubble, que describe la aceleración (o expansión) del Universo. Esto ayudaría también a la comprensión de la existencia de una misteriosa forma de energía,  llamada oscura, a la que se atribuye la responsabilidad de estar detrás de este proceso de aceleración.
 Estrellas binarias eclipsantes
Después de probar distintos métodos de medición, hace una década los investigadores del Proyecto Araucaria llegaron a la convicción de que en el estudio de un tipo particular de cuerpos brillantes, las estrellas binarias eclipsantes (sistemas compuestos por dos estrellas que orbitan regularmente sobre un centro de masa común), estaban las claves para una mejor determinación de la distancia desde nuestro sistema a la galaxia vecina.
Apuntando a la Nube Grande de Magallanes, los científicos descubrieron y observaron ocho sistemas binarios eclipsantes.  “Las estrellas binarias necesitan típicamente varios años para hacer una evolución completa, como la Tierra necesita un año (para una órbita completa del sol)”, explica Gieren. Por eso, se invirtieron cientos de horas en observaciones desde los centros astronómicos La Silla (del Observatorio Europeo Austral, ESO), y Las Campanas (propiedad de la Carnegie Institution of Washington, de los Estados Unidos) en la Región de Coquimbo.
La observación acuciosa de las variaciones de brillo que se producen durante los eclipses de estos sistemas binarios de estrellas, en conjunto con la medición continua de la velocidad orbital de estos objetos, permitió determinar todos los parámetros físicos y respectivas órbitas de estas estrellas, definiendo así la distancia de cada uno de estos ocho sistemas binarios, con una precisión que superó el 3%.
El método es conceptualmente muy sencillo y permite –en cada caso- precisar los errores involucrados con mucha seguridad. De esta manera, los astrónomos de la UdeC determinaron la distancia hacia el centro de la Gran Nube de Magallanes, reduciendo las incertezas de la Constante de Hubble, a la mitad,  dando asimismo un gran paso para la mejor comprensión del Universo.