Un momento inolvidable para su carrera científica fue la que vivió el académico del Departamento de Ciencias de la Tierra, el Dr. José Luis Palma, con la erupción del Villarrica, del cual fue testigo privilegiado, pues en el marco de su proyecto Fondecyt, el investigador se encontraba instalando instrumentos de medición en un lugar cercano al cráter, momento en que la actividad volcánica se tornó peligrosa. Dándose cuenta de que vendría una erupción inminente, el especialista en vulcanología escapó del lugar, no sin antes asegurar que sus instrumentos, los que espera recuperar cuando se levanten las restricciones actuales.
Para el Dr. Palma la oportunidad que tuvo ayer de emplazar los sensores fue una suerte, ya que con los datos capturados obtendrá, si todo sale bien, el primer registro más largo de actividad volcánica –y por cierto el primero de una erupción- utilizando técnicas de infrasonido. Explicó que el objetivo del proyecto, que se encuentra en su segundo año de ejecución, es utilizar esta metodología para monitorear la actividad del Villarrica, la que entre otros aspecto mide sonidos de baja frecuencia (menores a 20 mhz) del volcán, combinados con la actividad sísmica, la emisión de gases y otras formaciones volcánicas para determinar las características de comportamiento del volcán. “Se trata de una idea que comenzó hace tiempo, que ya se ha utilizado antes y de la que existen publicaciones, pero esta es la primera vez que tenemos un registro tan largo y de una erupción”, señaló.
Por su parte, la Dra. Verónica Pineda, también investigadora del Departamento de Ciencias de la Tierra UdeC y quien lleva adelante el monitoreo de los volcanes de nuestra zona, afirmó que ante lo ocurrido no debemos olvidar que vivimos en un país que es tanto sísmico como volcánico. “Esto tenemos que tenerlo presente tanto en las comunidades, como en los centros turísticos y pueblos que están alrededor de los volcanes”.
La especialista indicó que todos los volcanes tienen actividad, aunque no se evidencie de manera externa, agregando que siempre hay actividad sísmica de magnitudes menores que no son percibidos, por lo que el monitoreo volcánico es fundamental, ya que “nos permite tener patrones de sismicidad para cada volcán yasí podemos determinar una alteración y sabemos que algo ocurre, pese a que no se vea de manera externa”.
Lo que ocurrió con el Villarrica, explicó la Dra. Pineda, es que con el aumento de sismicidad se alertó de una probable erupción. “Hay que entender que un volcán no sigue un patrón de erupción; es decir, podemos tener aumento de sismicidad y luego un declive que no pase a más, pero también podemos tener un volcán en que no aumente la sismicidad y puede generar una erupción muy violenta de manera intempestiva”, explicó.
La académica explicó que junto con la medición de sismicidad existe una técnica llamada RSAM, que toma los datos de amplitud de la señal sísmica de manera real y que es la que utiliza para el monitoreo en el proyecto Instalación, puesta en marcha, operación y mantención de los equipos del Sistema de Vigilancia Volcánica en el Alto Bío-Bío.
(Fotografía gentileza de José Luis Palma)