“Ética y Estética” fue el título del encuentro organizado por el Departamento de Filosofía en el marco del ciclo de actividades por la celebración del Día de la Filosofía. El evento buscó, principalmente, generar un espacio de conversación entre asistentes y organizadores.

Rolando Nuñez, profesor del Departamento y coordinador de las actividades, explicó que “analizamos, entre otras materias, hasta qué punto es aceptable el uso de violencia como recurso estético. Desde Michael Haneke hasta Quentin Tarantino, o desde el cine gore hasta las películas de acción. ‘¿Qué implicancia tiene esto?, ¿Hasta qué punto es aceptable?, ¿Se le puede poner un límite?’ son el tipo de preguntas que queremos plantear”.

La mesa redonda abrió el diálogo en torno a casos populares, para su posterior análisis. En ese sentido, por ejemplo, se conversó sobre el documental “Robar a Rodin”, que narra la historia del joven que sustrajo desde el Museo de Bellas Artes una obra del escultor francés y que justificó su acción dentro de fines artísticos.

Ignacio Díez, pasante en Filosofía UdeC y estudiante de magíster en la Universidad de Valladolid (España), comentó que “se busca entender que la disciplina no está reservada a un grupo de personas que se dedican a pensar en teorías abstractas. Se trata, por el contrario, de una ciencia que abarca problemas cotidianos. La violencia es uno de esos tópicos, donde todos somos ejecutores en distinto grado”.

“Hay obras que producen asco o sufrimiento, pero no por eso dejan de ser arte. Las corrientes modernas, incluso, explican que el éste trasciende la moral. Esta última, dicen, no debería juzgar lo artístico. Desde ahí, se asume, se crea una nueva moral. Por eso, una pieza puede ser moralmente reprochable, pero ser bella de todas formas”, reflexionó Díez.

Según ambos académicos, el arte corresponde al ejercicio más cercano, conocido y diario de filosofía, desde los grafitis hasta una carísima subasta de museo. Por eso ha sido siempre, entre otras causas, motivo de debate.