María Inés Barría, de la Facultad de Ciencias Biológicas y Mauricio Urbina, de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas fueron los únicos dos representantes de una universidad regional seleccionados para ser parte de Ciencia de Frontera, grupo que busca generar redes interdisciplinarias y dialogar sobre el futuro de la ciencia en Chile.

La selección de ambos se realizó en base a sus méritos en sus campos de estudio. Esta es la quinta convocatoria a nivel nacional, que busca a científicos y científicas menores de 42 años, de excelencia y con potencial, para que se conecten, dialoguen y difundan sus trabajos más destacados, por el período 2019-2021.

En esta convocatoria, Barría y Urbina fueron los únicos dos investigadores que no pertenecen a una universidad con sede en Santiago. El resto del grupo está conformado por investigadores de la Universidad de Chile y de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Por lo mismo, ambos señalaron que esperan motivar y dar a conocer esta instancia, para aumentar la participación regional en futuras convocatorias.

En concreto, se espera que este grupo mantenga una discusión científica interdisciplinaria, cree vínculos y desarrolle iniciativas conjuntas. También, que puedan reflexionar sobre la ciencia nacional y su futuro, que participen en divulgación de sus trabajos de frontera y que se contacten con otras agrupaciones internacionales similares.

Aportar al debate

María Inés Barría es Licenciada en Biología de la Pontificia Universidad Católica, doctora en Ciencias mención Microbiología de la Universidad de Chile y cuenta con dos postdoctorados, en la Universidad de Pittsburgh y en el Icahn School of Medicine de Nueva York. Su línea de trabajo está en el ámbito de las enfermedades infecciosas, la inmunidad y el estudio de vacunas y es reconocida por sus contribuciones al desarrollo de un medicamento que potencialmente pueda ser utilizado como tratamiento contra el virus Hanta. Comentó que entre otras materias, espera llevar al debate la necesidad de "potenciar las ciencias duras para contar con una mayor aplicabilidad de la ciencia. Por ejemplo, si no entendemos los procesos biológicos, no llegaremos a encontrar lo que potencialmente sea de beneficio a los seres humanos".

Otra de sus preocupaciones es continuar internacionalizando la ciencia y que los jóvenes investigadores puedan realizar postgrados o postdoctorados fuera del país. “Tenemos limitado acceso a recursos para hacer investigación. Para hacer ciencia de frontera se requiere de colaboraciones internacionales para optar a recursos, infraestructura y expertos que no están en el pais. Los cientificos más jovenes que están siendo exitosos han comprendido eso”.

Mauricio Urbina, por su parte, es ingeniero acuícola de la Universidad Austral de Chile, doctor en Fisiología Animal de la Universidad de Canterbury, Nueva Zelanda e investigador asociado de la Universidad de Exeter, Reino Unido. Su línea de investigación se relaciona con conocer los mecanismos y procesos que le permiten a un animal sobrevivir, adaptarse o tolerar situaciones extremas, como en ambientes extremos, los efectos del cambio climático y cambios producto de la intervención del hombre en los ecosistemas. Fue parte del equipo que exploró las profundidades de la Fosa de Atacama el 2018, donde investigaron las adaptaciones metabólicas de algunos animales que viven en estas profundidades. También publica en el área de medicina, en particular en las bases fisiológicas que gatillan algunas enfermedades neurodegenerativas.

“Siempre estamos en el laboratorio con experimentos, analizando datos o con los estudiantes y es sin duda lo que más nos interesa. Pero llega un momento en que nos preguntamos ¿por qué hacemos esto?, ¿por qué estoy hasta las 12 de la noche en el laboratorio midiendo algo?, ¿cuál es el significado?”.

Por lo mismo, señaló, las motivaciones para integrar este grupo van por la línea de “buscar cómo lo que hacemos acá en la UdeC sirve, o cruza alguna frontera para avanzar a un futuro mejor”.

Para Urbina, también es una preocupación el que la ciencia chilena tenga un estándar internacional. Por ello, indicó que en su laboratorio “nuestra aproximación es que si vamos a invertir tiempo y dinero estatal tiene que ser para hacer investigación original y de punta. No exponemos a animales para hacer algo que ya se investigó, o que no permita un avance científico significativo. Siempre tratamos de responder a preguntas relevantes”.