Nuevas fronteras: desde la bioinformática a la bionanotecnología fue el título de la conferencia que el Director del Centro de Bioinformática y Biología Integrativa (Cbib) de la Universidad Andrés Bello, Fernando González, ofreció en la inauguración del año académico del Magíster en Bioquímica y Bioinformática de la UdeC.

En su ponencia, el científico entregó su visión sobre los avances que ha experimentado la bioinformática -o la biología computacional, como él prefiere llamarla- mostrando algunos ejemplos de investigaciones desarrolladas en su centro a partir de la integración de áreas como la genómica, la bionanotecnología y el descubrimiento de nuevos fármacos.

“Todo está integrado y esto lo estamos planteando como un concepto nuevo, donde la bioinformática es una herramienta común de alto impacto en el diseño de nuevos compuestos”, explicó el investigador.

“La bioinformática es un área bastante madura, hay muchos métodos con muy buenas capacidades predictivas, que nos ayudan a entender desde cómo es una enfermedad a nivel genético, hasta cómo impacta en el nivel atómico, en las proteínas que se producen a nivel de los genes”, dijo.

Esto, agregó, ha generado “un nuevo paradigma que es la medicina personalizada, es decir, cómo podemos llegar a generar medicamentos, o más bien utilizarlos racionalmente, para un determinado paciente. Eso es uno de los grandes desafíos que tenemos hoy día”, señaló.

En este ámbito se unen las bionanotecnologías con sistemas de liberación controlada de fármacos que, según el investigador, “ha tenido una explosión importante en los últimos años en Chile”.

Así se logra mayor estabilidad del compuesto en el tiempo y, en algunos casos, como fármacos que actúan sobre el cáncer, reducir los niveles de toxicidad en varios niveles.

El investigador contó que experimentos de liberación controlada de compuestos para el cáncer en modelos mostraron que no hay pérdida de peso ni de cabellos y que, sin ser ésta una solución definitiva para la enfermedad, sí puede ayudar a mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Este es una de las tantos campos de desarrollo en el que la bioinformática es una contribución, ya que -de acuerdo al Dr González, “hoy en día hay un mundo de posibilidades de aplicación en diferentes áreas, no solo en medicina, sino que en agricultura y acuicultura, entre otras. Hay tremendos desafíos en los que todos estos estudiantes de magíster pueden hacer investigaciones con impacto en el desarrollo local”, afirmó.

En la ceremonia, la Directora del Magíster, Dra. Violeta Morín, dio la bienvenida a los seis nuevos alumnos del programa que, recordó, cumple 10 años desde su creación, periodo en el que se han graduado 66 especialistas.

El programa, que cuenta un total de 26 alumnos en cursos regulares, fue acreditado en 2011 por 6 años, que finalizaron en marzo, y se encuentra en un nuevo proceso de certificación que debiera terminar en julio, según adelantó la académica.