Como decenas de alumnos de Coronel, Belén Bustos Mella se traslada diariamente a las aulas de la Universidad de Concepción, donde estudia cuarto año de Educación General Básica. No hay mayor novedad en ello, excepto que Belén tiene una discapacidad motora, por lo que viaja en su silla de ruedas y es uno de los 179 estudiantes en situación de discapacidad que estudian en la UdeC, la universidad con mayor porcentaje de alumnos en esta condición dentro de las instituciones Consejo de Rectores, CRUCH.

Ello ha significado la adopción de diversas medidas para facilitar la integración de estos estudiantes, especialmente a partir de la entrada en vigencia de la Ley 20.422 de Accesibilidad Universal y el Decreto Supremo 50 que, a desde marzo de 2019, obliga a que todos los espacios de uso público deben ser accesibles, explicó Ivonne Mella, arquitecta de la Dirección de Servicios, quien además es miembro del Comité Nacional de Accesibilidad Universal y pertenece Includec, el programa de la Universidad de Concepción conformado por diferentes profesionales, administrativos y voluntarios, cuyo objetivo es promover la inclusión en todos los ámbitos de la vida universitaria, buscando otorgar igualdad de oportunidades y condiciones.

Así, el año 2018, la Universidad de Concepción destinó 45 millones para intervenciones en el ámbito de la inclusión, en materia de infraestructura y señalética. Estas inversiones incluyeron habilitación de baños inclusivos, habilitación de rampas de accesos, habilitación y demarcación de estacionamientos para personas con discapacidad, compra de mesones y sillas inclusivos, instalación de barandas y habilitación de salidas de emergencia.

En ese contexto, Belén recuerda sus primeros años, cuando la trasladaba a clases su madre Paulina, hasta hoy, cuando se desplaza con mayor autonomía por el Campus y destaca que desde el principio, a través de Includec y la Dirección de Servicios Estudiantiles (Dise), apoyaron su integración universitaria.

“Ellos se acercaron a preguntarme qué necesitaba y cada año lo siguen haciendo. Me he sentido muy apoyada. Me han orientado sobre las becas y las ayudas estudiantiles y ahora, con mi primera práctica”, recalcó la futura docente.

El respaldo que ha sentido Belén no es un caso aislado, pues Includec desarrolla un programa de apoyo para funcionarios y alumnos en situación de discapacidad, sobre todo considerando que el número de estudiantes en esta situación que ingresa a las aulas universitarias aumenta año a año, agregó Ivonne Mella.

“En la Universidad nos centramos en las personas con discapacidad motora, porque son las que más barreras arquitectónicas enfrentan. Si una persona que llega en silla de ruedas puede acceder a todos los espacios es porque cualquier persona con otra discapacidad, visual o auditiva, podrá acceder”, explicó.

Durante el proceso de matrícula, se les consulta a todos los estudiantes nuevos si tienen algún nivel de discapacidad, si necesitan apoyo y en qué grado. “Así, en marzo, podemos diseñar un Plan de Accesibilidad para ellos. Vemos cuáles serán sus recorridos en el Campus, qué servicios estudiantiles ocuparán y cómo accederán, pues debemos brindarles facilidades para que se puedan adaptar en nuestros espacios”, recalcó la arquitecta.

El sentido de estas adecuaciones, subrayó, es concebir el entorno de forma inclusiva, apto para todas las personas, para que la inclusión sea una práctica cotidiana en la Universidad.

Comunicaciones Vraea