El traspatio no es sólo el espacio tras la casa; es un sistema donde la familia obtiene múltiples beneficios tangibles e intangibles que permiten fortalecer sus sistemas de vida y estrategias de desarrollo.
Para Santos Hernández, investigador de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México, algunos de los beneficios del traspatio se traducen en el fortalecimiento de los lazos entre los integrantes de la familia campesina, la autogestión, el ahorro y mantención y el fomento de la biodiversidad.
Hernández fue uno de los ponentes en el Primer Seminario Trasiber, Familia y traspatio, binomio alternativo en tiempos de crisis global, que se realiza previo al Simposio Iberoamericano sobre Conservación y Utilización de los Recursos Zoogenéticos, que se llevará a cabo entre mañana y el viernes en la UdeC, y en el cual se analiza la producción agropecuaria familiar a pequeña escala.
El académico de Ciencias Veterinarias UdeC, Mario Briones, es uno de los organizadores de esta actividad y explicó que este Seminario Trasiber ahonda en una temática que busca entender no sólo el trabajo con recursos zoogenéticos, razas locales, sino también se relaciona “muy estrechamente con la gente, con las culturas y con lo que en Centroamérica y en México llaman el traspatio y que, de alguna manera, se compara con lo que nosotros llamamos la agricultura familiar campesina”.
De tal modo, en esta ocasión se convocó a productores –gente que trabaja en el campo-, técnicos y profesionales, quienes se reunieron con investigadores de Argentina, Chile, Colombia y de México para compartir experiencias, mostrando elementos culturales que van más allá de los relacionado con aspectos técnicos de la sólo crianza.
Guadalupe Rodríguez, coordinadora general de la Red Trasiber y académica de la Universidad Autónoma de Chiapas, México, señaló que la idea de este seminario tiene un historial de cuatro años, donde un grupo de colegas de la Red Conbiand -que promueve la conservación de la biodiversidad de los animales domésticos para el desarrollo rural sostenible- sentía que ésta se dedicaba únicamente a la conservación y mejoramiento de razas animales locales.
“Muchos de nosotros trabajamos en el traspatio, donde convergen vegetales, animales y, por supuesto, la familia, por lo que para nosotros era muy importante abrir este pequeño espacio y forjamos esta red Trasiber –Traspatio Iberoamericano-, comenzando con una mesa de discusión en Brasil en 2010, hasta llegar a este primer seminario del que, esperamos, se haga una costumbre anual con temáticas distintas”, señaló.
La investigadora agregó que “lo que queremos aquí es mostrar distintas aristas, distintos potenciales de esta producción agropecuaria de traspatio; producción animal, vegetal, pero también la sensibilidad del productor o de la productora a partir del traspatio. Los sentires, en el sentido de que el traspatio hace a una vivienda y, por tanto, a la persona y a la familia más confortable, más embellecida. Entonces tocamos las cuestiones sicológicas y culturales que atañen en el traspatio: trasmisión de conocimiento de los viejos a los jóvenes, rescate y conservación de semillas o de animales específicos, costumbres, culturas, el estar bien de la familia rural”.