Si bien la UdeC cuenta con experiencias previas en licenciamiento de tecnologías propias a nivel a internacional, la reciente comercialización de un sistema de mallas para la protección de frutales, creado en el Campus Chillán, ha sido un hito en el trabajo de la Oficina de Transferencia y Licenciamiento (OTL).

También lo ha sido para el HUB de Transferencia Tecnológica Andes Pacific Technology (APTA), plataforma socia de la UdeC en este licenciamiento que nació en 2017 con el fin de promover las innovaciones desarrolladas por las universidades y centros de investigación que la conforman

Este es el resultado más exitoso que exhibe APTA desde su constitución y cuyas gestiones permitirán llevar a México el sistema de mallas foto selectivas para el control de daños en la fruta por exceso de sol (golpes de calor), ideado y patentado por el Dr. Richard Bastías (Facultad de Agronomía).

El sistema es asistido por un modelo matemático que permite regular niveles de radiación solar, sombra y ventilación de acuerdo a las necesidades particulares de árboles y frutos y condiciones de su entorno.

La directora ejecutiva de OTL, Sandra Araya, cuenta que a través de la red de contactos del HUB se llegó a la empresa internacional, que presta servicios para la producción agrícola, “con la que articulamos este negocio que se concretó y que da la posibilidad de ampliar el mercado y masificar el uso de estas mallas”.

La satisfacción de Araya se repite en su par de APTA, Varinka Farren, quien asegura que este logro es una demostración de que el modelo colaborativo del HUB funciona.

“Hemos trabajado muy de la mano de la OTL y fuimos al resultado final, que consistió en que un proyecto que empezó en Chile, que pasó todas las etapas, esté ahora en México y tenga una gran proyección de ventas y de llegar al mercado, que es lo que se espera (de las innovaciones)”, indica.

Sandra Araya reconoce que a diferencia de otras licencias, en este caso hubo un factor que facilitó la transferencia: la participación de “un socio local, cercano, que trabajó directamente en las etapas de investigación y desarrollo (I+D)”.

La empresa nacional Delsatek fue parte del proceso y luego licenció la tecnología y, según la ejecutiva, “jugó el rol de colocar el producto en el mercado”.

Ahora, la empresa internacional deberá iniciar los ensayos de validación de las mallas –que en Chile partieron en cultivos de manzanas- en diversas variedades de berries, en una primera etapa, para continuar con tomates, cítricos y paltas con la asesoría del inventor del sistema y la participación del Instituto Tecnológico de Monterrey.

“Una vez que esté validado en México será más fácil llegar a otros mercados”, afirma Farren.

Al frente de la OTL desde sus inicios, Sandra Araya reconoce que para hacer transferencia tecnológica hay que superar muchas barreras, como la falta de conocimiento a nivel local de la forma en que operan los procesos de licenciamiento. “Cuando partimos con la OTL, interactuábamos con empresas a nivel local que no estaban acostumbradas a licenciar tecnologías universitarias; entonces ellos esperaban firmar un contrato y al día siguiente tener un punto colocado en el mercado, cuando era un producto que estaba en desarrollo”.

Ahora, agrega, se entiende un poco más y las casas de estudio han establecido modelos de trabajo con estándares similares; “por ende, si la industria hoy va a una universidad, probablemente con algunos matices, va a encontrar una forma muy parecida en las formas de trabajar, de colaborar y de transferir conocimiento y tecnologías”.

Para la directora ejecutiva de APTA hay aspectos clave como la calidad del producto, la solución que propone y las oportunidad en que lo hace.

“Yo creo que el investigador (Richard Bastías) fue súper visionario, porque todo lo que tiene que ver con el cambio climático en estos momentos es súper importante”, acota, señalando que por el carácter flexible de esta tecnología se abren oportunidades, por ejemplo, en Estados Unidos, “donde hace tres meses se perdieron los campos de cítricos debido a los cambios de temperatura”.

Por eso, agrega, también han empezado a establecer contactos con empresas norteamericanas y europeas que han tenido problemas con sus cultivos y que pueden ser potenciales usuarios de las mallas.

La directora ejecutiva OTL destaca la importancia de trabajar de forma cercana con el investigador y su equipo de trabajo a la hora de emprender el camino del licenciamiento y señala que siempre es más fácil relacionarse con quienes quieren “saltar a esta instancia”.

También recalca el valor de difundir los casos de éxito para motivar a otros investigadores y “mostrarles que sus resultados también pueden llegar al mercado”. “La Universidad tiene incentivos económicos (para quienes hacen este paso); se ven mucho más largo plazo, pero cuando esto se tangibiliza, los investigadores de verdad piensan que están contribuyendo a la sociedad”, afirma.