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UdeC a punto de iniciar clonación de vacunos con fines productivos

A un paso de iniciar la clonación con fines productivos se encuentran los investigadores del Grupo de Biotecnología Animal de la facultad de Ciencias Veterinarias de la UdeC en Chillán,  que en 2008 se hizo ampliamente conocido por lograr el primer clon vivo en Chile y el primero en América usando la técnica Hand Made Cloning (HMC).
El exitoso desarrollo de"Julieta Paz", el cuarto clon bovino nacido en Chillán (de la raza Angus rojo),  es una muestra de la madurez que ha alcanzado esta línea de investigación. La ternera, que nació completamente sana el 16 de febrero pasado, pesó 49 kilos (más que el promedio habitual en un nacimiento bovino normal) y, a diferencia de los clones predecesores, no ha presentado complicaciones post parto, por lo que se ha mantenido junto a la madre gestante y ha sido alimentada directamente por ella.
De hecho, señala la doctora Lleretny Rodríguez -quien ha estado a la cabeza del proceso-  el nuevo clon “lleva una vida similar a la de un ternero de producción”. Hace poco, de hecho, los investigadores abandonaron los turnos de monitoreo nocturno (para vigilar eventuales  descompensaciones) y la ternera comenzó a salir al campo.
Y aunque "Julieta Paz" es el único clon que prosperó de entre los 4 que se esperaban para febrero –este tipo de pérdidas es común, acota la académica-  es un gran logro para el equipo de investigadores responsables de esta línea de trabajo, puesto que se han superado etapas importantes en el manejo post parto, evitando complicaciones que se vivieron en ocasiones anteriores: “hoy tenemos un protocolo de trabajo para recibir a los clones. El primer punto es definir si tiene problemas de salud y, en caso positivo, evaluar los posibles tratamientos. Esto ocurre durante las primeras horas de vida. Posteriormente se define el tipo de alimentación dependiendo de la condición del neonato. Esta parte es crítica, pues conlleva a otros procedimientos en caso de que la alimentación sea artificial.  Esto podría comprometer la salud del ternero, especialmente considerando que la transición alimenticia de los rumiantes es complicada e incluso puede llevar a la muerte de un animal sano si no se hace de forma adecuada”, explica la académica.
Por otro lado, indica que si bien aquellos clones que pudieran presentar problemas de salud o requerir alimentación artificial demandan cuidados extremos, una vez superada esta etapa “todo fluye como si fuera un animal obtenido de forma natural”.
Agrega que en los casos como el de "Julieta", “una vez que se determina que están completamente sanos, no deberían presentar complicaciones asociadas al proceso de clonación.”
En todo caso, el cuidado es permanente. El profesor de producción y calidad de leche, Marcos Muñoz, resalta que si bien lograr un clon vivo es un triunfo, “luego hay una serie de aspectos biológicos que es necesario atender, como las condiciones de desarrollo que tienen en los primeros estadios” que –dice- son cruciales desde la perspectiva de la producción animal y que implica tener individuos sanos.
Clonación artesanal
El trabajo en clonación fue iniciado en 2006, al amparo de un proyecto destinado a la recuperación de especies nativas amenazadas, y continúa hoy a través de una iniciativa conjunta con la Cooperativa Agrícola y Remolachera (CAR) de Ñuble,  respaldada por Innova Biobío,  para la optimización de la producción de bovinos clonados y el desarrollo de tecnologías empresarizables.
Desde las primeras pruebas  se han obtenido 4 clones: en julio de 2008 nació "Lola", pero sólo vivió unas horas, y "Victoria", que murió dos meses y medio más tarde. Ambos eran clones de la raza wagyú. Hace 5 meses y medio llegó al mundo"Esperanza" que, si bien presentó complicaciones en los 3  primeros meses –por lo que no pudo ser criada por su “madre”-  ya se ha alejado de las etapas críticas.  Ahora se sumó "Julieta Paz", un individuo idéntico a Esperanza.
El tipo de clonación aplicado, el HMC, se inscribe dentro de las técnicas de transferencia nuclear somática y consiste en el traspaso del núcleo de una célula de la especie que se quiere clonar en un óvulo enucleado, que luego se implanta en la hembra receptora.
El doctor Fidel Castro –quien estuvo a la cabeza en el trabajo con que se obtuvo el primer clon-  señala que la diferencia del método convencional de clonación somática es la implementación tecnológica, ya que se requiere de unos instrumentos llamados micromanipuladores, que son costosos y delicados en su operación.
De acuerdo al investigador, la adquisición de estos equipos puede llegar a los 100 mil dólares, mientras que para la producción de embriones por HMC (también conocida como clonación artesanal) se requiere una inversión de 10 mil dólares.  Además de las diferencias de costos, la doctora Rodríguez acota que en términos de eficiencia, la forma artesanal, “al menos en nuestras manos, es superior al convencional”.
