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Estudio muestra cambios en comunidad marina de Bahía Coliumo tras terremoto de 2010

Una comunidad marina bentónica, cuya estructura difiere cualitativa y cuantitativamente de la que existía hace 7 años, muestra hoy la Bahía de Coliumo producto de dos importantes perturbaciones naturales.
Primero fue un evento de hipoxia (una baja de oxígeno) registrado en sus aguas, en enero de 2008, que produjo una mortandad y varazón masiva de organismos. Dos años más tarde la Bahía era una de las zonas más afectadas por el tsunami que siguió al mega terremoto del 27 de febrero.
Los impactos del primer evento pudieron ser conocidos gracias a la existencia previa (desde 2007), de un plan de monitoreo de la Bahía, que fue fortalecido tras el terremoto de 2010 con un proyecto Fondecyt conducido por el Doctor Eduardo Hernández, integrante del Programa de Investigación Marina de Excelencia de la UdeC, PIMEX. Esta iniciativa permitió ampliar la cobertura espacial y temporal de las observaciones en la zona y dimensionar, cualitativa y cuantitativamente, los efectos del tsunami en las comunidades de fondo marino, explicó Hernández.
Después del episodio de hipoxia, la comunidad del lugar, que era dominada por distintas especies de peces y crustáceos carnívoros, fue modificada siendo reemplazada por organismos carroñeros, moluscos pequeños (caracoles) y crustáceos que se alimentan de organismos muertos, señaló el investigador.
“Estos carroñeros –contó- empezaron a aumentar su abundancia en órdenes de magnitud hasta el momento en que se produce el terremoto y tsunami. La Bahía fue golpeada por las olas y desaparecieron todos estos organismos, quedando por algunos meses con muy bajas abundancias poblacionales y riqueza de especies”.
Después de este periodo, el sector comenzó a ser recolonizado por organismos carnívoros “que venían desde la plataforma costera fuera de la bahía, probablemente mediado por larvas y organismos más pequeños”, viendo modificadas sus abundancias relativas. “Especies que antes eran muy poco dominantes, ahora empiezan a ser cotidianas en la comunidad y las que presentaban abundancias mayores, empiezan a disminuir”, indicó.
De acuerdo al investigador, ambas perturbaciones dirigen una “ruta” para la comunidad marina: después de la hipoxia, ésta toma una dirección que cambia nuevamente luego del terremoto. “Y después de siete años encontramos que la comunidad que hay ahora es diferente a la que había antes del terremoto y la hipoxia, y que (en términos de su abundancia comunitaria total) se encuentran órdenes de magnitud menor a lo que había en el año 2007. Todavía, aunque sumáramos todos los organismos (en términos de peso), no encontramos los valores que había antes”, señaló.
Para Hernández, esta investigación constituye un aporte a los estudios de ecología, desde el punto de vista teórico-conceptual, “porque antes nunca hubo estudios que pudieran evaluar cuantitativamente perturbaciones tan grandes en una comunidad marina. Que tengas una hipoxia y un terremoto en el mismo lugar, y que sus efectos se puedan cuantificar… no había información sobre eso”, indicó.
Las contribuciones, agregó, van hacia la teoría de perturbación y resiliencia ecosistémica que, como, explicó se diferencian en dos tipos de perturbaciones: “una que es puntual, que viene y se va (como las ocurridas en Bahía Coliumo), y otras que son continuas”.
El Doctor Hernández señaló que, aunque las perturbaciones en Coliumo “han generado grandes cambios, el ecosistema no desaparece sino que se modifica y sigue funcionando y, esto habla de una propiedad ecológica que se llama resiliencia”, dijo.
La comunidad, agregó, fue resiliente porque el área afectada no es suficientemente grande “como para que desaparezca todo; si el tsunami hubiera arrasado unos 500 kilómetros de costa al igual que en Bahía Coliumo, probablemente muchas especies no habrían vuelto a aparecer, porque habrían desaparecido en gran parte de su rango de distribución”.
El Doctor Hernández indicó que si bien es difícil aventurar cuál será la dirección que tomará la comunidad que “aún sigue a la deriva”, esta investigación ha evidenciado la importancia que tiene la Bahía de Coliumo desde el punto de vista de las abundancias de las especies que ahí residen.
“Bahía Coliumo es el área costera más importante en términos de la cantidad de organismos que se generan y ahí se refugian y, dado que las perturbaciones han sido más bien locales, los organismos que vienen de la plataforma desde zonas no afectadas han podido recolonizarla. Así, en el tiempo estos nuevos organismos arribados podrán colonizar hacia la plataforma costera aledaña… esa es la hipótesis que estamos desarrollando”, contó el investigador, quien a la vez adelantó que en estos momentos se están realizando estudios, a partir de un nuevo Fondecyt, que apuntan a establecer si las perturbaciones registradas en Coliumo tuvieron un efecto a nivel genético en las poblaciones residentes.