Involucrar, desde las etapas más tempranas, a los estudiantes universitarios en la actividad de investigación científica es, a juicio del Vicerrector de Investigación y Desarrollo, Bernabé Rivas, uno de los mayores beneficios del Concurso de Valorización de la Investigación en la Universidad, VIU, de Fondef.
Esta iniciativa busca fomentar una cultura de emprendimiento innovador en la comunidad universitaria, basada en la valorización de la investigación que se realiza en las universidades chilenas por egresados de pre y postgrado. En su tercera convocatoria la UdeC se adjudicó nueve proyectos en Fase 1, de los cuales siete fueron recientemente aprobados para ejecutar su Fase 2.
De tal modo, la Universidad de Concepción quedó entre las primeras casas de estudios con más iniciativas adjudicadas. De las 26 aprobadas a nivel nacional, la Universidad Federico Santa María logró aprobar ocho, y bajo la UdeC se encuentran la Católica de Valparaíso y la de Antofagasta con tres proyectos cada una, luego la Universidad de Talca con dos y las Universidades Católica del Norte, de Chile y Biobío con una.
El Vicerrector Rivas valoró estos resultados, señalando que esto implica que “tenemos ya 22 proyectos ejecutándose en Fase 2 –sumando los de las convocatorias anteriores- y esperamos que lleguen al producto final que es lo que ellos plantean”.
A juicio de la autoridad, “ello demuestra además el interés de la UdeC por apoyar la incorporación temprana de los estudiantes en la investigación, ya que al observar el listado de ganadores, se ve que seis de los siete son alumnos de pregrado”.
Otro aspecto llamativo es que, además de pertenecer a facultades habituales en este tipo de concursos -como Ciencias Biológicas, Ciencias Químicas y Farmacia- en esta oportunidad se adjudicó además un proyecto un alumno del Doctorado en Lingüística de la facultad de Humanidades y Arte, donde la interdisciplina está presente, ya que el ganador Christian Soto trabaja junto a especialistas de ingeniería en el desarrollo de una Tecnología computacional para el desarrollo de la comprensión lectora.
A juicio de la directora ejecutiva de IncubaUdeC, Beatriz Millán, esto tiene una importancia relevante para nuestra Universidad, “sobre todo para lo que tiene que ver con el impacto económico, ya que justamente se trata de valorizar los resultados que tuvieron los alumnos en sus tesis de investigación, de manera de ver cómo llevarlos al mercado. Eso quiere decir buscar oportunidades de negocio real, donde ellos puedan transferir las tecnologías que desarrollaron”.
Cada uno de los ganadores de la UdeC obtuvo el monto máximo al cual se podía postular: 24 millones de pesos, y cuentan con ocho meses para concluir su investigación y contar con un producto.
“En la primera etapa los estudiantes definieron su plan de negocios, qué objetivos buscan, cuáles son las necesidades del mercado. Para esta segunda etapa ellos fueron a defender su propuesta a Santiago y ellos quedaron seleccionados para desarrollar esta fase donde deben ejecutar lo que planificaron”, explicó Millán.
La ejecutiva de la incubadora de empresas universitaria señaló que “nos damos cuenta que los alumnos hoy no sólo quieren venir a estudiar sino que esperan hacer cosas mucho más allá, que tienen que ver con tener una interacción con la comunidad y con las empresas y, sobre todo, realizar actividades que le entreguen mayor valor a su actividad académica”.
Empoderamiento de los estudiantes
Si bien son los mismos alumnos los directores de los proyectos, los profesores guías de tesis cumplen un rol fundamental en el desarrollo de estas iniciativas. Ellos pueden o no pertenecer a la Facultad del estudiante participante, propiciando una vez más la interdisciplina.
Para Oliberto Sánchez, académico de Ciencias Biológicas y profesor guía de dos de los proyectos aprobados, este concurso es “una excelente oportunidad para que los estudiantes que recién se incorporan a la actividad de investigación comprendan que, si bien un elemento importante de su formación es hacer ciencia, tener publicaciones y participar en congresos, también lo es generar bienes y servicios. Es una oportunidad excelente para que comprendan que cualquier producto de base tecnológica cuesta desarrollarlo; deben aprender a investigar las necesidades de la industria, de la sociedad, del mercado, y transformarse en emprendedores. Es realmente una formación integral”.