Y  aunque el Laboratorio de Biotecnología Animal cuenta con estos equipos, continúan trabajando con el método por el que nació" Victoria". Los investigadores han optimizado la técnica, mejorando la selección de la línea celular donante del núcleo. El doctor Castro agrega que, a través de un proyecto Fondecyt y otras investigaciones, han profundizado el estudio en torno a la célula donante del material genético, lo que les ha permitido desarrollar procedimientos, madurar conocimientos y adquirir mayor experticia en la preselección del material a replicar.
Por otro lado, están preocupados de perfeccionar la comunicación entre el embrión y la madre receptora. Esto significa “escoger adecuadamente a las hembras que soportaran el desarrollo embrionario,  ya que hemos visto que el éxito de este evento no solo depende de la calidad del embrión, sino también y en gran medida de las característica de las receptoras”, indica la doctora Rodríguez.
El investigador José Cox, del Laboratorio de Reproducción Animal, apunta que es importante que el organismo  de la  hembra receptora esté operando adecuadamente para que la reproducción sea efectiva: “nos hemos preocupado de las condiciones corporales de los individuos (las madres gestantes), los planes de alimentación y el sincronizado del útero para recibir a los clones, de acuerdo a sus necesidades”.
En cuanto a las proyecciones de este trabajo, la doctora Rodríguez señala el aporte de la investigación básica: “es un modelo muy interesante para estudiar los eventos que gobiernan el desarrollo embrionario temprano y el efecto de las técnicas de reproducción asistida en diferentes  procesos como la diferenciación celular, la implantación y la interacción entre el embrión y el ambiente materno. Además, nos interesa el uso de esta técnica para la recuperación de animales de poblaciones en peligro de extinción”.
En el Campus Chillán existe un banco de células de 12 especies chilenas amenazadas y la idea a futuro, dice la doctora, es poder multiplicar algunos de estos ejemplares. La investigadora adelantó que el gato güiña es la especie con mayores probabilidades de ser clonado: “(Este) se parece mucho al gato doméstico en tamaño y reproducción… entonces podríamos usar ovocitos de gato doméstico como donante de núcleo y transferir las células que tenemos guardadas y obtener una güiñita”.
Entre los logros de este trabajo, la académica destaca el amplio número de personas que se han integrado al equipo: “tenemos un gran grupo de profesionales de nuestra Facultad que han contribuido al éxito del proyecto y a la vez se ha nutrido de nuevos conocimientos. Ha sido un reto hacer una cesárea cuando tenemos una gestación complicada y un feto muy grande, como han sido todo los clones que han nacido, así como enfrentar un ternero con problemas de salud que comúnmente no llegan a la clínica y establecer los tratamientos adecuados, establecer protocolos de alimentación etc. Los estudiantes han aprendido mucho. De hecho 'Julieta' fue recibida y atendida directamente por un grupo de estudiantes de Medicina Veterinaria, que siguieron un protocolo que revisaron y discutieron un millón de veces. Ellos se han tomado con mucha pasión su trabajo: buscan información, leen sobre cualquier tema que ayude al éxito del proyecto, trabajan en el laboratorio o alimentan a las terneras con el mismo entusiasmo.  Se han ganado nuestra confianza y todas las decisiones se discuten y aprueban en conjunto”.
Ahora, los investigadores están centrados en realizar todas las coordinaciones necesarias para dar inicio a la etapa productiva; es decir, la obtención de embriones destinados a mantener y reproducir características de una raza o de un individuo particular, de interés productivo.
Esto, como explica el doctor Cox, responde a la necesidad de generar una genética probada, en otros países, y a las que Chile no puede acceder por las limitaciones que impone la seguridad sanitaria: “la clonación nos permite importar líneas celulares, hacer todos los análisis asociados a la seguridad sanitaria y, sobre esa base, generar los núcleos que luego multiplicamos mediante esta tecnología”. De este modo, dice Cox, “estamos trabajando en reducir las limitaciones que tiene el país en la producción animal”.
Un vínculo especial
Más allá de un hecho científico, el lazo que existe entre los clones y los investigadores es muy especial.  Hablan de "Esperanza" y de "Julieta Paz" como si se tratara de un hijo más.  Mientras la doctora Rodríguez atiende consultas, "Esperanza" se le acerca, le lame los brazos o reclama su mamadera. De hecho, está acostumbrada a la gente, porque desde pequeña fue cuidada por humanos. Por eso se deja acariciar, incluso por extraños,  como si fuera un cachorro de perro. Las estudiantes cuentan que es tan natural el contacto con las personas, que cuando está sola comienza a llamarlas.