*Texto escrito por el profesor Rafael Zapata, académico de Educación Física del Campus Los Ángeles

En los resultados del Simce de Educación Física del 2015 se observó un bajo nivel de la condición física de escolares. Ello nos reporta evidencia muy valiosa sobre la condición física y salud. Uno de los resultados es que la condición física se asocia fuertemente con el coeficiente de Gini, sugiriendo un efecto negativo de desigualdad en la condición física de nuestros niños. Así, los de escasos recursos muestran peor condición física y mayor prevalencia de obesidad.

¿Por qué es tan importante esta medición? La evidencia científica indica que una mala condición física es uno de los factores de riesgo para desarrollar enfermedades crónicas no trasmisibles. La condición física se compone de todas las funciones y estructuras que intervienen en la realización de actividad física: músculo-esquelética, cardio-respiratoria, hemato-circulatoria, endocrino-metabólica y psico-neurológica. Un buen nivel implica una correcta respuesta fisiológica de todas ellas. Por el contrario, tener una baja condición física podría indicar un mal funcionamiento de una o varias funciones, siendo un importante predictor de morbilidad y mortalidad en adultos y determinante del estado de salud en niños y adolescentes.

Dos componentes de la condición física relacionada con la salud, son capacidad cardiorrespiratoria y la fuerza resistencia muscular. La evidencia reporta que una buena capacidad cardiorrespiratoria en infancia y adolescencia, así como buenos niveles de fuerza resistencia muscular, se relacionan con una menor prevalencia de síndrome metabólico, enfermedades osteomusculares y una mejor calidad de vida en la adultez.

Un estudio coordinado por el grupo de investigación Profith de la Universidad de Granada, demostró que el nivel de capacidad cardiorrespiratoria de niños y jóvenes es una excelente herramienta para identificar quiénes tienen un mayor riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular o un infarto de miocardio en el futuro. Se investigó a más de 9000 niños y jóvenes entre 8 y 19 años de 14 países. Ella reveló la gran utilidad de la cuantificación de la capacidad aeróbica y que puede ser evaluada por el profesor de Educación Física del establecimiento educativo.

Frente a este panorama, se sugieren estrategias basadas en intervenciones comunitarias, con programas de prevención cardiovascular en el ámbito de educación y salud pública. Asimismo, incorporar intervenciones basadas en ejercicio físico, que incluyan elementos como frecuencia, intensidad, volumen y consideren la participación de todos los agentes sociales relacionados. También, se sugiere que la población cuente con instalaciones dignas ya que la dignificación de la actividad física, vendrá de la mano con el incremento en el nivel de actividad física y en consecuencia una mejor condición física de todos los chilenos.