El crucial momento que viven las universidades y la discusión en torno a las nuevas normativas que se proponen para el sistema fueron los temas de fondo abordados durante esta jornada en el lanzamiento del libro "Políticas para el desarrollo universitario; principios y evidencias", editado por la Universidad San Sebastián, acto en el que partició el del Rector Sergio Lavanchy junto a la ex ministra de Educación, Mariana Aylwin.

El texto, según el rector del plantel privado, Hugo Lavados -editor junto al académico de la misma institución, Ramón Berríos- busca ser un aporte a la discusión sobre la reforma desde la perspectiva de los principios, “que lo que uno quiere que el sistema sea, cuál es el perfil o el sueño que podamos tener”, y las evidencias (datos), contribuyendo, al mismo tiempo, a derribar ciertos mitos sobre las instituciones que componen el sistema universitario.

Junto con destacar el momento en que aparece el texto, el Rector Sergio Lavanchy afirmó que la situación que enfrenta la educación superior se debe a que “los diferentes gobiernos y el Estado, no han sido lo suficientemente receptivos y proactivos para abordar de forma sistémica las falencias y la diversidad de problemas que se han presentado en el tiempo, después de la última gran reforma a la educación superior, en 1981”.

La autoridad universitaria se refirió al crecimiento en el número de instituciones pasando de 25 universidades (las del Consejo de Rectores) en 1981 a 61 en la actualidad, a la vez que puso el acento en la alta heterogeneidad que existe entre las instituciones, desde el punto de vista de la propiedad, tamaño y formas de financiamiento, todo dentro del contexto de “un sistema desregulado, falto de normativas y de claridad en ciertos aspectos conceptuales”.

Sobre la ley en discusión, Lavanchy manifestó su acuerdo con la declaración de objetivos de la iniciativa y a la vez expresó sus reservas respecto de los énfasis relativos a la regulación, mediante la Subsecretaría de Educación y la Superintendencia. Incluso, señaló que hay ciertas atribuciones de la Superintendencia que, a su juicio, requieren revisión, ya que “algunas de ellas pueden claramente estar en contraposición con un bien muy preciado entre los universitarios que es la autonomía”.

Por otro lado, puso en duda la concreción de la gratuidad de la educación contemplada en la reforma, ya que -dijo- está sujeta a la carga tributaria. A la vez, criticó el hecho de que “en ninguna parte de la ley se lee cómo se va mejorar la calidad de la educación”.

Por su parte, la ex ministra Mariana Aylwin aseveró que las discusiones actuales carecen “de un diagnóstico de la realidad, porque, como dice el libro, el discurso está basado en los ideales del planificador, y yo agregaría que éste es un discurso que se construyó a partir de las movilizaciones estudiantiles, que son muy legítimas, pero lo que no me parece adecuado es que el mundo político no procese esas demandas”.

Para la directora ejecutiva de la Corporación Aprender, el gran problema del debate sobre los cambios en el sistema es la escasa relación entre las propuestas y la realidad que se quiere cambiar.

“(…) Todos podemos compartir unánimemente que queremos una educación superior que sirva a los objetivos, por una parte, de desarrollo integral de sus alumnos, pero por otra parte, al desarrollo de la sociedad chilena; pero cuando se hace un proyecto sin dialogar con la realidad, sin conjugarlo con las evidencias, la verdad es que se corre el riesgo de hacer malos proyectos y que pueden terminar siendo contradictorios con el objetivo que definen”, aseveró.