Cambiando la clásica clase magistral por una jornada de análisis sobre la investigación del poder, que reunió a tres connotados profesionales, la carrera de Periodismo inauguró esta mañana el año académico 2015.
Alejandra Matus, Cristóbal Peña y Víctor Herrera compartieron, con los estudiantes, sus experiencias en investigación periodística, a partir de sus últimos trabajos: los libros Doña Lucía, La secreta vida literaria de Augusto Pinochet y Agustín Edwards Eastman, una biografía desclasificada.
Los profesionales contaron a los presentes las motivaciones que los llevaron a investigar a los protagonistas de sus libros, la forma en que abordaron el rastreo de material para obtener información relevante y las dificultades que afrontaron en el desarrollo de sus trabajos, a la vez que entregaron consejos, a los futuros periodistas, para llevar a cabo este tipo de trabajos.
En su exposición, Alejandra Matus explicó que en el desarrollo del libro "Doña Lucía" –que el año pasado ocupó el primer lugar de ventas en libros de no ficción en el país y que suma ya seis ediciones- uno de los mayores desafíos fue lograr construir una imagen del personaje más allá de los estereotipos, así como abandonar sus propios prejuicios respecto de la viuda del Dictador.
A su juicio, una de los aspectos más relevantes que deben considerar los periodistas a la hora de escribir sobre personajes controvertidos, es no caer en la caricatura o en el ataque.  “Si uno, haciendo este tipo de libros, no tiene la capacidad de meterse en los zapatos de los personajes más siniestros para exponerlos a la sociedad como son, es mejor no hacerlo”, afirmó.
La periodista señaló a los estudiantes que en la investigación periodística se deben dejar “huellas”, es decir mostrar las fuentes consultadas, de modo de que si alguien “sigue mi ruta pueda llegar a las mismas conclusiones”. Por otro lado, agregó,  estas investigaciones deben ser siempre un aporte, en el sentido de “traspasar la frontera de lo conocido sobre un tema”.
Asimismo, recalcó la importancia estudiar y educarse sobre los hechos y los contextos que rodean los temas investigados, sobre todo cuando se trata de hechos históricos.
Por su parte, el periodista Juan Cristóbal Peña, explicó que la génesis de su libro  sobre la biblioteca de Pinochet está en un encuentro casual con un ex profesor suyo, quien le contó que estaba efectuando -a petición de la justicia- un peritaje sobre los libros que tenía Pinochet, lo que lo llevó a sumergirse en dicha temática, gracias a lo cual concluyó, por ejemplo, que el crimen de Carlos Prats por parte de la DINA no sólo obedecía a razones políticas, sino a a la envidia que el dictador sentía por Prats, el mejor alumno de su promoción en la Escuela Militar y en la Academia de Guerra, y un destacado escritor, algo que Pinochet ansiaba quizá más que el poder en sí.
En tanto, Víctor Herrero relató que su libro sobre Agustín Edwards nació del propio interés que él tenía por conocer más acerca del dueño de El Mercurio, lo que lo llevó a investigar a la familia Edwards desde su arribo a Chile hasta hoy, concluyendo que se trata de una dinastía que ha estado siempre presente en la política chilena, en función de una noción portaliana del orden y la estabilidad. Asimismo, Herrero reivindicó la función del periodismo como una necesidad de los sistemas democráticos.
El contrapoder
La jornada fue abierta por el Decano de la Facultad de Ciencias Sociales, Bernardo Castro, quien en su saludo a los asistentes, resaltó el periodismo de investigación como un componente esencial de las democracias, aseverando que “es un contrapoder que permite balancear, equilibrar los poderes públicos y privados, desnudando los abusos de poder, los conflictos de intereses, la violación de derechos humanos, las prebendas y tantos otros males que aún aquejan a nuestra sociedad”, afirmó.
La autoridad señaló que en el área investigativa representa la fase más digna del periodismo, agregando que “una democracia sin periodismo de investigación es ciega, sorda y muda, y la ciudadanía queda huérfana de sus rebeldías y en su lucha contra los poderosos de siempre”. Desde esta perspectiva, aseguró que los periodistas tienen una responsabilidad ética que va más allá que el ejercicio cotidiano de la profesional, al ser llamados a cumplir el rol de “guardianes de la sociedad” y “vigilantes de la democracia".