Siguiendo una tradición instaurada en 1955 bajo la rectoría de Enrique Molina, la UdeC inauguró esta mañana una nueva edición de su Escuela de Verano, abriendo sus puertas a un diálogo con la ciudad a través de los sonidos y los espacios habitables, tópico que cruzará el programa de actividades que se extenderán hasta el 23 de enero.
La Directora de Extensión, María Soledad González, expresó que desde sus inicios estas escuelas “contribuyen de manera notable a la vinculación con el medio” que no sólo se circunscribe a otras instituciones universitarias de Chile y el extranjero.
Desde esta perspectiva, señaló que esta versión es una nueva invitación al encuentro y al diálogo entre la casa de estudios y la ciudad. “El diálogo con la sociedad es esencial, constituye un rasgo que revela la vocación de servicio de la Universidad y el sentido de las Escuelas de Verano”, afirmó, agregando que “deseamos que durante estas semanas la Universidad de Concepción se convierta en un espacio donde podamos pensar, sentir y, por cierto, dialogar sobre los innumerables sentidos que emergen de las posibilidades de creación de espacios habitables que ofrecen los sonidos”.
Durante tres semanas se llevarán a cabo una serie de talleres, cursos y conversatorios en los que el tema central de la Escuela será tratado desde diversas disciplinas, así como exposiciones y espectáculos en el Foro.
La conferencia inaugural de la Escuela de Verano 2016 estuvo a cargo del destacado director Paolo Bortolameolli, quien en una exposición titulada Ecos consonancias y disonancias. La música y su resonancia cultural, hizo un amplio recorrido por la evolución de esta expresión artística.
A modo de introducción, el director explicó que el arte, en general, es una proyección de la época y del entorno “de cuándo, por quién y cómo fue creado” y que de este modo “la música se transforma inevitablemente en una resonancia cultural, en un eco”.
De acuerdo a Bortolameolli, una de las formas en que la música se manifiesta y que permite seguir su evolución, “cómo va hablando a su entorno”, es la oposición entre consonancia y disonancia; es decir, entre sonidos agradables y aquellos que presentan una cierta fricción.
Partiendo con la primera de las Variaciones Goldberg, de Johann Sebastian Bach, como una pieza dominada por las consonancias, el músico fue mostrando diversos ejemplos sobre la inclusión de las disonancias.
Composiciones que marcaron hitos como la "Sinfonía Heroica", de Ludwig van Beethoven; "Las nubes grises" de Franz Liszt; "Preludio a la siesta del fauno" de Claude Debussy; "Elektra", de Richard Strauss y la Décima Sinfonía de Mahler, entre otras, fueron citadas por el músico para graficar que el uso de las disonancias es transversal, mostrando también los cambios fundamentales que introdujo Arnold Schönberg, con el sistema docecafónico, y los aportes de los acordes folclóricos a la música docta, en el trabajo de Béla Bártok en Danzas Rumanas.
La ceremonia fue encabezada por autoridades universitarias, encabezadas por el Vicerrector Bernabé Rivas, y contó con la presencia de decanos, académicos, estudiantes e invitados especiales.