El orgullo que la Universidad siente por su mural la llevó a compartirlo más allá de la comunidad que visita la Casa del Arte. Fue así como en 2009 el Sello Editorial de la UdeC realizó una edición artístico-cultural de este Monumento Histórico: el libro de arte Presencia de América Latina, que contiene reproducciones de la obra de González Camarena y estudios sobre los motivos plásticos narrativos del mural, además de incluir el saludo que efectuó en su tiempo Pablo Neruda y un texto del autor, donde se refiere a esta obra enfatizando su unidad genética y cultural, y el espíritu bolivariano y nerudiano que anima su composición.
En esa misma línea de circulación de obra, recientemente se editó una versión económica del libro -sin tapas duras y sin la traducción al inglés-, lo que disminuye el número de páginas y, por ende, su valor. No obstante, la apreciación y valoración que se hace del mural no varía de la publicación anterior, así como tampoco la calidad de la gráfica y del papel.
Esta nueva versión fue presentada el miércoles pasado en una ceremonia en la que, además, el equipo chileno-mexicano de restauradores dio a conocer parte del trabajo que han ido realizando en estos meses.
El libro fue presentado por la directora de la Pinacoteca, María Nieves Alonso, y el director del Sello Editorial, Mario Rodríguez, quienes destacaron que esta publicación habla de uno de los íconos artísticos más importante que existe en la Región.
Alonso anunció además que se está trabajando en la edición de un libro sobre la Casa del Arte, en cuanto depositaria no solo de obras plásticas, sino también de la memoria colectiva del país.
Por su parte, Rodríguez señaló que el Sello Editorial de la UdeC publica fundamentalmente libros académicos, desarrollándose además una Línea Patrimonial que fue inaugurada por Presencia de América Latina y que cuenta además con los títulos Patrimonio Arquitectónico de Lebu y Conjunto Jesuita de Rere.
Restauración
En septiembre de 2010 el mural Presencia de América Latina obtuvo, de parte del gobierno, el reconocimiento de Monumento Histórico. Para conmemorar esa distinción se instaló en la Casa del Arte una Placa Bicentenario, en la que se recuerda que esta monumental obra de Jorge González Camarena fue donada por el gobierno mexicano, como manifestación de solidaridad frente al devastador terremoto de 1960.
Hoy, esta monumental obra de casi 300 metros cuadrados está siendo sometida a un proceso de restauración que considera aspectos de conservación preventiva que, al mismo tiempo, busca respetar el sentido original de la obra. El trabajo está siendo realizado por un grupo de cinco restauradores, dos mexicanos y tres chilenos, en un proyecto que comprende no sólo la restauración de la obra mural, sino además un trabajo de rehabilitación de la Casa del Arte.
En conversación con el público, el restaurador a cargo de los trabajos, Renato Robert, perteneciente al Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico y Muebles Mexicano, Cencropam, se refirió al proyecto binacional que contempla la restauración de Presencia de América Latina y –a cargo de otro equipo de trabajo- del mural de la Escuela México en Chillán.
Robert señaló que la experiencia mexicana en restauración se inició en 1956 con el primer curso de restauradores realizado en el Centro Superior de Artes Aplicadas y que, en 1970, dio paso a la creación de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía del Instituto Nacional de Antropología e Historia, INAH.
Grietas y fisuras
Vinculado a la temática de la identidad y del nacionalismo, González Camarena (1908-1980) pertenece a la segunda generación de muralistas mexicanos, explicó el restaurador Carlos Alberto Trigueros. El artista perteneció al grupo revolucionario de su época y destacó, además, como escultor y diseñador.
Trigueros agregó que este mural es una de las mayores obras que González Camarena realizó fuera de su país, donde había adquirido mucha fama, principalmente por la ejecución de obras en espacios públicos.
Con respecto al diagnóstico sobre el estado de conservación del mural, la restauradora chilena Andrea Casanueva señaló que el patrón de grietas vinculadas con la estructura de soporte se acentuó luego del terremoto.
“Existían grietas de origen, en un patrón vertical y horizontal. Luego del sismo de febrero aparecieron nuevas fisuras que se diferencian de las anteriores porque las originales tienen color en su borde interno”, explicó. Además agregó que hubo desprendimientos de material, menor, pero que afectan la obra.
“Para definir la relevancia de grietas y fisuras se utilizó un grietómetro y también una sonda que permitió medir su profundidad. Aunque la constante es de 3 a 4 centímetros, encontramos una que alcanza los 14 centímetros de profundidad”, señaló.
Al tipificar la naturaleza de las alteraciones, la restauradora María José Escudero explicó que las más recurrentes eran las producidas por el terremoto y por las lluvias.
“Otro factor determinante es el antropogénico –voluntario o no- ya que al tratarse de una obra mural en espacio público, las personas se acercan más de lo necesario, por lo que se solicita una mantención constante, sobre todo en las escaleras y zonas bajas del mural. También es un problema la acentuación de las grietas estructurales, por lo que por el reverso se están haciendo un refuerzo estructural por cruzetas, además de realizar un cambio en los tubos de evacuación de aguas lluvias”, dijo.
Con respecto a la labor emprendida, Mario Carvajal señaló que primero se realizó un proceso de eliminación de la suciedad superficial, de izquierda a derecha, en forma descendente, y luego se realizó un procedimiento de limpieza acuosa con vapor de agua.
“Ahora falta realizar una limpieza específica en las zonas de grietas, y un resanado que permita igualar la textura de la obra, para lo cual se utilizará un material reversible que permita conservar e sentido original del mural”, concluyó.