Con el récord de ser los clones bovinos con mayor tiempo de supervivencia en el país, las terneras clonadas en la UdeC Chillán, Esperanza (de 10 meses) y Julieta Paz (a punto de cumplir 6 meses) se preparan para una fase crucial en sus vidas:  la evaluación reproductiva.
Ambas terneras de la raza angus rojo –individuos idénticos, que provienen de la misma línea celular-  representan el mayor logro del equipo de investigadores del Grupo de Biotecnología Animal de la facultad de Ciencias Veterinarias de la UdeC en Chillán, desde que en 2008 obtuvieran el primer clon vivo en el país y América Latina a través de la técnica Hand Made Cloning  (HMC) o clonación hecha a mano.
De ser satisfactoria, la evaluación reproductiva marcaría un nuevo paso en esta área de trabajo: la producción de los primeros hijos de clones bovinos.
Los clones, como cuenta la investigadora del Grupo, Lleretny Rodríguez, se han desarrollado de forma normal, aunque Esperanza –que lleva una dieta en base a heno, pasto y proteína de soya- “ha crecido un poco más lento, debido a las complicaciones que tuvo en sus primeros meses de vida”.
Por su parte, Julieta –que a diferencia de Esperanza fue criada por una madre sustituta, con una vida similar a la de una ternera normal- no ha presentado ningún problema nutricional, ha crecido a una velocidad mayor que su hermana pequeña y tiene una excelente condición corporal, señala la investigadora.
“Ella sigue tomando leche materna,  pero ya pasó la transición a rumiante –una fase crítica en estos animales-  por lo que también come heno, pasto y concentrados, por lo que puede ser destetada en cualquier momento. No obstante - aclaró- preferimos esperar que pase el invierno para que no sufra este estrés durante los meses de mayor exigencia energética”.
Poco a poco, las terneras se acercan a la etapa de la pubertad (o primer celo), que ocurre en torno a los 12 meses, con ciertas variaciones de acuerdo a la condición corporal de cada individuo y otras variables, como las ambientales, pues, por ejemplo, la estación del año puede influir en su ocurrencia.
Y aunque existan pequeñas diferencias en la aparición en la pubertad, la doctora Rodríguez señala que las vacas no pueden ser preñadas hasta pasados los 15 meses “para garantizar una condición corporal óptima para soportar la gestación, parto y mantenimiento de la cría”.
Apenas las terneras cumplan los 12 meses, los investigadores realizarán la evaluación reproductiva, con una primera evaluación destinada a conocer la funcionalidad ovárica –es decir el desarrollo folicular y, por ende,  la generación de óvulos-  mediante estudios ecográficos.
“Una vez que se determine que hay reclutamiento folicular para la producción de ovocitos –explica la académica-  se decidirá en qué momento comenzaremos a extraerlos por punción folicular in vivo, procedimiento similar al que se realiza a las mujeres sometidas a tratamientos de reproducción asistida”.
Con este procedimiento, agrega, es posible obtener un gran número de ovocitos que inicialmente se utilizarán para evaluar su competencia –su capacidad de ser fecundados y generar un embrión-  y, luego para la de producir embriones in vitro.
“Este procedimiento nos permitiría tener un gran número de crías a partir de cada clon”, dice, a la vez que adelanta que éstos se transferirán preferentemente a vacas receptores (madres sustitutas), pues han considerado –preliminarmente- obviar la gestación en los clones para evitar complicaciones en el parto que pudieran comprometer su  salud reproductiva.
De acuerdo a Lleretny Rodríguez, los clones saludables tienen un comportamiento reproductivo similar a los animales que nacen de forma natural, pero algunos pueden mostrar un retraso en su crecimiento, por lo que el primer celo podría sufrir un aplazamiento, aunque en general -acota- los reportes en torno a vacas-clones, indican que éstas no debieras presentar problemas reproductivos asociados  a la clonación somática o la reprogramación celular, que están en su origen.
De los resultados de esta evaluación depende la superación de una nueva barrera en materia de clonación bovina del país, así como un paso seguro en los objetivos del proyecto Innova Bio Bío de optimización de la producción de bovinos clonados y desarrollo de tecnologías empresarizables, que es llevado a cabo en conjunto con la Cooperativa Agrícola y Remolachera (CAR) de Ñuble,  uno de los sustentos de esta línea de investigación que se inició en 2006.