Una revisión de la genealogía afirmativa de los procesos modernos que han conducido a lo que se conoce como la re sacralización de la nación y la persona, realizó esta mañana en la UdeC el destacado investigador de la Universidad de Navarra, Josetxo Beriáin, en una exposición programada por el Magister en Investigación Social y Desarrollo.
La conferencia, titulada Imaginarios sociales de la nación y la persona, es parte del programa de actividades que el académico, especialista en teoría sociológica, está llevando a cabo en el marco de su visita a la Facultad de Ciencias Sociales.
El doctor Beriáin aclaró que en su propuesta de análisis de la re sacralización, el hecho religioso no debe ser entendido como las reliquias o atavismos del pasado, sino como “una metamorfosis” de éste, asociada “a la génesis histórico-sociales de pares de categorías como sagrado/profano, trascendente/inmanente, secular/religioso que interactúan en tensión dinámica y conforman situaciones nuevas en las que -siguiendo la metáfora metafísica de que la energía no se pierde- la creatividad social, la capacidad de transcender produce una nueva síntesis de viejas y nuevas realidades”.
En la perspectiva de ese dinamismo del hecho religioso, el sociólogo analizó algunos casos en los que se observa la idea de sacralización moderna de nación, como es el caso de la revolución francesa, donde –explicó- se puede observar “cómo una comunidad de salvación se transforma en una comunidad de culto”. Aquí, dijo, hay una sacralización de un dominio secular, que es posible por los actos revolucionarios transformativos de 1789 y los años que siguieron a la revolución. Lo real-regio, agregó, se convierte en lo nacional y materias puramente laicas, como la patria, la libertad y la razón “fueron transformadas por parte de la opinión pública en cosas sagradas”.
En el lado de la sacralización de la persona –término que, explicó, fue acuñado por el filósofo alemán, Hans Joas, a partir de las ideas de Emile Durkheim- y se vincula a cambios sociales que ocurren a partir del siglo XVIII, como las reformas del derecho penal y la práctica penal y la creación de los derechos humanos, “expresión de un profundo cambio cultural, a través del cual la persona humana se convierte en algo sagrado”.
Esta sacralización de la persona, explicó, “no tiene que ver con la glorificación egocéntrica del propio yo sino con la personalidad humana, el resorte de esta fe en la persona no es el egoísmo sino la simpatía por todo lo que el hombre representa un gran sufrimiento por los dolores que aquejan al hombre por las tragedias humanas y un compromiso para luchar contra ellas”
El Doctor Beriáin también se refirió a situaciones en las que las “narrativas” de la sacralización de la nación y la persona se cruzan y se contraponen, tomando como ejemplos los casos del estado católico irlandés y los conflictos vinculados con los niños internados en hogares de las iglesias, víctimas de abuso sexual, y del efecto negativo que tuvo, para el país vasco y su lucha por la autonomía, el asesinato del concejal del Partido Popular, Miguel Ángel Blanco, en 1997.