Expertos de Australia, España y Chile participaron en el taller "Incendios en ecosistemas mediterráneos y estrategias de restauración” organizado por la Facultad de Ciencias Forestales de la UdeC, el Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) y la Gerencia de Sostenibilidad y Medioambiente de Cmpc.

La actividad -que replica el encuentro realizado en Santiago- tuvo por propósito conocer las reticencias globales de los incendios en las últimas décadas, así como compartir experiencias y visiones de los tres países sobre estos temas, teniendo en cuenta los eventos registrados recientemente en Chile, poniendo acento en las necesidades de restauración.

“Los incendios del verano fueron muy catastróficos y generaron alarma pública, pero nosotros estamos interesados en restauración ecológica desde antes; la restauración de los ecosistemas no solo está asociada a incendios, también tenemos requerimientos legales, como que las empresas que generan impactos ambientales los reparen y, en una escala más amplia, tenemos compromisos internacionales. Chile firmó el Convenio de Diversidad Biológica y dentro de eso se pide que el 15% de las áreas degradadas sean restauradas”, comentó la académica de Ciencias Forestales, Marcela Bustamante, parte de la organización del taller.

“La restauración está siendo cada vez más importante y ahora la contingencia de los incendios pone en el tapete lo importante que es pensar en cómo recuperar los ecosistemas cuando existe algún tipo de degradación”, señaló la investigadora.

Tanto la prevención de los incendios como la restauración son desafíos que, según el Director del IEB, Juan Armesto, “requieren de las mentes del mundo académico, del mundo privado y organismos del estado, para poder enfrentar y reparar los daños (de estos siniestros) y para tener una aproximación para evitar que ocurran de nuevo”.

El experto señaló que es probable que, aunque sin la magnitud del último verano, los incendios se conviertan en eventos permanentes en nuestro país, considerando que éstos “han aumentado entre un 200 y un 300% en Chile Central en los últimos 10 años; de manera que es un hecho y las proyecciones del clima nos indican que esto no va a cambiar”.

En esa perspectiva, “vamos a necesitar estar en alerta permanente”, dijo, poniendo de relieve que el combate del fuego es costoso y difícil, lo mismo que la restauración, un tema que- en su opinión- es más complejo, porque se trata de acciones de largo plazo, que requieren de la intervención de muchas disciplinas y muchos organismos.

La complejidad también radica en que, tanto para hacer frente a los siniestros y reparar sus impactos, no existe una única solución, como sostuvo el académico de la Universidad de Barcelona, Carlos García, para quien es fundamental entender los mecanismos de los ecosistemas. “Si alguien, hablando de bosques, de gestión ambiental una receta universal, nunca la compres”, dijo.

El también docente de la Universidad de Barcelona, Ramón Vallejo, quien presentó experiencias de restauración en el sur de Europa, aseveró que las intervenciones de recuperación “pasan primero por analizar y entender los impactos del fuego” que, como señaló, “es una perturbación muy drástica, que cambia mucho y muy rápido el estado de los ecosistemas”. De este modo, explicó que hay impactos que se deben abordar inmediatamente, mientras que otras medidas pueden adoptarse en el largo plazo.

Para el investigador de la Agencia Nacional para la Ciencias de Australia (Sciro), Andrew Sullivan, el principal desafío, cuando se habla de estos mega eventos, es “lo que debemos hacer antes para reducir la probabilidad o el potencial de que ocurran”, es decir la prevención, y esto es particularmente importante en un país “que siempre ha tenido grandes incendios (naturales)”.

El Dr. Sullivan explicó que en su país existe un plan gubernamental para el combate de los incendios que es ejecutado a nivel de estados y que comprende la gestión de los recursos y de los factores que pueden generar los siniestros. Asimismo, señaló que en los últimos quince años, este plan ha ido entregando mayor responsabilidad a los propietarios en el manejo de los riegos y recursos ante eventuales incendios.