Profesores y alumnos de la facultad de Ciencias Forestales de la UdeC  se encuentran estudiando la zona afectada por el enorme incendio forestal del sector Quillón-Ránquil, para evaluar la recuperación de la vegetación en esa zona, luego del incendio que la afectaradurante el verano,  a fin de conocer su estrategia de resistencia y evasión al fuego.
La recuperación de la vegetación previa a las lluvias de otoño e invierno es un factor fundamental para determinar la severidad de la erosión post-incendio, pues a mayor cobertura de pastos y desechos, existe una mejor protección contra la lluvia. Es así como, la precipitación intermitente, de baja intensidad -pero frecuente- de marzo, ha sido favorable para la recuperación.
De hecho, el monitoreo realizado durante los días 7, 11 y 18 de enero, 15 de febrero y 21 de marzo de 2012 indica que a los 15 días de controlado el incendio, apareció el  rebrote de las primeras plantas, la mayoría de ellas introducidas, como la Zarzamora (rubus ulmifolius); Rosa Mosqueta (Rosa rubiginosa) y Galega (Galega oficinales). La única especie nativa chilena observada en esta primera etapa fue el Maqui (Aristotelia chilensis).
Dos meses y medio después del  incendio se observó varias especies nativas con rebrote de hasta 50 cm. de altura o más, entre ellos el litre (Lithraea caustica); Madroño (Escallonia pulverulenta); Peumo (Cryptocaria alba); Boldo (Peumus boldus); Corcolen (Azara integrifolia); Bollen (kageneckia oblonga); Huingan (Schinus polygamus); Cóguil (Lardizabala biternata); Culén (Psoralea glandulosa) y Quilo (Muehlenbeckia hastulata). Estos datos indican que la severidad del daño en el suelo fue de baja magnitud porque el incendio pasó muy rápido, liberando la energía hacia la atm’osfera, sin dejar un mayor daño en el suelo y las zonas de reserva de las plantas, lo que facilitó su regeneración.
En los análisis de terreno, también se confirmó la capacidad de resistencia y persistencia de las plantas en el sitio. Durante el incendio muchas de ellas perdieron su follaje o se secaron, pero en estos momentos están rebrotando a lo largo de todo su tronco y ramas. De esta forma, se demostró  que la corteza es un muy buen protector del daño por fuego, pues se carboniza y quema en forma superficial sin dañar la madera, incluso permaneciendo vivo el cambium, que es lo que permite rebrotar.
El académico UdeC Eduardo Peña comenta que lo más preocupante que se ha detectado en la evaluación es que la especies introducidas como Eucalyptus globulus,  Retamilla (Teline monspessulana), Aromo amarillo (Acacia dealbata) y Aromo extranjero (Acacia melanoxylon), están rebrotando profusamente. Además, agregó el doctor Peña,  los aromos  muestran regeneración por semillas, lo que incrementará la densidad de individuos, en desmedro de la presencia de especies nativas que germinan meses más tarde. También se encontró regeneración de semillas de Pino radiata (Pinus radiata), lo que fue una sorpresa, pues normalmente se asume que la germinación ocurre en primavera (septiembre).
Sin duda que la presencia post-incendio de vegetación nativa e introducida es muy importante para la protección del suelo contra la erosión, pero las especies introducidas son una amenaza potencial para el bosque nativo que se quemó, especialmente aquel que está rodeado por plantaciones afectadas por el fuego donde los pinos aún están en pie. La regeneración, de acuerdo a las estimaciones de los científicos de la UdeC, invadirá la vegetación nativa aledaña, afectando su establecimiento y diversidad natural, y es por eso que se requiere prestar especial atención a este daño potencial, el cual sería necesario controlar o mitigar su impacto si ocurre como se plantea en este análisis.
Xuksa Kramcsak
Facultad de Ciencias Forestales