Estudio UdeC relaciona alta contaminación fecal con brotes de hepatitis en Región del Biobío
Un preocupante diagnóstico de la salud de las costas de la región arrojan estudios realizados por investigadores de la UdeC, que emplearon técnicas que combinan el análisis simultáneo de ADN mitocondrial humano (ADNm), coliformes fecales y la biomasa microbiana viva en la zona costera.
Esta es la primera vez que el análisis de ADNm —que se inscribe en una sub disciplina emergente de la biología conocida como trazabilidad de la contaminación fecal (FST, Fecal Pollution Source Tracking) o trazabilidad de la fuente microbiana (MST, Microbial Source Tracking)— es utilizado in situ en agua de mar.
“Hasta ahora solo había sido probada en laboratorio y en agua dulce, en plantas de tratamiento de aguas servidas, pero nunca en un ambiente costero”, indica el académico del Departamento de Oceanografía e investigador del Centro Copas Sur Austral, Dr. Rodrigo González, quien conduce este estudio.
Los resultados de los análisis, los primeros de este tipo en las costas del Biobío, fueron publicados en Sciencie of the Total Environment, revista científica de la editorial Elsevier dedicada a investigaciones sobre medio ambiente y su relación con la humanidad.
Los investigadores, según la publicación, encontraron una concordancia entre las más altas concentraciones de coliformes fecales en el mar y el máximo de casos de Hepatitis A en poblaciones costeras, constatando que la contaminación es de origen humano.
“La contaminación fecal es un problema global. Una forma de medirla es a través de la colimetría, una técnica microbiológica de más de cien años. El detalle es que detecta los coliformes pero no su procedencia y coliformes existen en todos los vertebrados”, explica el Dr. González.
El problema, agrega el académico, es que la contaminación fecal humana es potencialmente más riesgosa que la de origen animal, porque allí están todos los patógenos específicos del humano, como el virus de la Hepatitis A.
“Entonces, determinar el origen de la contaminación fecal es importante para establecer el riesgo y para tomar las medidas de mitigación que permitan eliminarla, porque en este caso no se trata de disminuirla, sino de eliminarla”, señala.
A esto contribuyen técnicas como el ADNm, que puede ser usado como un marcador molecular, ya que está presente en todas las células, como las del tracto digestivo que salen del cuerpo junto con las evacuaciones. Es detectado siguiendo uno de sus genes específicos, el citocromo oxidasa 1 (COI).
“Cuando en una muestra de agua se detecta una alta concentración de coliformes fecales que correlaciona significativamente con el número copias del gen COI, que está en el ADNm, se puede asumir que el material de esa agua proviene del ser humano”, detalla el académico.
La publicación muestra una concordancia espacio temporal entre las altas concentraciones de coliformes fecales, ADNm humano y biomasa microbiana viva también de fuente humana y brotes de hepatitis en algunos puntos y periodos de los análisis considerados para el estudio.
Los muestreos —que fueron efectuados entre diciembre de 2014 y abril de 2016 en una línea de 100 k de costa entre Pudá y Tubul— también arrojaron la presencia del virus de la Hepatitis A y de ADNm en choritos, otro potencial de riesgo para la salud humana.
Pero no solo eso. Las muestran pueden contener, además, varios tipos de virus (como rotavirus, enterovirus), antibióticos y bacterias que se han hecho resistentes a éstos.
“Entonces, la contaminación fecal humana no solo es un medio de contaminación microbiana, sino también estaría participando en los procesos de dispersión de los genes que codifican para multi resistencia bacteriana a los antibióticos”, precisa el especialista.
Tecnología antigua
El Dr. Rodrigo González llama la atención sobre la situación que vive la zona costera por efecto de la presencia de emisarios submarinos que, de acuerdo a las estimaciones, pueden llegar a descargar unas 123 toneladas de materia fecal al mar cada día y advierte que éstos en su mayoría fueron proyectados hace 20-25 años para un nivel de población mucho menor a la actual.
“Es una tecnología que no está de acuerdo a los tiempos y si queremos tener ciudades del siglo XXI no lo podemos hacer de espalda al mar, eliminando los desechos en él, porque todo lo que tiramos al mar vuelve a la costa, sobre todo si se considera que el aporte es continuo”.
Esto, añade, se vuelve más complejo en un escenario de cambio climático “donde ya existe evidencia que está aumentando la intensidad y la frecuencia de las tormentas, con oleajes cada vez más paralelos a la costa”, que podrían favorecer la retención de los contaminantes en la zona costera.
“Aquí tenemos una alerta de un problema sanitario, producto del desecho de las aguas domiciliarias, con una tecnología muy antigua de tratamiento que no podemos seguir utilizando y que finalmente tiene repercusión sobre la salud humana costera”, afirma.
Los investigadores continúan realizando monitoreos en la zona de estudio y los resultados de los análisis recientes (julio de este año) muestran que la contaminación fecal humana del área aún persiste, así como el alto número de casos de hepatitis A desde 2014 a la fecha.
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