Un primer semestre marcado por reconocimientos a su carrera científica ha vivido el exalumno de Biología de la UdeC, Doctor por la Universidad de Nuevo México y actual investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad de la Pontificia Universidad Católica (PUC), Pablo Marquet.

En enero, fue nombrado fellow de la Academia Mundial de Ciencias (Twas), cuya base está en Trieste (Italia), y en abril recibió el título de Miembro Honorario Internacional de la Academia de Ciencias y Artes de Estados Unidos, convirtiéndose en el primer chileno en la institución creada en 1780.

El mes pasado, en tanto, la Academia Nacional de Ciencias (NAS), fundada en 1863 por el presidente norteamericano Abraham Lincoln, lo nombró Asociado Extranjero.

“Ser miembro de estas academias, y en especial de la NAS, es un gran halago y un reconocimiento a la calidad de la ciencia que hacemos en Chile; a mi trayectoria y aportes a la ciencia chilena y mundial. Me llena de orgullo que así lo piensen mis colegas extranjeros que me votaron para incorporarme a estas academias que están, sin duda, entre las más prestigiadas del planeta”, comentó el Dr. Marquet.

Fue entre 1982 y 1987 cuando Marquet cursó sus estudios de licenciatura en la UdeC, institución por la que siente orgullo, respeto y cariño. “Es una gran universidad, con una historia ejemplar como cuna de grandes ideas científicas y movimientos sociales y con grandes pensadores y figuras científicas, empezando por su fundador Enrique Molina, y profesores como los biólogos Alejandro Lipschutz, Bruno Gunther, Donoso-Barros, y los filósofos Felicitas Valenzuela, Desiderio Papp, Eduardo Núñez”.

El investigador reconoce su cuna científica en la UdeC, afirmando que tuvo “una formación biológica naturalista espectacular con Hugo Moyano, Juan Carlos Ortiz, Oscar Mathei, Clodomiro Marticorena, Oscar Parra, Roberto Rodríguez, que dejó un núcleo de conocimientos sólido, sobre evolución, diversidad y biogeografía”; que complementó con otros intereses, como la filosofía, con la que tuvo un acercamiento importante con el profesor Núñez.

“Siempre me atrajo la filosofía y la antropología y el campus de la UdeC permitía que uno explorara y se acercara a otras disciplinas. De eso vivo ahora, del diálogo constante con las matemáticas, la física la antropología, la filosofía”.

Es el diálogo que nace de sus áreas de trabajo, donde destacan las investigaciones en macroecología y sistemas complejos, desde donde profundiza su reflexión en torno al hombre y la sociedad y su relación con el mundo.

“Con la ciencia de este siglo y el posthumanismo se reubica a lo humano en la naturaleza y a la cultura en la biología: no hay nada más allá de la biología, todo es biología. Con esto se abren posibilidades para continuar la deconstrucción del fenómeno humano hasta llegar a la frontera metafísica de que no hay fundamento para nuestra existencia. Vivimos un misterio. Y es desde allí, que debemos pensar el mundo. Y más vale que nos apuremos a pensarlo y a hacer los cambios sociales y políticos que esto requiere, sino lo más probable es que colapsemos como civilización y repitamos la historia de Grecia, Roma, los Mayas, pero esta vez a escala global”, dice.

El académico recalca que uno de los principales problemas es el crecimiento de la población humana y, como consecuencia, un incremento del consumo que es “esencial para la generación de capital y riqueza, que permita generar más bienes y más consumo a costa de desigualdad social y natural”.

A su juicio, "el mundo no puede pertenecer a una sola especie y dentro de ésta a unos pocos individuos. Esto no es sustentable. Así como no existe fundamento para nuestra existencia, tampoco lo existe para el dinero, ni para la desigualdad y menos para destruir y privatizar lo que es de todos”, afirma.