Con aspecto similar a un papel reciclado, pero hecho a partir de residuos de la industria vitivinícola, es el producto final del proyecto VidPaper financiado por Fondef, que buscaba generar una alternativa de uso a las más de 400 mil toneladas de residuos como orujo, sarmiento y escobajo y que quedan de la producción del apetecido vino nacional.

“Chile produce anualmente 1.300 millones de litros de vino al año, que generan alrededor de 400.000 toneladas de residuos lignocelulósicos que no se aprovechan, se desechan, comenta el Dr. Juan Pedro Elissetche, investigador asociado del CBUdeC. Buscamos dar valor agregado a estos residuos junto a nuestro equipo de investigadores, a través de la obtención de fibras celulósicas para elaborar papeles y cartones, que puedan ser utilizados como embalajes biodegradables para vinos de exportación”, agrega Elissetche.

“Hemos querido cubrir las necesidades del mercado en términos de sustentabilidad, tendencias, reciclaje y requerimientos sanitarios”, menciona la Dra. Carolina Puentes, también investigadora del CBUdeC. Actualmente, un 42% de estos residuos es utilizado como compost, mientras que el resto es almacenado en grandes contenedores”.

Según los creadores de este innovador papel, varios estudios han demostrado que el uso de escobajos y sarmientos presenta varias desventajas frente a la elaboración de compost, uso común que se les da a estos residuos, debido a su mayor composición lignocelulósica, lo que le otorga una naturaleza recalcitrante y siendo de difícil degradación, algo favorable para el objetivo de obtención de fibras.

“Logramos hacer papeles de excelente calidad con los residuos de sarmiento y escobajo que genera la industria vitivinícola local -dice Elissetche-, con enorme potencial para ser utilizado con mezclas de fibras, apuntando a embalajes premium con un bioproducto sustentable.”

El proyecto Fondef ID16I10228 VidPaper: Desarrollo de papeles y cartones utilizando un procesamiento integrado de la biomasa residual vitivinícola, fue ejecutado en conjunto con la Viña Aristos, Viña Clos de Fous y Briancon.

Fernando Mejías