Su primer ternero parió, hace dos semanas, la vaca de la raza Angus rojo, Julieta, uno de los cuatro clones desarrollados por el Grupo de Biotecnología Animal de la Facultad de Medicina del Campus Chillán, que recién cumplió los tres años de vida.
El Grupo se hizo ampliamente conocido por haber obtenido en 2008 el primer clon vivo en Chile y América Latina, usando Hand Made Cloning (HMC), una técnica de clonación menos costosa que las convencionales, que consiste en el traspaso del núcleo de una célula de la especie que se quiere clonar en un óvulo enucleado, que se implanta en la hembra receptora. El primer clon, Lola, una vaca Wagyú, sólo vivió unas horas. A ella le siguieron los clones Victoria, de la misma raza, que falleció a los dos meses; Esperanza (que murió poco después del año) y Julieta, ambas de la raza Angus y “hermanas” de la misma línea celular.
Romeo –que nació el 20 de febrero, con 33.5 kilos, tras 281 días de gestación- es resultado de una inseminación artificial y es hijo de un padre escogido por catálogo en la Compañía ABS, un animal de elite dentro de su raza.  “Escogimos entre todos un macho que por su genética diera crías pequeñas al nacer, lo cual facilita el momento del parto, especialmente en vacas primerizas”, comentó la líder del Grupo, Lleretny Rodríguez.
El nacimiento de Romeo marca un nuevo hito en el trabajo que el Grupo viene realizando en torno a la clonación con fines reproductivos.  “Lo más importante es que demostramos que Julieta es una vaca igual que cualquiera otra en su comportamiento, incluso reproductivo”, señaló la investigadora.
También, agregó, prueba que, contrario a lo que muchas personas piensan, el proceso de clonación no genera animales estériles, y que el problema del gran peso que registran los clones al nacer no se manifiesta en sus crías.
“Esto demuestra que un animal clonado que alcance la adultez en buenas condiciones de salud, puede pasar a programas productivos sin ningún inconveniente. Nosotros estábamos seguros de que Julieta se reproduciría y que su ternero sería perfecto, pero necesitábamos demostrar que teníamos razón”, afirmó la doctora Rodríguez.
A juicio de la académica, el nacimiento de Romeo refleja que la clonación es una buena herramienta reproductiva, puesto que permite acceder a material genético superior.  “El poder de la clonación somática radica en el hecho de que las células que dieron lugar a Julieta se tomaron de una vaca adulta hace ocho años, por lo que ya no podría reproducirse y con ella se habría perdido el potencial de su genética. Sin embargo, Julieta tiene solo tres años y conserva exactamente el mismo material genético que le transmitió a Romeo”, señaló.
La doctora Rodríguez contó que Romeo nació en un parto absolutamente normal y que ha sido alimentado por su madre desde sus primeros minutos de vida. “No hemos tenido que intervenir más allá de los monitoreos de rutina para estar seguros de que todo marchara bien”, dijo.
El siguiente paso es demostrar que Romeo es un ternero normal, como cualquiera de las crías generadas a través de la inseminación artificial, que –observó- es una técnica ampliamente utilizada en el país para la reproducción de animales de granja.
“Estamos haciendo un seguimiento minucioso del ternero, las constantes fisiológicas han estado muy bien, ningún examen ha indicado algún problema por el cual deberíamos preocuparnos. Hoy ya se encuentra solo con la madre y nosotros hacemos rondas para asegurarnos que se está alimentando y que ambos estén confortables”, contó.
De seguir un desarrollo normal, Romeo estaría con condiciones de reproducirse en 18 meses. “Definitivamente, Romeo debería ser un animal élite dentro de su raza, tiene toda la genética para serlo, ahora hay que esperar que la biología no nos juegue una mala pasada y se manifieste todo ese potencial”, puntualizó la investigadora.