Describir y caracterizar las clases de suelos clasificados desde el punto de vista físico y químico, es uno de los objetivos que tiene el proyecto Innova Chile denominado “Taxonomía, caracterización físico-químico y mapeo de suelos agropecuarios de los valles productivos de Aysén”, que desarrollan Inia-Tamel Aike, el SAG y la Universidad de Concepción y que comenzaron a ejecutar el 2011, teniendo un plazo máximo para su realización de tres años.
En esta iniciativa participan diversos profesionales del Departamento de Suelos y Recursos Naturales de la Facultad de Agronomía del Campus Chillán de la UdeC, entre ellos los dres. Neal Stolpe, Marcos Sandoval, Carolin Córdova y Erick Zagal, quien manifestó que “queremos entender la problemática que tienen aquellos suelos de la Patogonia, que son derivados de cenizas volcánicas y muchos de los cuales están degradados, porque ha habido mucha erosión producto de las quemas que ocurrieron en la década del ‘40 (todavía hay vestigios de ello), y si a eso le sumamos el sobrepastoreo, tenemos una provincia que presenta mucha erosión. Entonces queremos determinar, como uno de los objetivos del proyecto, los niveles de azufre, porque hay muchas praderas que tienen la limitación de nutrientes como el azufre o el fósforo, que afectan la fertilidad del suelo y la nutrición de las plantas”.
Azufre en suelos
Dentro de este proyecto se busca, además, determinar experimentalmente las causas de la deficiencia de azufre en suelos de uso de praderas en zonas prioritarias del área de Coihayque (Valle Simpson), labor que cumplen específicamente la Dra. Córdova y el Dr. Zagal.
“Se  ha realizado la instalación de un experimento (tubos lisímetros), porque el otro problema que existe es que por pluviometría los sulfatos que se van formando a partir  de la liberación de un reservorio orgánico pueden ser lixiviados o ‘lavados’ del perfil del suelo. Entonces, si a eso le agregamos que existe un exceso de lluvias y el sulfato desaparece del perfil hacia la profundidad, nos encontramos con el problema de que la planta no es capaz de absorber azufre. Necesitamos analizar esta situación para ver qué soluciones se pueden dar. La idea no es sólo determinar el sulfato, sino que también el azufre que se libera desde lo orgánico, ya que hay otras especies de azufre que aparecen y que son importantes de conocer, y para eso se requiere de cierta metodología química”, explicó el académico.
La importancia de este trascendental proyecto radica en que las características físico-químicas del suelo deben ser conocidas por los productores agrícolas, puesto que de esta manera podrán conocer los requerimientos de fertilizantes para poder mejorar la calidad y cantidad de sus productos. “el proyecto determinará cuáles son las fuentes y dosis de azufre que nosotros podemos recomendar y su oportunidad de aplicación. La idea es transferir estos conocimiento a los agricultores”, puntualizó Zagal.