Solange Dufourcq del Canto, exalumna de la Carrera de Derecho UdeC, ingresó el año 2000 y actualmente se desempeña como Cónsul de Chile y Representante Alterna ante Naciones Unidas en Nairobi, Kenia (país del este africano).

Respecto a su trabajo actual, Dufourcq señaló que “representar a mi país es el máximo honor de mi vida, pero así mismo una gran responsabilidad. Como embajada debemos ser un puente entre nuestros connacionales y nuestro país. La lejanía es un factor de especial sensibilidad y que debo incorporar todos los días a mi labor”.

La primera aproximación de Solange a la diplomacia fue en segundo año cuando tomó el ramo de Derecho Internacional Público con la profesora Paulina Astroza. Luego de cursar el programa de doble maestría desarrollado entre la Universidad de Chile y la Universidad de Heidelberg, postuló al concurso público para ingresar a la Academia Diplomática Andrés Bello, graduándose en 2013. Luego desempeñó funciones en la Dirección General Consular y la Dirección de Derechos Humanos de la Cancillería.

En estos tres años como diplomática, ¿con qué barreras te has encontrado?

“La carrera diplomática es un tremendo desafío y el estar en Kenia ha implicado un reto triple. El representar a Chile en un país culturalmente tan diverso no está exento de dificultades, pero es una experiencia maravillosa poder mostrar nuestra imagen país, que muchas veces es desconocida. El estar en África te cambia, es imposible dejar este continente sin que te obligue a replantearte tu escala entera de valores. Por lo menos así ha sido para mí. El keniata (y el africano en general) es una persona de una amabilidad y optimismo que sobrecoge, incluso ante situaciones de vida adversa. África es un continente hermoso, pero que está lleno de contrastes. La pobreza y miseria de la que uno es testigo supera toda realidad a la que uno está acostumbrado. Y es difícil, muy difícil enfrentar ello como parte de tu trabajo. Este sentimiento es compartido por los poco más de 30 chilenos que viven acá, con los cuales mantengo contacto permanente, pues son sus intereses los que debo proteger, ese es mi trabajo más importante acá”.

¿Qué lecciones ha aprendido del continente africano?

“Muchas, y cada día esta tierra me muestra más sorpresas y desafíos que debo afrontar como persona y como profesional. La corrupción es un mal endémico de la Región y que corroe no sólo el sistema público, sino que el sistema social en su conjunto, alimentado por un 40% de cesantía solo en Kenia, que es uno de los países más desarrollados del continente. La crítica situación en materia de derechos humanos en una sociedad esencialmente machista tampoco facilita el trabajo cuando es desarrollado por una mujer”.

¿Cómo ha sido la experiencia en el continente africano?

“A nivel personal, esta vocación de servicio público me ha entregado varias de las mejores experiencias de mi vida. El poder ver el mundo y el que la vida me haya entregado la oportunidad de conocer otras culturas es un privilegio tremendo, creo que tengo historias para contar a mis nietos. Pero tampoco es fácil, el desarraigo es algo con lo que tienes que vivir en esta carrera, no es fácil dejar tu tierra, tu gente, tu familia”.

¿Cuáles fueron las herramientas que te dio la Facultad en tu desempeño actual?

“La Universidad, en especial la Facultad de Derecho ha dejado una huella indeleble en mí. Soy una exalumna orgullosa, y una penquista aún más orgullosa. En la Escuela conocí a grandes personas, a las que tengo el honor de llamar amigos, compañeros de camino, con los que he compartido alegrías, penas, risas, llantos. Muchos de ellos siguen siendo grandes amigos y que forman parte de mi vida diaria, a pesar de la distancia. Esa unión es algo en lo que contribuye nuestra identificación mutua, el haber sido partes de este gran proyecto común que es la Universidad de Concepción”.

Katterinne Arriagada