Llevando a la práctica los conocimientos adquiridos en la asignatura de Evaluación y Preparación de Proyectos, 57 alumnos de quinto año de la carrera de Ingeniería Civil Industrial prestaron asesoría a 19 emprendimientos que, actualmente, reciben patrocinio de la Incubadora de Negocios de la UdeC, IncubaUdeC.


Esta asesoría es parte del Programa Vinculación Alumno-Empresa que, desde hace cinco años, llevan a cabo el Departamento de Ingeniería Industrial e IncubaUdeC, en un convenio que apunta a establecer puentes entre estudiantes y emprendimiento en etapas tempranas, a los que los jóvenes orientan a través de análisis de prefactibilidad, estudios de mercado, evaluación económica y financiera.

En el cierre de esta nueva versión, el académico responsable de la asignatura, Dr. Jorge Jiménez, contó que en estos cinco años, el programa ha apoyado más de 80 proyectos, formando más de 250 alumnos que, con estas actividades, han tenido “una aproximación a un contexto mucho más real” de lo que es la profesión en el contacto con los emprendedores.


“Las competencias que tienen nuestros alumnos al quinto año son bastante adecuadas como para poder entregar recomendaciones, en un carácter pre profesional, a todos estos emprendedores, para que puedan sacar con éxito sus proyectos, direccionar bien sus negocios, ver las alternativas (que tienen) o conocer mejor los mercados a los que están apuntando”, agregó.

Por otro lado, señaló que el trabajo está centrado en proyectos tecnológicos, en un amplio espectro de áreas, “que permiten complementar los aspectos teóricos que se abordan en la asignatura, con la parte práctica”.

Para la Directora Ejecutiva de IncubaUdeC, Beatriz Millán, este es un programa que beneficia tanto a alumnos como a emprendedores, donde los jóvenes tienen la oportunidad de aprender haciendo; mientras que los segundos agregan un nuevo insumo a su negocio, en la forma de un estudio de mercado, un plan de negocios o análisis financieros.

“Es un trabajo muy complementario y muy integral, que se asocia a los conocimientos del profesor, más el equipo de la incubadora, para ir mejorando los start up de los emprendedores”, dijo la ejecutiva, a la vez que señaló que se trata de un modelo de trabajo que “se puede aplicar en ramos similares de otras carreras”.

En la ocasión, Javier Barros -líder de Micbiotech, un emprendimiento en bioingeniería- agradeció la ayuda de los jóvenes que participaron en su proyecto y su aporte al desarrollo del negocio. “La información que ellos nos entregaron fue muy relevante, nos sirvió bastante y es importante cómo ellos enfrentaron este desafío, ya que es un área distinta a la que ellos se están formando. Desde el punto de vista de nosotros, quedamos bastante conformes”, comentó.

La alumna Karen González, quien trabajó con un emprendimiento dedicado al desarrollo de sensores para controlar el nivel de llenado de contenedores de basura, aseguró que fue una oportunidad “que nos ha servido bastante en aplicar conocimientos de años anteriores, que es lo que uno siempre espera, en general”.

Por su parte, el estudiante Sebastián Vergara, que fue parte de un proyecto de producción de harina de lombriz para suplementos alimentarios, valoró la experiencia desde el punto de vista académico, pero sobre todo por los aprendizajes y crecimiento personal que recogió en este trabajo. “Este ramo nos dio mucho más de lo que es aprender una materia, nos desarrolló como personas”, afirmó.