Luego de un proceso de más de dos años de trabajo, la Facultad de Educación de la Universidad de Concepción puso en marcha un nuevo doctorado, que apunta a la formación de especialistas para generar y transferir conocimiento en ciencias de la educación y aportar de manera efectiva a su estudio y comprensión.

El nuevo programa, el quinto en el área en el país,fue inaugurado formalmente en una ceremonia que contó con la asistencia de los vicerrectores de Investigación y Desarrollo, Dr. Carlos González, y de Relaciones Institucionales y Vinculación con el Medio, Dr. Jorge Rojas; la subdirectora de Postgrado, Dra. Darcy Ríos, autoridades y docentes de la facultad.

“En el país hay mucho de escribir y decir sobre educación, pero no desde una mirada o una opinión superficial, no sólo desde la voluntad, sino que desde la investigación, de lo que dicen los expertos”, expresó el Decano de Educación, Dr. Oscar Nail, para resaltar el momento particular que vive el sector en Chile y el aporte que los especialistas pueden hacer a este proceso.

“Somos nosotros, con nuestros académicos e investigadores los que podemos mejorar la educación chilena. Esa es nuestra misión”, afirmó el académico.
El Doctorado en Educación inició sus actividades este año con cinco estudiantes y doce académicos acreditados, y con el desafío de lograr la acreditación, proceso que comenzó a la par de la implementación del programa que conduce el académico Pedro Salcedo.

En la oportunidad, el Vicerrector de Investigación y Desarrollo, Dr. Carlos González, resaltó la visión estratégica que tuvo la facultad al diseñar el nuevo doctorado, así como su objetivo de aportar a la investigación de excelencia.

“La educación vive un momento de profundo cambio, donde cada vez es necesario el aporte de profesionales preparados intelectualmente, acorde a las demandas de la modernidad, idóneos, capaces de entregar soluciones y respuestas efectivas a los complejos y variados problemas que se presentan diariamente”, señaló.

Representando a sus compañeros, la estudiante del doctorado y académica de la Facultad de Educación, Susana Poblete, expresó que su motivación para integrarse al postgrado fue su convencimiento de que “la única manera de mejorar la docencia era a través de la construcción permanente del conocimiento” y de que “eso se logra realizando investigación”, a su vez señaló, que eligió a la UdeC por su trayectoria y la productividad de sus investigadores.

La dimensión estética

La conferencia inaugural del doctorado estuvo a cargo del catedrático de la Universidad Pedro de Olavide (España), Dr. Juan Daniel Ramírez, en la que hizo una enfática defensa de la apertura de más espacios a la estética en la formación de estudiantes.

Su ponencia se centró en una reflexión sobre la trascendencia de la Teoría Histórica Cultural que, como explicó, por primera vez relevó el papel de las dimensiones social y cultural como factores dinamizadores del desarrollo humano. “Dentro de esta teoría hay un campo poco explorado, que es el de la estética, a la que hemos abandonado. La formación en artística, en música y otras han quedado marginadas del sistema educativo y del progreso, social por así decirlo, porque la razón formal teórica ha dominado sistemáticamente el campo de la acción y el de la educación”, señaló el Dr. Ramírez.

A juicio del académico, hoy se ha puesto mucha potencia en el desarrollo de “un pensamiento extraordinariamente abstracto, analítico y nos ha venido muy bien y lo seguimos usando (…)”, dejando de lado “una dimensión del conocimiento, simbólica y narrativa (la estética), que se complementa perfectamente bien con el conocimiento científico , al que continuamente rendimos trabajo, dedicación y tributo”.

Para el académico, “la percepción y la experiencia estética debe formar parte de los individuos y se debe modelar en el proceso de aprendizaje, en el proceso educativo”, porque su ausencia, “en casos extremos provocará una especie de desafección de la sociedad a los compromisos que debe tener con ella misma, a la responsabilidad ciudadana, al rendimiento de cuentas, al gusto por el buen vivir”.

No se trata, dijo, “de que tengamos que formar artistas en cada alumno; estamos hablando de adquirir una sensibilidad, que es un modo de potenciar muchas dimensiones del desarrollo que están asociadas a ella”. En su opinión, una sensibilidad educada “es la que después puede empatizar con los grandes problemas de la humanidad, con el conflicto humano, con la dimensión dramatúrgica de la vida”.