Por su parte Bernardo Riffo, académico de Humanidades y Arte, consideró que, con estos resultados, “hay una clara señal de que el desarrollo de la ciencia no está limitado a lo que habitualmente se considera científico. Las llamadas ciencias humanas también pueden dar respuestas para problemas centrales de la humanidad, ofreciendo servicios a la sociedad con una mirada innovadora”.
Con tres proyectos VIU aprobados, Jorge Toledo, de la facultad de Ciencias Biológicas, destacó que este concurso “empodera al estudiante con un 50% de la propiedad intelectual y los beneficios derivados del proyecto; esa es la naturaleza de la convocatoria, siendo un proyecto que se gesta y desarrolla no sólo por el alumno, sino que por todo un equipo de investigadores”. Por ello consideró valorable que la UdeC le dé un espacio tan importante a sus estudiantes.
Tratamientos para el cáncer y otras inciativas
Prototipo de terapia génica de nueva generación para tratamiento del cáncer de próstata es el nombre de la propuesta presentada por Rita Cerro, bioquímica UdeC. “Mi proyecto consiste en una terapia para el cáncer de próstata y se encuentra en las fases iniciales, experimentales. En el laboratorio de Biotecnologías y Biofármacos trabajamos en mi tesis de pregrado para el diseño de la terapia para el cáncer de próstata y obtuvimos buenos resultados iniciales in vitro, así que ahora pretendemos, con el proyecto VIU, llegar al modelo animal”, explicó.
La joven profesional señaló que el producto esperado del concurso sería una formulación inyectable para personas que tengan tumores de cáncer de próstata. “Durante el desarrollo de la Fase 2 pretendemos patentar la idea y, además, reunirnos con inversionistas capital de riesgo para poder llegar a obtener inversiones para seguir en etapas de fase clínica con pacientes”.
Rita valoró favorablemente este concurso: “pese a que como científica no manejo el área comercial o de negocios, este tipo de convocatorias nos abre nuevas expectativas sobre lo que podemos entregar a la comunidad, de modo que los resultados no queden encerrados. Nos abren nuevos horizontes”.
Algo similar opinó el bioingeniero Rodrigo Mansilla, quien se manifestó contento “con este tipo de oportunidades que se da a nivel nacional, porque en nuestra etapa de científicos recién formándonos nos da la posibilidad de desarrollar nuestras ideas y poder, finalmente, desarrollar productos beneficiosos para la sociedad”.
Mansilla presentó la propuesta Prototipo vacunal aplicado al tratamiento del cáncer pulmonar, proyecto que surgió de su tesis de pregrado realizada en la facultad de Ciencias Biológicas. “Consistió en desarrollar un proceso de producción de una molécula llamada Factor de crecimiento epidérmico; a partir de esta molécula pretendemos desarrollar esta vacuna para el tratamiento del cáncer pulmonar, enfermedad de alta incidencia en Chile y también una alta mortalidad. Es un gran problema que hay que solucionar a nivel de país e internacional”.
Recientemente titulado, actualmente su iniciativa se encuentra en etapa de generación de la vacuna. “Nos queda la etapa de pruebas in vitro, in vivo de la vacuna y, finalmente, si los resultados son positivos, esperamos licenciar la vacuna en alguna empresa farmacéutica y desarrollar los ensayos clínicos que permitan que llegue al mercado”, explicó.
Los otros proyectos aprobados son Generación de una plataforma para la producción de FSH recombinante en cultivos celulares, de Felipe Bravo, de Bioquímica; Desarrollo de formulación terapéutica basada en Interferón alfa humano, para el tratamiento de neoplasias y enfermedades infecciosas de curso crónico, de Consuelo Ramírez, de Bioingeniería; Aplicación terapéutica de extractos vegetales enriquecidos con chalconas para el tratamiento del dolor crónico, de Carolyne Lespay, de Bioquímica, y Eritropoyetina humana recombinante biológicamente activa producida en leche mediante “humanización” de la glándula mamaria, de María José Leiva, de Bioquímica.