En el curso se revisaron los últimos avances tecnológicos que permiten alcanzar mayor precisión en el análisis de muestras complejas.

En el Auditorio Juan Perelló y con una alta convocatoria de público se desarrolló el curso, que revisó las últimas tecnologías disponibles en el ámbito de la cromatografía gaseosa. Esta técnica se utiliza para separar muestras complejas, por ejemplo, del medio ambiental o de alimentos. “la cromatografía gaseosa es una de las formas más seguras, rápidas y confiables de obtener resultados. Como las muestras tienen distintos tipos de contaminantes, la cromatografía permite separarlas e identificarlos y se puede entregar información precisa”, explicó Carlos Peña, académico del Departamento de Química Inorgánica.

La charla fue organizada por la empresa Del Carpio, que comercializa este instrumental hace más de 20 años en el país. Su gerente, Leonardo Del Carpio, explicó que esta iniciativa se organizó para traer a los usuarios los últimos avances tecnológicos en la materia. Entre los avances más importantes está el que los equipos actuales permiten llegar a niveles más bajos en los análisis, lo que incide en el espectro de investigaciones que se pueden realizar. Cita como ejemplo estudios que han permitido analizar la incidencia de metales pesados en ciertas enfermedades.

“Para lograr esos estudios ya no sirve trabajar con equipos con sensibilidades de una parte por billón, eso significa encontrar un gramo en una tonelada. Estamos hablando partes por trillón o bajo eso, menos de un microgramo en una tonelada”, precisó.

Al finalizar la jornada, los asistentes pudieron interactuar con los equipos y software presentados durante el curso, así como resolver dudas sobre el uso cotidiano de los equipamientos con los que trabajan.