Recuerdo de ex decano marcó el 40 aniversario de Ingeniería Civil
El recuerdo del ex decano de la facultad de Ingeniería, Sergio Villafañe Robertson, marcó el acto central de las conmemoraciones del 40 aniversario de la carrera de Ingeniería Civil, que reconoce en el académico, fallecido en 2003, a su principal impulsor.
El acto, celebrado este sábado en el auditorio Salvador Gálvez, reunió a docentes, familiares del profesor Villafañe y más de 50 ingenieros civiles, representantes de distintas generaciones de la carrera.
La historia de la especialidad como recordó el director del Departamento de Ingeniería Civil, Patricio Cendoya- se inició con la contratación del ingeniero Sergio Villafañe, con la función expresa de llevar a cabo la formulación de los planes y programas de estudio de la carrera, proyecto que fue acogido por el Consejo de la entonces Escuela de Ingeniería (hoy Facultad) y aprobado el 26 de enero de 1972, por el Consejo Superior de la Universidad.
En sus comienzos, como recordó Cendoya, la carrera contaba con una planta de cinco académicos y 20 alumnos provenientes de otras especialidades de la Escuela de Ingeniería.
Un año más tarde, como resultado de un proceso de reestructuración de la Escuela, nació el actual Departamento de Ingeniería Civil, siendo su primer director del profesor Villafañe. Cinco años más tarde la carrera tituló a sus primeros ingenieros civiles.
En su recuento de la historia de la Unidad, Cendoya dio cuenta de los avances en infraestructura y laboratorios, las mejoras curriculares, la creación del magíster en Ciencias mención Ingeniería Civil (en 2008) y la acreditación de la carrera por cinco años, obtenida en 2010. Asimismo, destacó que en estas cuatro décadas se han titulado unos mil 200 ingenieros que día a día nos prestigian con su desempeño profesional y que llevan en su corazón el sello que algún día nuestros fundadores soñaron, dijo.
Reconociendo los aportes de todos quienes han pasado por la unidad académica en estos 40 años, el académico afirmó que "el camino recorrido es la suma del esfuerzo de muchos colegas anónimos, de autoridades universitarias que creyeron en nuestros proyectos, de padres que nos confiaron a sus hijos y de estudiantes que perseveraron para convertirse en profesionales y prestigiar a nuestro Departamento.
Placa recordatoria
En su calidad de exalumno y académico, el profesor Mario Valenzuela entregó su visión sobre la evolución que ha tenido la carrera, en una intervención en que aludió a los cambios en el proceso formativo, la creciente incorporación de la tecnología, las crisis económicas del país y su influencia en la inserción de los profesionales, sin dejar de lado el ingrediente anecdótico.
Más tarde, los asistentes se trasladaron hacia el edificio de Laboratorios de Ingeniería Civil para asistir a la ceremonia de descubrimiento de la placa conmemorativa, que desde ahora designa al Laboratorio de Estructuras del Departamento con el nombre de Sergio Villafañe Robertson.
Al agradecer el homenaje, su hija Mónica Villafañe, también egresada de la carrera, recordó que su padre había recibido la formación de Ingeniero Civil en la UdeC, en un plan creado en 1931- que impartía el primer año de la especialidad en la casa de estudios y que continuaba en la Universidad de Chile. Por diversos motivos la carrera fue cerrada y él siempre soñó con reabrirla, explicó, señalando que la oportunidad de cumplir su anhelo se presentó cuando comenzó a trabajar en jornada completa en Ingeniería Mecánica junto a su amigo y socio Mario Olavarría, con quien llevó adelante el proyecto que se concretó finalmente en 1972.
Ese hombre, ese ingeniero visionario, ese a quienes ustedes, académicos del Departamento de Ingeniería Civil, han elegido para que este laboratorio lleve su nombre, ese hombre formó generaciones, dejó huella, comentó. Por eso, llamó a los integrantes del Departamento a no olvidar la historia y transmitirla a las distintas generaciones, llevando a nuestro Departamento y nuestra Universidad en el corazón, al igual como contó- lo hizo su padre hasta el día de su muerte.
Las celebraciones continuaron, por la tarde, con una cena de camaradería que contó con la asistencia de 120 personas, entre académicos, exalumnos e invitados.